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España en vilo: posible declaración de independencia de Cataluña

Por Télam

«Llevo días sin dormir», afirma Juan López de Letona, de 64 años, mientras acomoda los periódicos en su puesto de diarios en la Gran Vía de Las Cortes Catalanas, a pocas cuadras del Parlamento de Cataluña, donde el presidente catalán, Carles Puigdemont, podría declarar hoy la independencia de la norteña región de España.

Con los nervios a flor de piel, Juan asegura a Télam que lo que quiere es que «vuelva la calma» porque «se llegó a una situación en la que la gente está dividida como nunca antes».

«Fin del Trayecto», «Todo a punto», «Clamor por frenar la DUI» (Declaración Unilateral de Independencia), son algunos de los titulares que se pueden leer en la tapa de la prensa local, el día clave para la historia de Cataluña, España y Europa.

«Me gustaría que el gobierno español actuara de una vez, y que si Puigdemont tiene que ir a la cárcel, que vaya, porque no puede ser que hagan lo que quieran», subraya.

El presidente catalán comparecerá en el Parlamento regional esta tarde a las 18 hora local (13 de Argentina) para develar los pasos a seguir en su plan de secesión, tras el referéndum del 1 de octubre, que se celebró bajo prohibición y que el gobierno español intentó frenar por medio de una inusual violencia, repudiada por la gran mayoría de la sociedad catalana.

Mientras existe una gran incertidumbre acerca de lo que sucederá, circulan mensajes alarmantes por las redes sociales y WhatsApp, que advierten de que los independentistas están preparados para defenderse, incluso con violencia urbana, ante una respuesta represiva del Estado español una vez que Puigdemont declare la independencia.

El sindicato independentista de estudiantes lanzó una convocatoria para «hacer historia», y planea concentrase a partir de las 14 hora local (9 de Argentina) en el Arco de Triunfo de Barcelona, en las inmediaciones del parlamento catalán, que está blindado con un operativo de seguridad a cargo de la policía catalana.

Los planes de secesión, sin embargo, van en contra de la legalidad española, lo que generan rechazo entre muchos ciudadanos que esperan, como Juan, que el Estado haga algo para impedir la ruptura con España y entre catalanes.

En las calles de Barcelona se respira una tensa calma. La gran mayoría de los catalanes realizan sus actividades de forma habitual, mientras los independentistas se preparan para movilizarse en «defensa» del referéndum, y la eventual declaración de independencia que se deriva de los resultados.

El 90% de los 2,2 millones de catalanes que votaron lo hicieron a favor de independizarse de España, pero votó sólo el 43% del electorado.

Luis Gonzalo es propietario de una juguetería situada en la calle Sant Joan, a tres calles del Parlamento catalán, donde se concentrarán los independentistas.

«Siento una mezcla de tristeza, miedo y preocupación», dice a Télam este hombre, que lamenta que Cataluña esté viviendo una fractura social sin precedentes.

«No soy independentista, pero estoy en contra de todo lo que está haciendo el Partido Popular (PP)», del presidente Mariano Rajoy, quien «parece que quisiera que nos independizáramos», añade Luis. Su esposa, Clara Torres, cree que la actitud del gobierno catalán y español llevará a un escenario de «violencia».

«Espero que se vuelva a la sensatez, porque no podemos vivir en esta incertidumbre, en esta inestabilidad. Las empresas se están yendo de Cataluña, tenemos una hipoteca, una hija a la que le tenemos que pagar una educación, y un negocio, y queremos tranquilidad», remarca.

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