Search

España, Guinea Ecuatorial y China: Andrés Marinangeli y una vida junto al fútbol

Ex jugador de Renato y Central, entre otros equipos de la ciudad, este ex arquero nacido en Pérez hace 39 años se encuentra trabajando como asistente técnico y entrenador de arqueros en el exterior desde hace más de una década. Y ahora sueña con probarse en Argentina

La palabra “trotamundos” calza justito para definir la vida de Andrés Marinangeli, una de esas personas que deciden vivir de y por el fútbol. Esa pasión lo llevó a armar el bolso hace unos diez años y cruzar el océano para ir a probar fortuna a Europa, siempre en pos de ese sueño de seguir vinculado a la pelota, como ya hacía desde que la pudo patear por primera vez y se recorrió la provincia de Santa Fe jugando. Ni siquiera un destino tan exótico como Guinea Ecuatorial, uno de los países más pequeño de África, lo frenó en esa búsqueda constante de conocimiento y perfección. Si hay fútbol, este leproso nacido en Pérez hace 39 años acepta el desafío con gusto.

“Jugué varios años en Renato Cesarini, también en Central y después me fui a La Serena de Chile pero me volví enseguida para jugar en Banco Nación, donde lo conocí al Toto Piva y al poco tiempo me llevó a Totoras Juniors. Estuve tres años ahí y logramos salir campeón. También jugué en Godeken y en Olimpia de Rosario”, resume en un audio de poco más de un minuto desde Madrid, su lugar en el mundo los últimos años como parte del cuerpo técnico de Las Rozas, equipo que participa en la tercera división del fútbol español.

Andrés trabajó en los seleccionados de Guinea Ecuatorial por cinco años

 

“Siempre supe que quería dirigir. Por eso me vine a España a capacitarme. Y en mi segundo año lo conocí a Esteban Becker, que era profesor mío. En 2012 le sale la chance de ir a Guinea Ecuatorial para dirigir la selección femenina y decidió sumarme a su cuerpo técnico”, rememora Marinangeli, quien junto al ex jugador de Independiente y Quilmes, consiguió la Copa de África y al poco tiempo el manejo total del fútbol femenino. Pero aún faltaba lo mejor.

“A fines de 2014 nos pusieron a cargo de todo el fútbol masculino y al año siguiente justo se jugaba la Copa de África en Guinea. Perdimos en semifinales con Ghaha…”, recuerda Andrés con un dejo de amargura en la voz. Y completa: “Fueron años de muchísimo aprendizaje. A mí me tocó dirigir el Sub 20 y siempre estaba de ayudante en la mayor. En las Eliminatorias para Rusia 2018, quedamos afuera en semifinales ante Marruecos para clasificar a la ronda final de clasificación. Ganamos 1-0 de local pero perdimos 2-0 de visitante”.

La aventura africana se terminó a mediados de 2017 tras cinco años y una dolorosa derrota ante la poderosa de Senegal de Sadio Mané y Kalidou Koulibaly, el mismo que el último sábado lo atendió lindo a Messi en el Camp Nou jugando los octavos de final de la Champions con la camiseta de Napoli. ¿Hora de volver a España? Ni ahí.

“Un amigo que estaba trabajando en China me puso en contacto con la gente del Guangzhou Evergrande y luego de no pocas entrevistas con los directivos, me hice cargo de unas cuantas categorías juveniles”, relató este admirador de Marcelo Bielsa, a quien pudo visitar cuando el Loco dirigía el Athletic de Bilbao unos años antes (ver aparte). Pera esa es otra historia: en marzo de 2018 Andrés llegaba a la ciudad de Cantón, en el sur del gigante asiático, una de las zonas más pobladas de la tierra, para asumir la conducción de las inferiores del club.

Con el seleccionado femenino de Guinea Ecuatorial ganó la Copa de África

 

“Al tiempo se me presentó la oportunidad de incorporarme al cuerpo técnico de Las Rozas, de la tercera división. Me sumaron como entrenador de arqueros y al poco tiempo también pasé a ser analista y asistente del entrenador”, completó Marinangeli, quien al igual que gran parte del mundo, tuvo que dejar de trabajar por la irrupción del coronavirus. Pero en las principales categorías del Viejo Continente la pelota volvió a rodar hace rato y ahora este ex arquero se muere de ganas de volver a trabajar de lo que tanta pasión le genera y por lo cual decidió apostar todo hace una década atrás, cuando dejó familiares y amigos en Argentina en busca de la superación personal.

“Hace poco tuve la suerte de hacer el curso de UEFA Pro para entrenadores. Pep Guardiola, Mourinho o Zindane eran algunos de los disertadores. Hay veces que no lo puedo creer cuando recuerdo que compartí clases con técnicos de la talla del Cholo Simeone o Mauricio Pochettino, por nombrarte alguno de los grosos que tenía todos los días a mi alrededor”, asegura Andrés, quien con semejante diploma en su CV, ahora se anima a soñar con tener una chance en nuestro país. Experiencia y entusiasmo le sobran.

El día que conoció a Bielsa y el insólito cuestionario al que fue sometido

Con más de 10 años en el exterior y otros tantos como jugador en nuestro país, Andrés tiene un sinfín de anécdotas para contar. Y si bien la inesperada aparición de Guillermo Coppola en un hotel de Madrid podría ocupar el puesto número 1, su experiencia junto a Marcelo Bielsa fue sin dudas insólita.

Corría el año 2012 y por entonces el rosarino dirigía Athletic de Bilbao, ciudad hasta la que se llegó Marinangeli para cumplir el sueño de tantos leprosos: sacarse una foto junto al Loco. “Primero charlé un rato con Claudio Vivas y al ratito le llevó donde estaba Marcelo. Era una habitación pequeña y él estaba sentado en un banquito tomando mates y leyendo algo”, rememora.

¿Y seguro arrancó una larga charla de fútbol? Nada de eso. “Resulta que Vivas cuando me presentó le dijo que yo era de Pérez. ¡Y no va que justo su hija estaba saliendo con un muchacho de Pérez! Me hizo mil preguntas sobre el pibe y la familia”, cuenta Andrés a carcajadas, ya que después se quedaron charlando bastante sobre otros temas más futboleros.

¿Y Coppola? “Es un personaje tremendo. Estábamos la noche previa a un amistoso con la selección de Guinea y de golpe nos vienen a tocar la puerta de la habitación para decirnos que nos querían ver. Bajamos y ahí estaba: nos invitó a tomar algo y nos quedamos hablando un rato largo. Ni bien se enteró que había argentinos en el hotel, se vino derecho a saludarnos».

 

 

10