España levantó esta medianoche el estado de alarma por coronavirus vigente desde octubre pasado, permitiendo a sus habitantes estar en la calle en horarios nocturnos y salir de sus regiones para reencontrarse con allegados tras meses de importantes restricciones.
En muchas regiones también supuso la caída del toque de queda imperante durante meses en un país con una agitada vida nocturna y horarios tardíos, con cenas que comienzan pasadas las 22 y se alargan a menudo hasta la madrugada.
Gritos, aplausos, música e incluso algún petardo estallaron en Barcelona cuando los relojes marcaron medianoche y cientos de jóvenes salieron de sus casas en dirección a la playa, donde se improvisó una fiesta sin demasiadas precauciones frente al Covid.
En medio de celebraciones en las calles de Madrid, la capital, una mujer dijo que planeaba viajar a Galicia el próximo fin de semana.
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«Estaba hasta los cojones de no poder salir de Madrid, me he sentido frustrada, atada, sin libertad», dijo esta diseñadora de joyas, de 46 años, a la agencia de noticias AFP.
Tras la explosión de casos que experimentó España después de las fiestas de Navidad, las autoridades mantuvieron los cierres de regiones para la Semana Santa, fiesta familiar fundamental en España.
En cambio, el país siguió estando abierto a los turistas extranjeros, algo que generó un fuerte malestar en muchos españoles privados de viajar entre regiones.
El fin del estado de alarma no significa, sin embargo, el fin de las restricciones en uno de los países más golpeados de Europa por el virus, con casi 79.000 fallecidos y 3,5 millones de contagios.
Y para las 17 regiones del país, competentes en la gestión de la crisis sanitaria, su conclusión supone un verdadero dolor de cabeza.
Desde octubre, habían podido imponer toques de queda y bloquear la entrada y salida de su territorio sin autorización judicial, gracias a la limitación de las libertades fundamentales permitidas por este régimen de excepción.
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Ahora pueden acotar horarios y aforo de comercios, bares o restaurantes, pero para restablecer un toque de queda o el cierre de su territorio necesitarán el aval de los tribunales.
Por ejemplo, las regiones de islas Baleares y Valencia consiguieron luz verde de la justicia para mantener el toque de queda, pero el País Vasco, con una incidencia del virus mucho mayor, no.
Esta disparidad de criterios ya se produjo a comienzos de otoño, creando confusión y empujando al gobierno del presidente socialista Pedro Sánchez a decretar el estado de alarma.
En las últimas semanas, varias regiones pidieron una prórroga de este instrumento legal al Ejecutivo, que para hacerlo hubiera requerido del difícil apoyo del Congreso, donde está en minoría.
Pero el Gobierno de Sánchez lo rechazó alegando que no se podía prolongar indefinidamente un régimen de excepción y destacando la mejora de la situación sanitaria y el avance del programa de vacunación.
Hay que evitar tener «una falsa percepción (…) Esto no significa el fin de las medidas de control» de la epidemia, insistió la semana pasada el jefe epidemiólogo del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón.