El rescate del niño de dos años que cayó en un pozo en la localidad malagueña de Totalán, afronta hoy una jornada clave, con la brigada de mineros que bajará a buscar al menor ya desplegada y haciendo las últimas comprobaciones antes de ingresar en el túnel.
Finalizados este mediodía los trabajos de acondicionamiento de la plataforma que se utilizará para acceder al pozo vertical, el equipo de rescatistas realiza a estas horas pruebas técnicas, como la comprobación del funcionamiento de la cápsula que utilizarán para el descenso.
También quieren verificar con un geolocalizador que la ventana abierta en el túnel vertical esté «alineada» con el pozo en el que se encuentra Julen, según explica el Diario Sur.
Cuando se cumplen 11 días desde que el niño cayó en el pozo de más de 100 metros de profundidad y unos 25 centímetros de diámetro, la brigada de rescate, formada por 8 mineros, 10 guardias civiles y 8 bomberos, está a punto para introducirse en el túnel que los llevará hasta Julen con la misión de volver con él a la superficie.
Aunque todavía quedan muchas horas de trabajo por delante, que pueden ralentizar una vez más el operativo, puesto que los mineros deberán excavar de forma manual y se pueden encontrar con nuevos contratiempos, como toparse con roca dura, lo que obligaría a intervenir con micro voladuras.
«El rescate es una labor típica minera del siglo pasado: hay que abrir un hueco y a medida que lo hagan irán posteando (asegurando techo y paredes). Una labor artesanal de siempre», explicó hoy Santiago Suárez, ex jefe de la Brigada de Salvamento Minero de Hunosa, en declaraciones a radio Cadena Ser.
Una vez que bajen al final del túnel vertical, los mineros abrirán un hueco con un martillo neumático que irán «posteando» de forma artesanal.
«Cuando empiecen a actuar, no pararán y se irán turnando de dos en dos cada 40 minutos para mantener el frente siempre abierto», aseguró el experto, quien indicó que «el tiempo lo marcará la dureza del terreno», sin querer aventurar cuantos horas de trabajo quedan aún por delante, aunque inicialmente se estimaron unas 24 horas.
«Estamos ante un rescate muy atípico, porque apenas se disponen de datos y hay que ir solucionando las cosas sobre la marcha», indicó el ex jefe del grupo de expertos que intentará llevar a Julen con sus padres.
El niño, que cayó en el pozo el 13 de enero último mientras jugaba, se encontraría debajo de un «tapón de tierra» detectado a 71 metros de profundidad por las cámaras introducidas en el agujero cuando comenzaron las labores de rescate.
Se desconoce su estado de salud y la única esperanza de hallarlo con vida es que se haya formado una «bolsa de aire» debajo del tapón, algo que no fue confirmado en ningún momento.