Un día como hoy, pero hace 31 años, Newell’s se coronaba campeón del torneo 1987/88 del fútbol argentino tras golear a Independiente por 6 a 1 en el Parque de la Independencia. Con ese triunfo la Lepra le sacaba una ventaja inalcanzable a sus escoltas faltando dos fechas para el final. Un año antes, Newell’s quedó en la puerta de la consagración al terminar segundo a un punto de Central.
Esa tarde de sol fue pura algarabía para el hincha rojinegro. Frente al Rojo, Newell’s fue la síntesis de lo que había sido a lo largo del certamen. Un equipo que jugaba lindo y que no tenía piedad con sus rivales, mucho más ante su gente. “De local, equipo que venía le metíamos tres o cuatro goles, era un equipo bárbaro” contó alguna vez Jorge Theiler, pilar de la defensa campeona.
El gran arquitecto de ese equipo fue José Piojo Yudica. Un entrenador sabio, que le gustaba jugar bien. Y encontró en ese Newell’s las herramientas ideales para plasmar su idea. El once salía de memoria, como la mayoría de los elencos en los 80. Pocos jugadores cambiaban de clubes y muchos menos en el medio del campeonato. El entrenador sólo utilizó 16 jugadores a lo largo del torneo, todos formados en las divisiones inferiores. Norberto Scoponi era el arquero; la línea de cuatro la conformaban Fabián Basualdo, Jorge Theiler, Jorge Pautasso y un jovencísimo Néstor Sensini. En el medio el que corría a todos era Juan Manuel Llop para que Gerardo Martino y Juan José Rossi sirvieran de usina generadora de fútbol. Como cuarto volante jugaba el enorme Roque Raúl Alfaro, un jugador completísimo para la época. Y arriba el Galgo Gustavo Dezzotti y el Negro Sergio Almirón, que había retornado al club tras su paso por el fútbol francés. También alternaban Abel Balbo en la delantera, quien hacía sus primeros pasos en primera división, y el implacable Víctor Ramos. Miguel Ángel Fullana, Arnaldo Sialle y Ariel Cozzoni completaban el plantel.
“No recuerdo otro equipo que juegue como ése, más allá de que cambiaron los tiempos, teníamos una idea muy clara”, expresó Juan Manuel Llop sobre ese plantel que integró.
Y el Chocho le dio mucho mérito a la conducción del Piojo Yudica: “José nos fue llevando de a poco, partido a partido, no nos daba tiempo para ponernos a pensar en otra cosa que no sea ganar”.
Y vaya que logró el objetivo. Newell’s sumó 55 unidades, sacándole seis puntos de diferencia (en aquella época el ganador obtenía dos puntos) a su escolta San Lorenzo, que reunió 49 unidades, seguido por Racing, que obtuvo 48. La campaña tuvo momentos de alto nivel futbolístico, como por ejemplo las goleadas ante Vélez y Boca, ambas en condición de visitante por 5 a 1.
Ese campeonato le permitió a Condorito Ramos posicionarse como el máximo goleador de Newell’s.
“Para mí salir campeón fue un halago porque además me convertí en el máximo goleador de Newell’s en toda la historia, así que fue por partida doble”, confesó el ex delantero leproso que apenas anotó tres goles.
El título obtenido resultó ser el triunfo de un estilo de juego, de una identidad propia. Para los hinchas leprosos que pudieron disfrutar de ese equipo quedará grabado en la memoria lo bien que jugaba. La simpleza que tenía para ser protagonista en cualquier cancha.
Y con el condimento que todos eran de la cantera, no había ningún foráneo. Un verdadero símbolo y ejemplo a nivel mundial.