Teñido por la tragedia de dos muertes confirmadas y una larga lista de heridos, algunos de gravedad, el Indio Solari ofreció el sábado por la noche en la ciudad bonaerense de Olavarría su esperado show, el primero del año, que desde el comienzo se vio marcado por situaciones que, poco a poco, llevaron al descontrol.
Con el fantasma del Parkinson, la enfermedad que aqueja al músico desde hace algún tiempo, y la posibilidad palpable de que el del sábado haya sido su último show, el ex Redonditos de Ricota, junto a su banda actual, Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, se presentó en el predio rural La Colmena, donde apenas interpretó 19 temas, quizás buscando borrar el mal trago de hace veinte años cuando a poco de concretarse su presentación debió suspender, por cuestiones de seguridad, dos shows en un gimnasio de esa misma ciudad de la provincia de Buenos Aires, de no más de 100 mil habitantes.
El show del Indio arrancó el sábado poco después de las 21.30 con el cantante vestido de camisa y pantalón de jeans celeste, además de sus clásicos anteojos oscuros. De movida, cuando apenas habían pasado unos veinte minutos del arranque y se escuchaban las últimas notas de “Ropa sucia”, el show fue interrumpido por la presencia de personas complicadas frente al escenario, un hecho que se repitió en tres oportunidades dados los sucesivos desmayos de quienes ostentaban ser parte del llamado “pogo más grande del mundo”.
Más allá del descontrol, el show se replicó en quince torres de sonido que cubrían la capacidad auditiva de casi 300 mil personas, cifra muy superior a la esperada, y una serie de pantallas de grandes dimensiones. “Hay gente tirada en el suelo. Si siguen empujando así no vamos a terminar el show”, dijo Solari poco después, en el contexto de una velada que, distinta a otras, dejó largos baches entre tema y tema, y restó una decena a su lista habitual que ronda las treinta canciones.
Cuando faltaban 20 minutos para las 23, y tras otra interrupción buscando mejorar la situación que había llevado al descontrol, la banda volvió a escena con sus instrumentos. Entonces, el Indio anunció que regresaban con la parte final del show, y dio pie a “Héroes del whisky”, clásico de los Redondos de finales de los años 80.
Más allá de que un amplio sector de los presentes (sobre todo los que ocupaban el última parte del predio) no supo de la tragedia hasta poco después de terminado el megaconcierto, sobre la medianoche, los cuerpos de las dos víctimas fatales y varios heridos ya estaban en el hospital.
A lo largo de la complicada velada se escucharon también “Barbazul vs. el amor letal”, tema elegido para abrir la noche, al que siquieron “Etiqueta negra”, “Babas del Diablo”, “A los pájaros que cantan sobre las selvas de internet”, “Había una vez…”, “A la luz de la luna”, “Pedía siempre temas en la radio…”, “Las increíbles andanzas del Capitán Buscapina en Cybersiberia”, “Esa estrella era mi lujo, “Todo preso es político”, “Flight 956”, “Todos a los botes!”, “Te estás quedando sin balas de plata…”, “To Beef or Not to Beef”, “El charro chino”, “Nuestro amo juega al esclavo” y el gran cierre con “Ji Ji Ji”, clásico de clásicos de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.
Un rato antes de ese final, las crónicas indican que Solari y sus muchachos volvieron a dejar los instrumentos, pero pasada la medianoche arrancaron una vez más, la última. De allí en más, pasó otra hora y un puñado de canciones pero, de alguna manera, se sentía en la marea humana la distancia de la banda frente al público. De hecho, ni siquiera la esperada “Ji Ji Ji”, elegida para el cierre, la canción del referido “pogo más grande del mundo”, pudo recomponer el espíritu de un show plagado de complicaciones y en el que el Indio dejó el escenario sin siquiera saludar a una multitud que lo aclamaba.
Hace dos décadas
En 1997, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, la histórica banda liderada por el Indio Solari y Skay Beilinson, intentó realizar dos shows en la ciudad de Olavarría, pero el intendente de entonces los prohibió a último momento alegando antecedentes violentos y falta de infraestructura para semejante movida en la ciudad, lo que generó una histórica conferencia de prensa que se reveló como uno de los pocos encuentros que aquella mítica banda tuvo con los periodistas. De hecho, el recital de este último sábado, tenía para Solari un tinte reivindicatorio tras aquella frustración. Fue en agosto de 1997, y ya con la banda liderada por el Indio Solari y Skay alejada de los escenarios de la Ciudad de Buenos Aires, que la misa ricotera había sido planeada para dos noches en el imponente gimnasio del Club Estudiantes de Olavarría, con capacidad para siete mil personas. Pero el entonces intendente, el radical Helios Esseverri, prohibió por decreto los shows, y fundamentó su decisión “en los antecedentes ciertos de violencia y desorden de las presentaciones” de los Redondos en otras ciudades.