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“Espina dorsal”: mujeres al borde del camino que descomponen y reconstruyen un mapa con los restos de un cuerpo  

Vilma Echeverría, a partir de dramaturgia propia, dirige a Hilda Besso, Claudia Giordana y Paula Fernández Besso, en un espectáculo que se conocerá este jueves en La Orilla Infinita y que en este presente complejo y negacionista se vuelve un eco de los reclamos del feminismo

Miguel Passarini

Los mundos que habitan en el imaginario de la actriz, dramaturga, directora y docente Vilma Echeverría están vinculados con las historias de esas mujeres que transitan por los bordes, por las orillas del paisaje, esas que tantas veces vio de cerca en su Arequito natal. Y no por un lugar o cuestión geográfica sino por las historias que se tejen alrededor de esos otros imaginarios que, como el de ella, están ligados a lo oculto e inexplicable que despliegan en su poética y en sus marcas los cuerpos y las historias de muchas otras mujeres corridas de la primera mirada.

Tras su vasto, bello e imbricado recorrido con Los cielos de la diabla, espectáculo aún vigente y de una profundidad y búsqueda de sentido infrecuentes, este jueves en La Orilla Infinita, Echeverría, nuevamente al frente de Teatro Tapera, dará a conocer Espina dorsal, tercera parte de una trilogía que también integra el fundacional Tapera, monólogos del propio allá, una propuesta que la tiene como dramaturga y directora al frente de un elenco integrado por Hilda Besso, Claudia Giordana y Paula Fernández Besso, en gran parte gestado en el Circuito Interbarrial de Teatro en la zona sur de la ciudad y del que Vilma fue docente.

La propuesta cuenta con asistencia y montaje de Ivana López, luces de Ciro Covacevich, fotografía y diseño de Zarina Romagnoli, asesoramiento escenográfico de Piero Arsanto, objetos escénicos de Agustín Pagliuca, Fernando Martín y Mirna Mejak, y colaboración en diseño y banda sonora de Ignacio Maldovan, con asistencia en producción y administración de Clara Covecevich.

En el pajonal pampeano

“Varadas en una curva de alguna ruta del pajonal pampeano, tres mujeres se buscan y derivan entre memorias, sueños y pesadillas. Un monólogo a tres voces. Un cuadro desnudo. Una naturaleza muerta”, dice el bello texto de presentación de esta obra.

Y profundiza: “Espina dorsal es la escritura de un devenir descarnado en el cuerpo de tres mujeres que son una. Aborda la infancia, el maternaje, la vejez, la violencia y la muerte. Y en el mismo sentido, es un contrapunto físico, textual y espacial de tres actrices: Claudia Giordana, Hilda Besso, Paula Fernández Besso y una actriz directora, Vilma Echeverría, interesada en la poesía y en la escritura”.

“Este estreno es el trabajo de dos años de búsqueda; en principio fue casi un año en el que buscamos las voces y de entrada salió una ruta y un viaje de una madre y una hija y así aparecieron los cuerpos: el de Hilda que es una actriz con sus años, Claudia con quien somos contemporáneas; las tres somos oriundas de otros lugares por fuera de las grandes ciudades y eso es algo que a mí siempre me interesa, porque me interesa el paisaje, no como algo que viene a ilustrar la vida del «Santa Fe nuestro», sino todo lo contrario; una idea del paisaje como una escritura, como una ausencia, como un modo de atravesarlo. Y en los últimos meses se sumó Paula, que es actriz y bailarina y que llegó para romper con esa paridad y con un recorrido que terminó de cerrar lo que estábamos buscando”, contó la directora.

Y reflexionó: “También es el paisaje como un cuerpo. Como dice el filósofo francés Jean Luc Nancy  (en sus 58 Indicios sobre el cuerpo), «el cuerpo como una certidumbre confundida». De eso se trata: son estos cuerpos atravesando este horizonte nuestro, este pajonal pampeano como me gusta llamarlo. Yo pienso la actuación y la creación siempre como un cuerpo de mujer que así se autopercibe, por eso hablo de la «mujeridad» del «mujeraje», no por algo solamente biológico, es otra cosa; es ese lugar de dónde venimos, el lugar al que vamos y también donde nos perdemos”.

La dramaturgia de este espectáculo se pone en juego a partir de imágenes, voces recuperadas, memorias personales y también a partir de algunos textos poéticos propios de la directora. “Con todas estas textualidades se fue entramando un conjunto de cuadros y escenas, con formas rotas, cuerpos a la intemperie, restos en un mapa resquebrajado, replegado en el horizonte de lo campal: piel, tierra, aire, fuego, tela, vestido, mantel, sábana, mortaja”, planteó.

Y respecto de esta idea o concepto de mujeres que habitan en el borde de un mundo que en cierto modo las empuja, Echeverría analizó: “Somos muchas las mujeres que estamos en ese lugar, en ese borde, mujeres que estamos siempre «bordeando» casi sin saber bien cuál es nuestro lugar en la continuidad y en la evolución de nuestro trabajo y de nuestra creación. Entonces, lo que nos proponemos hacer con lo que hacemos y lo que nos pasa cuando escribimos acerca de eso que nos pasa es lo que aparece cuando trabajamos. Yo siempre me voy para ese lado: siempre estamos pensando en la posibilidad de vivir pero también de morir, porque nos pueden matar. Todos los días hay mujeres que mueren, muchas de ellas porque son asesinadas, entonces ya eso viene con nosotras. De hecho, están en nosotras los modos de morir de las mujeres y las disidencias, pienso todo el tiempo en eso, como también pienso cómo se une la infancia con la vejez, cómo se unen esas dos puntas y ahí aparece a veces lo innombrable, pero también el juego, el desparpajo. Todo eso está en nosotras, incluso ni siquiera hay que actuarlo, está como una marca en nuestros cuerpos”.

Buscar y encontrar

“Yo dirijo desde las imágenes y desde las voces, voy desde ahí. No tengo una técnica precisa respecto de eso, me refiero a la actuación y a una posible historia aristotélica para contar. Esta obra se gestó así: son cuerpos errantes y perdidos en la búsqueda de una comunidad perdida que en este caso también es la búsqueda de una obra. Creo que nos perdemos para encontrarnos; por eso hacemos lo que hacemos, tenemos la convicción de seguir haciendo teatro a pesar de todo porque este es un año donde realmente nos quedamos a oscuras, donde todos los discursos se volvieron de espaldas a nosotros: al arte, a los creadores, a los laburantes, a la gente que piensa la patria y que piensa el pueblo”, destacó.

Y en el mismo sentido, sumó: “Estamos en un momento terrible porque este gobierno vino por todo. Es notable cómo retrocedimos; pareciera que nadie quiere hablar de la militancia feminista, de los derechos de las mujeres, se volvió mala palabra. Este gobierno habilitó a que del otro lado ahora todos se animen a decir lo que no decían. Por eso yo necesito hablar de estos temas una y otra vez y no especulo, lo hago como me sale, es mi poética, y cada poética tiene su modo y por lo mismo se hace cargo de algunas cosas y se pierden otras; estamos ahí, en esa búsqueda que se irá macerando con el espacio y con el correr de las funciones”.

Y finalizó de forma contundente: “Las mujeres al borde del camino descomponen y reconstruyen un mapa con restos de un cuerpo y cuerpo con restos de un mapa. Las mujeres al borde del camino son las tiradas, las víctimas de los femicidios. La semana pasada Sofía Delgado de San Lorenzo. Y así”.

Para agendar

Espina dorsal se conocerá este jueves, a las 21, en La Orilla Infinita (Colón 2148), donde también se presentará, al menos por el momento, el jueves 28 en el mismo horario. Las entradas anticipadas se encuentran disponibles en https://laorillainfinita.com.ar/productos/espina-dorsal/. Reservas con descuento: +549-341-2110858