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Está brava la política santafesina

Por: David Narciso

La presidenta Cristina Fernández irrumpió en la cocina de la política santafesina cuando el jueves pasado, al inaugurar el intercambiador vial de Circunvalación y autopista, aclaró que nunca bajó una orden para que se postergue el tratamiento de la reforma tributaria. Por el contrario, como se adelantó en esta columna hace dos semanas bajo el título “El Abal que necesitaba la reforma”, la Casa Rosada pidió a distintos referentes que voten alguna variante de actualización impositiva, la que crean conveniente, que evite que los problemas financieros de Santa Fe terminen estallando en Balcarce 51.

La presidenta, además, dio un enorme espaldarazo a Agustín Rossi. Fue su sector el que articuló aquel pedido de la Casa Rosada, introduciendo su propia agenda de temas que derivaron en modificaciones al proyecto que había votado el Senado.

Además, fue el referente de Rossi en la Cámara de Diputados, Luis Rubeo, quien se hizo cargo de la caníbal interna justicialista y pidió trasladar el tratamiento a esta semana, no para que haya siete días más para analizar un proyecto que lleva siete meses en la Legislatura, sino para evitar que la reforma y la Cámara sean víctima de una operación de otros sectores justicialistas que amenazaron con hacer un escándalo.

La presidenta omitió expresamente a otros referentes K. El caso más ostensible es el de Alejandro Ramos, puesto en el altar en ocasiones anteriores. Aquello de yo no tengo emisarios pareció dirigido a su secretario de Transporte, quien semanas atrás reunió al Foro de Intendentes en Puerto San Martín y les dijo: “Nos ponemos a disposición del gobierno provincial por una orden de la presidenta de la Nación”.

Divisiones de divisiones

Como todo tema que pasa por la Legislatura, la reforma tributaria dejó su estela de enfrentamientos internos, esta vez entre los diputados justicialistas, y en particular en el Frente para la Victoria.

Son inciertas las heridas que quedaron en ese espacio kirchnerista. Ya hay quienes aventuran que los diputados Érica Gonnet y Darío Mascioli se desprenderán del sub bloque del FPV para armar uno aparte. De concretarse, será el décimo entre los que llegaron a la Legislatura bajo el paraguas del Partido Justicialista.

La cocina

Érica Gonnet es la diputada de Alejandro Ramos. Preside la comisión de Asuntos Comunales que debió abrir el debate del proyecto pero a la que nunca convocó por orden de su jefe, como se adelantó aquí la semana anterior. Oficialismo y sectores de la oposición entonces decidieron avanzar con un dictamen de minoría y así el proyecto pasó a las otras dos comisiones.

Esa situación en Asuntos Comunales dividió aguas en el FPV: mientras Gonnet seguía órdenes de Ramos y no convocaba la comisión, Olga Coteluzzi, del mismo sub bloque, firmaba el dictamen de minoría con el aval de su esposo, el intendente Pedro González, y de Luis Rubeo.

Con Gonnet se alineó Darío Mascioli, titular del sub bloque y hombre del presidente del partido, José Luis Freyre.

Freyre, que llevaba dos semanas de intensas negociaciones en busca de un consenso que incluyera a todo el justicialismo, fue devorado por el enfrentamiento entre los justicialistas que se niegan a tocar las exenciones a las industrias que dieron los gobiernos del PJ a partir de 1992, y los sectores kirchneristas que creen que las grandes industrias pueden y deben pagar.

Lo que quedó claro la semana pasada es que así como en el oficialismo hay sectores radicales permeables a los intereses del sector agropecuario, otro tanto ocurre en el PJ con el lobby industrial, que resiste aun en la versión ultralight más por una cuestión simbólica que monetario.

Pero si Ramos y Freyre se bajaron cuando las negociaciones tocaron los intereses de las grandes industrias, los obeidistas y el bloque de María Eugenia Bielsa juegan a la intransigencia total y lanzan mandobles por igual a Agustín Rossi y al gobierno provincial. La estrategia de la crítica permanente puede ser válida en el juego político, pero en sus casos adolece de cualquier carácter propositivo.

Más claro: ¿Qué quieren esos sectores? ¿Cómo proponen resolver los problemas financieros de provincia y municipios?, ¿Qué salida ofrecen para una Santa Fe que todavía no pudo hacer su primera adecuación tributaria mientras que sus vecinas ya van por la tercera o cuarta y el propio gobierno nacional alienta a avanzar en ese sentido?

Del sildenafil a los nodos

A pesar de la escasez de recursos, el gobierno provincial orienta la gestión a la llegada directa con “la gente”. Imposibilitado de la vidriera que es la obra pública, despliega alternativas que van desde soluciones en salud (sildenafil para hombres con problemas de erección, asistencia a celíacos y nuevos hospitales, por ejemplo) hasta los tradicionales subsidios para lanzar ferias productivas o actividades comunitarias en pueblos y pequeñas ciudades, pasando por la novedosa operatoria de construcción de vivienda social con la que innova la gestión Bonfatti.

En esa misma línea la Subsecretaría de Municipios y Comunas acaba de anunciar la próxima habilitación de una mesa de entrada única en cada uno de los cinco nodos (Rafaela, Venado Tuerto, Reconquista, Santa Fe y Rosario) lo que implica acercar la posibilidad de un trámite, pero a la vez abre un canal de demandas hasta ahora limitado por la distancia.

El anuncio llega en tiempos en que el justicialismo –que ve los nodos como enclaves enemigos en territorios históricamente bajo su control– pretende desactivarlos con la excusa de que se trata de estructuras burocráticas improductivas que sólo aumentan el gasto público. El gobierno decidió que la mejor forma de combatir ese discurso es cubrirse con la gente, aun cuando implique abrir las puertas a demandas a las que luego hay que dar respuestas.

Y demandas sobran. Es clara la situación crítica de seguridad pública en Rosario y Santa Fe, y está al tope de la agenda en otros departamentos del centro y sur. El norte provincial no escapa a esa temática, pero allí hay déficits históricos que pesan tanto o más, como salud y servicios públicos básicos.

El vínculo sagrado

“La relación del gobierno con la ciudadanía está muy bien”, dice un ministro provincial con muchos años de política sobre el lomo, dando a entender que, por más dificultades que enfrente la gestión Bonfatti, ese vínculo esencial es el que orienta el día a día.

El socialismo sabe que el futuro de esa relación con la gente, que hasta ahora lo vino acompañando en las urnas, depende en mayor parte de sí mismo, de su sagacidad para gobernar con menos recursos de los necesarios y con un frente político adverso que todavía no mostró toda su capacidad de daño.

La llave para avanzar en la reforma tributaria la encontró con el Frente para la Victoria, pero no siempre será así. La insoportable levedad de las alianzas vuelve inútil cualquier pronóstico sobre presupuesto 2013, endeudamiento para obras públicas, pliegos para la nueva Justicia penal, y así. Además, hoy la fuerza parlamentaria del kirchnerismo, tampoco alcanza para garantizar por sí solo los consensos, lo que lleva al gobierno a abrir el juego a otros sectores, pero sobre todo a profundizar y cuidar con celo la llegada a los santafesinos.

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