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“Esta experiencia ayuda a naturalizar la diversidad”

Constanza Scelfo es docente en la escuela especial Dinad y realiza un proyecto de integración junto a los alumnos.

“Hablar de educación para todos y todas es hablar de inclusión; es hablar de Atención a la Diversidad y es hacerlo no sólo desde el respeto, sino además desde su concepción como fuente de riqueza, como oportunidad para el aprendizaje. Todos y todas tenemos cosas que aportar en la escuela, en la familia o en la comunidad. Todos y todas somos igualmente válidos y solo desde este punto de vista trabajaremos por y desde un sistema educativo inclusivo que garantice la igualdad de oportunidades para todo el alumnado, independientemente de sus condiciones personales, económicas, sociales o culturales…” sostiene la presentación del manual de atención al alumnado con necesidades específicas editado por la junta de Andalucía.

La Unesco define la educación inclusiva como: “El proceso de identificar y responder a la diversidad de las necesidades de todos los estudiantes a través de la mayor participación en el aprendizaje, las culturas y las comunidades, y reduciendo la exclusión en la educación. Por su parte, la ley de Educación Nacional sostiene: “Brindar a las personas con discapacidades, temporales o permanentes, una propuesta pedagógica que les permita el máximo desarrollo de sus posibilidades, la integración y el pleno ejercicio de sus derechos”.

Definir la diversidad desde lo pedagógico no significa integrar a los estudiantes con mayor o menor discapacidad a un esquema pedagógico estandarizado, sino diseñar programas educativos que den cuenta de las diversas necesidades de las personas. En este sentido, no corresponde hablar de “adaptar” sino de “transformar” estructuras educativas para que den respuestas a los intereses de personas con discapacidad. Por otra parte, no hay propuesta pedagógica sin los recursos que permitan armar un dispositivo de inclusión.

La Escuela Particular Incorporada N° 1146, más conocida como Dinad, lleva más de cincuenta años trabajando en la integración educativa y social de chicos y adolescentes con discapacidad intelectual. Desde agosto de 2013 y a instancia de la profesora de plástica Constanza Scelfo, del psicólogo Damián Pulizzi y del equipo técnico de la escuela, sus alumnos llevan adelante una experiencia interinstitucional en el Profesorado de Artes Visuales en la Escuela Provincial de Artes Visuales N° 3031.

En el marco de este acuerdo, realizan una experiencia de integración social en ámbitos educativos con el objetivo de adquirir conocimientos en el área artística, despertar sensibilidad y sumar estudiantes con capacidades diferentes al ámbito de educación terciaria.

Constanza Scelfo es docente de Plástica en la escuela especial Dinad, realiza un proyecto de integración de los alumnos en la cátedra de Pintura I de la carrera de Bellas Artes desde el 2012 y en las cátedras de Cerámica I, Cerámica II y Escultura I en la escuela de Artes Visuales desde agosto de 2013. Coordinó talleres para niñas, niños y adolescentes del barrio Cerámica y lleva adelante un proyecto artístico de construcción colectiva realizado con técnicas de bioconstrucción. Trabaja en restauración de vidrio y cerámica, entre ellos, la restauración las réplicas de las piezas faltantes de un mural cerámico diseñado por Carlos Uriarte, emplazado actualmente en el Heca.

“Cabe destacar que todos los alumnos mencionados vienen de una trayectoria exclusivamente en educación especial, por lo cual ésta es una experiencia muy enriquecedora para ellos porque le posibilita una rutina institucional adulta, más acorde a sus edades, una ganancia en convivencia con pares diversos y también superadores, una formación de ciudadanía y autonomía; sin pasar por alto los grandes avances de los estudiantes en la especificidad de cada una de las disciplinas, en expresión y en contenidos, que influyen notablemente en su autoestima.

Es una experiencia que va creciendo. El año pasado asistieron seis alumnos y este año ya contamos con la presencia de diez, cuatro trabajan en Cerámica II, tres en cerámica I y tres en Escultura I” sostiene Scelfo.

—¿Qué aporta esta experiencia pedagógica?

—Esta experiencia ayuda a naturalizar la diversidad, a desestigmatizar a nuestros alumnos, lo que produce un impacto social, tanto en ellos como en sus compañeros de las cátedras, que son beneficiados a modo de formación y capacitación como futuros docentes (Profesorado en Artes Visuales) que deberán educar en y para la diversidad. También transforma positivamente la visión de algunos padres de nuestros alumnos, lo que les permite proyectar otra vida más allá de lo previsto exclusivamente dentro del mundo de la discapacidad, en este caso, ampliándola al mundo.

—¿Por qué la elección de una Escuela de Arte?

—El arte posibilita un montón de cosas, tanto desde la expresión, como adquirir conocimientos a partir de un espacio más lúdico. Por otra parte, en el arte se trabaja mucho con metodología de taller, donde lo relacional juega un papel muy importante con características propias como las de moverse, dialogar con el otro, etc. Es una dinámica que posibilita mucho más la integración con el compañero. La experiencia en arte aporta, además, a su desenvolvimiento, la expresión, la motricidad y la posibilidad de apropiarse de los logros, con lo que empiezan a ver el arte como un camino posible de desarrollo personal.

El arte reduce las barreras de la discapacidad, el placer de producirlo ya es muy importante y a partir de aquí aparecen un montón de cosas, no solo vinculadas con lo conceptual, sino también con el reconocimiento de su propia producción.

—¿Cómo se da la integración con los alumnos de la escuela de Artes Visuales?

—Es dispar, hay estudiantes que interactúan mucho con nuestros alumnos, pero la diversidad en las aulas es algo a naturalizar todavía, y justamente, este trabajo posibilita eso. Hay que aclarar que la falta de acercamiento no está vinculada con la resistencia. Muchos ya son amigos y hasta han intercambiado teléfonos, seguramente la relación se ira fijando en un proceso. No hay que olvidar que estos estudiantes van a ser docentes y esta experiencia los habilita para poder educar desde la diversidad. Las escuelas habitualmente trabajan en la normalidad, recién en los últimos tiempos empiezan a visualizar la diversidad. Una educación con estos principios debe ir acompañada de un programa de capacitación para docentes con objetivos y marcos ideológicos inclusivos.

“Es importante compartir este espacio de aprendizaje, principalmente porque estamos en el profesorado y podemos ver como se desenvuelven los chicos, cuáles son sus intereses y como buscan resolver las cuestiones disciplinares. En este espacio hemos convertido en natural lo que era distinto, simplemente porque no estábamos acostumbrados al trabajo en integración. Al principio llama la atención, pero luego se convierten en parte del grupo. Aprendemos a ser docentes en la diversidad” sostienen Bruno Zumbo, Carla Ninfi y Nerina Gómez, estudiantes de 2° año del profesorado en Artes Visuales y compañeros de clases de los alumnos de Dinad.

Julián Yadiar, licenciado en pedagogía, sostiene que “ser educador implica darle sentido a las vidas de mis alumnos, y en especial a aquellos niños con necesidades educativas especiales; porque si no es así ¿qué estamos haciendo como educadores?”.

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