Sergio Nanni es representante de los guardavidas de la Rambla Catalunya, el sector público gratuito de la costa norte rosarina. Rescatista y a la par que gremialista, trazó un balance del verano pasado, al que calificó de “complicado” para los rescatistas, por la gran crecida del Paraná. Pero esta temporada, según dijo, arrancó “muy bien”: a la menor complicación natural por la altura del río le sumó que “después de tantos años de lucha, hay seguridad en la costa rosarina”.
—¿Cuál es el balance del gremio?
—El gran problema que tuvimos el año pasado fue la crecida del río, que llegó a casi seis metros de altura y no quedó playa para que la gente pueda tomar sol. Eso, sumado a los camalotes, las víboras y los coipos, hizo que a los que les gusta disfrutar del río se les dificultara poder entrar al agua. El río a veces da, y a veces saca.
—¿Qué expectativas tienen para este año?
—El río arrancó muy bien, con una altura de tres metros, espacio para tomar sol, descansar y bañarse. Pero con las intensas lluvias volvió a subir, se fue a 4, 36 metros. Hay poca playa, pero no llegó al extremo del año pasado. Ya estamos a mitad de temporada y, según los entendidos, vienen diez días de sol. La gente va a poder disfrutarlo. Y lo más importante es que después de tantos años de lucha, hay presencia policial y de la Guardia Urbana Municipal, y estamos nosotros, los bañeros: hay un ambiente acorde para disfrutar. Venimos en armonía e invitamos a que vengan a La Rambla Catalunya. Esperemos seguir así.
—¿Cuáles son los principales problemas a solucionar?
—Tenemos 850 metros de playa pública para más de un millón de personas, más los turistas, y la playa queda chica. Habría que hacer una reestructuración general de la zona de baño, pero de eso tiene que hacerse cargo el municipio. Hay que modernizarla con ideas nuevas, ver lo que sobra y lo que falta con personas idóneas.
Tecnología al rescate
A fines de diciembre pasado, el cuerpo de rescatistas de La Florida y la Rambla Catalunya incorporó un drone de salvamento, con capacidad no sólo de transmitir imágenes de lo que ocurre río adentro en tiempo real, sino de soltar, con sólo activar un mecanismo, dos salvavidas que pueden ser cruciales hasta la llegada de un equipo de socorro.
Rosario es la primera ciudad del país en tener un dispositivo semejante. Se trata de una especie de “guardavidas 2.0”, cuyo objetivo es agilizar y facilitar un operativo de rescate de nadadores que no pueden llegar a la costa o náufragos que perdieron o cayeron de su embarcación.
El dispositivo fue creado por el grupo rosarino Blackpony y servirá para optimizar también las tareas de control de la costa: en un lapso de menos de un minuto el drone puede llegar a 200 metros de la costa.
El dispositivo está bajo control de los propios guardavidas y sus cámaras también están conectadas a la red que integran las cámaras de seguridad ya existentes en la zona.
