A Gastón Nicolás Cardozo lo conocen como Frutillita. Hace dos años fue acusado de perseguir con una itaka y dispararle a quemarropa a tres pibes que querían llevarse las cubiertas de un viejo Fiat 147 que estaba abandonado hacía un mes a metros de su casa, en Ciudad Oculta. La sangrienta saga ocurrió la noche del 13 de octubre de 2015 en ese asentamiento de zona noroeste, que linda con barrio Rucci. “Tino” Flores, de 21 años, dejó de correr cuando un escopetazo le entró por la axila. En el piso, otro plomo le perforó la pelvis y murió. Ismael logró alejarse más pero terminó en terapia, con dos escopetazos en el abdomen que lo desvisceraron. Marcelo quedó último y pudo huir de la muerte con un disparo en la pierna. Esa misma noche Cardozo fue detenido. La Fiscalía pidió que lo condenen a 28 años de prisión y este jueves, los jueces Juan Carlos Curto, Patricia Billota y Delia Paleari lo absolvieron por el beneficio de la duda. Los fundamentos se conocerán el próximo 12 de diciembre.
Durante el juicio, el fiscal Rafael Coria acusó a Cardozo de los delitos de homicidio agravado por el empleo de arma de fuego, en concurso real, y el mismo delito en grado de tentativa en otros dos hechos, además de portación de arma de guerra en calidad de autor. Al relatar los hechos, Coria le atribuyó a Frutillita disparar primero al aire y luego apuntar contra Carlos Daniel Flores, quien tenía 21 años, impactando en el brazo derecho y la pelvis. Posteriormente abrir fuego contra Ismael Fabián A. y Marcelo G., primos de la víctima, quienes se iban del lugar.
Entre los testigos que presentó el abogado de Cardozo, el penalista Marcelo Argenti, se encontraba su mujer, quien declaró en el juicio que esa noche dormía junto a su marido y escucharon disparos, por eso él salió a la calle. La mujer dijo que afuera la policía le preguntó a su pareja si había visto algo y él les contestó que no y volvió a dormir. Pero un par de horas después le allanaron la casa y se lo llevaron detenido. Desde entonces está preso, ya que le saltó una captura de la cárcel de Piñero donde purgaba una condena a nueve años de prisión, por no haber regresado de una salida transitoria.
En su momento, la policía dijo que al detenerlo le secuestraron un par de zapatillas Nike con manchas de sangre y cartuchos de escopeta 1270. En esa época, sus vecinos de Ciudad Oculta decían que Frutillita quería mandar en el barrio y “andaba siempre enfierrado” pero que “lo tenían de hijo” y le habían entrado a robar varias veces.
Entre las pruebas presentadas por el fiscal Coria figuraba el testimonio de una de las víctimas, quien aseguró haber escuchado a Tino gritar: “Frutillita, no me tirés que tengo familia”. La misma persona reconoció a Frutillita por medio de una foto.
Sin embargo, el abogado Argenti dijo estar conforme con la resolución absolutoria por “estar ajustada a derecho” y aclaró que el allanamiento se realizó sin orden judicial, que en la casa de su cliente no encontraron el arma y que el dermotest dio negativo. “No tenían pruebas en su contra. Estuvo dos años preso por el apodo”, expresó.
La absolución del acusado fue leída este jueves al mediodía en la sala de audiencias de la Oficina de Gestión Judicial de tribunales. Los jueces solo dijeron que se basaron en el estricto beneficio de la duda y que darán sus fundamentos el 12 de diciembre próximo. El fiscal Coria no adelantó si apelará la resolución.