Song Jiang, de 63 años, quien había sido encarcelado por tráfico de mujeres y niños, pero escapó de una prisión en 2002, fue detenido en una cueva en una región montañosa de China.
La captura fue posible gracias al uso de drones que detectaron su escondite en una caverna, donde el hombre vivía totalmente aislado. El prófugo había estado viviendo en una pequeña cueva de unos dos metros cuadrados y aislado de la interacción humana durante años.
La policía de Yongshan señaló que recibieron pistas sobre el paradero de Song a principios de septiembre.
Los drones lograron identificar una cueva y basura doméstica en una montaña de la provincia de Yunnan, en el suroeste de China, ubicada detrás de su ciudad natal.
Después de que las búsquedas regulares no arrojaron resultados, las autoridades enviaron drones adicionales para ayudar a los policías.
Los dispositivos aéreos lograron identificar un material de color azul en un acantilado que era utilizado como un aparente techo, así como restos de basura doméstica en los alrededores.
Luego, la policía se acercó a pie y encontró a Song en una pequeña cueva donde se había escondido durante años.
Según la policía, el hombre había estado recluido durante tanto tiempo que le era difícil comunicarse con los agentes policiales.