Álvaro Arellano
Tras varias semanas de estabilidad cambiaria, con una brecha que se cierra cada vez más, y con constantes anuncios de apertura importadora, surge la duda de cómo está haciendo el gobierno nacional para llevar adelante estos objetivos o mejor dicho de dónde están sacando los dólares el presidente Javier Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, para sostener el programa económico. A este escenario se suma la amenaza de una creciente presión sobre las reservas durante diciembre y enero producto del turismo en el exterior ¿Seguirá el dólar tarjeta?
Uno de los argumentos más recurrentes desde el oficialismo para explicar parte de la estabilidad tiene que ver con el blanqueo, que tuvo un corte de su etapa inicial hace apenas unos días. De acuerdo a los datos oficiales, los blanqueadores repatriaron cerca de US$23 mil millones entre dinero y bienes, que le permitieron a la administración nacional mejorar el nivel de depósitos y la capacidad de oferta de divisas.
Esto se sumó a una merma en la demanda de dólares por parte de ahorristas, consecuente con la pérdida de poder adquisitivo de los salarios. Si bien el promedio de los privados registrados acompañó a la inflación en los últimos meses, se trata apenas de un sector de la población. Incluso ese universo sigue cediendo a manos del cuentapropismo o la informalidad, caracterizados por negociaciones a la baja y escasa capacidad de ahorro.
Los últimos datos disponibles del Banco Central, correspondientes a septiembre, reflejan una notable caída de la demanda (compra de dólares) por parte de pequeños ahorristas en comparación con el mismo período de 2023. Según el balance mensual que publicó la entidad, las “Personas humanas” efectuaron ventas en septiembre por US$12 millones y compraron billetes por US$8 millones. En cuanto a la cantidad de personas que operaron en septiembre, 174 mil individuos vendieron billetes, mientras que unos 48 mil compraron.
Otro factor que está jugando a favor de la estabilidad está vinculado a la posición que adoptó Javier Milei a mediados de julio, cuando el paralelo tocó los $1.500. A partir de ahí se dispuso una intervención oficial en los financieros (MEP y CCL) sumado a un significativo proceso de compras por parte del Banco Central.
Sectores clave
Buena parte de la recomposición de las reservas y estabilidad cambiaria tiene que ver con lo que ocurre en Vaca Muerta, un actor fundamental para la producción de gas. Esta apuesta, que comenzó a cubrir la demanda energética en territorio nacional a partir de la puesta en marcha del Gasoducto Néstor Kirchner, con la gestión de Sergio Massa en Economía, no solo posibilitó el abastecimiento y exportación de gas, sino que además cubrió el cupo de importaciones que generaban una salida de dólares del Banco Central.
De acuerdo a los últimos indicadores del Indec, la actividad energética explicó el 70% del superávit en octubre y una mejora de US$618 millones respecto a septiembre. En lo que va del año el sector acumula un superávit de 4.467 millones de dólares. El alcance de estos datos se condice, tanto con la inversión directa en la cuenca neuquina como en el Gasoducto Néstor Kirchner. De hecho, la consultora LCG destacó el derrumbe de las importaciones en el sector gracias a la inversión en el gasoducto.
Pero las divisas no solo llegan del sector energético. Es que luego de varios meses esperando una devaluación que no ocurrió, el campo comenzó a desembolsar. En octubre se registró un nivel récord de liquidación, a tal punto que fue el nivel más alto para un octubre en los últimos 22 años.
El décimo mes del año se dio una liquidación equivalente a US$2.553 millones, una cifra 243% superior a la del mismo mes del año pasado y que superó en casi 3% a la de septiembre de este año. Desde la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC), señalaron que en lo que va de 2024 ya ingresaron al país divisas por US$21.125.340.077, una suba del 21%
Presión sobre las reservas
Así como aparecen factores que colaboraron a reforzar las reservas y a la estabilidad, asoman datos que amenazan con obstaculizar los objetivos del gobierno nacional. Uno de ellos tiene que ver con las obligaciones que tiene que atender ante la demanda de importadores.
Durante este último trimestre, la administración nacional deberá resignar reservas ante la superposición de importaciones. Según estimaciones privadas, los pagos de importaciones de bienes representarían el 146% de las importaciones devengadas en octubre, el 157% en noviembre y el 135% en diciembre.
Por último, se suma el efecto que podría provocar el turismo en el exterior, incentivado por el atraso cambiario local y la devaluación que sufrieron países vecinos como Brasil, uno de los destinos más consultados durante las últimas semanas.
Solo en septiembre se registró un éxodo de 580.000 argentinos y argentinas que visitaron Brasil, Chile y Europa, un fenómeno que generó un déficit de US$700 millones para las reservas. Esto sería una cifra leve al lado de la que se proyecta para enero, ya que se estima un déficit de US$2.500 millones para ese entonces.
En ese contexto, aún hay dudas por parte del gobierno nacional sobre la continuidad del Impuesto Pais, que vence a mediados de diciembre y que operó como desincentivo para este tipo de operaciones en el exterior. El atraso cambiario, la devaluación en Brasil y la quita del Impuesto Pais puede generar un obstáculo para la recomposición de reservas.
