Aviones de Estados Unidos atacaron ayer a islamistas radicales en Irak, horas después de que el presidente norteamericano Barack Hussein Obama autorizara el uso de la fuerza militar para frenar un avance de los extremistas musulmanes que amenaza a miles de civiles y a personal norteamericano aún presente en el país. Según la Casa Blanca, el ataque se hizo a pedido de las autoridades de Bagdad para impedir un “genocidio” y detener el avance del grupo islamista radical Estado Islámico (EI), que anteayer tomó la ciudad cristiana más grande de Irak y que se sitúa ahora sobre las fronteras mismas del Kurdistán.
El vocero del Pentágono, el almirante John Kirby, dijo que dos cazabombarderos F-18 lanzaron bombas de 230 kilogramos contra una pieza de artillería del grupo islamista EI y contra el camión sobre el que estaba posicionada, según la agencia AFP.
El almirante señaló que él estaba usando la artillería para disparar contra fuerzas kurdas que defienden la norteña ciudad de Erbil, capital de la zona semiautónoma de Irak controlada por la minoría kurda, o Kurdistán iraquí.
Los aviones despegaron desde el portaaviones USS George H.W. Bush, que está en el Golfo Pérsico, agregó Kirby, quien dijo que no estaba claro cuántos islamistas podrían haber muerto. La Fuerza Aérea de los Estados Unidos también informó sobre la acción durante los ataques de ayer de aviones no tripulados (drones).
Las acciones marcaron la reanudación de la intervención militar de Estados Unidos en Irak luego de que Obama ordenara el fin de la misión de combate y de que las tropas norteamericanas abandonaran el país árabe, a fines de 2011, después de ocho años de guerra que comenzó con la invasión de 2003 para derrocar a Saddam Hussein.
Obama dijo que ahora su país “llega para ayudar” y que aviones militares, a pedido de Bagdad también lanzaron ayuda humanitaria a decenas de miles de iraquíes de minorías religiosas que están rodeados por los extremistas y en urgente necesidad de agua y alimentos.
Por su parte, la ONU anunció que está preparando un corredor humanitario para facilitar la evacuación de civiles de zonas de Irak tras el inicio de la intervención estadounidense.
En tanto, en Bagdad, la intervención estadounidense suscitó cierto escepticismo, ya que el primer ministro Nuri al Maliki pedía estos bombardeos desde principios de junio pasado, cuando el EI lanzó su ofensiva, semanas antes de proclamar, a fines de ese mes, un “califato” en los territorios bajo su control en Siria e Irak.
Obama “no hizo nada durante tres años, pero en cuanto le ocurre algo a los kurdos o los cristianos, empieza a hablar de terrorismo”, declaró Rashaad Jodhr Abas, un funcionario jubilado.
El poderoso dirigente chiíta Moqtada Sadr afirmó por su parte que el Estado Islámico estaba a punto de atacar la capital, prometiendo movilizar a sus hombres para defender Bagdad.
Los insurgentes sunitas están a unas decenas de kilómetros de Bagdad, pero según los expertos no cuentan con suficientes efectivos para un asalto de esa envergadura.