El ministerio de Defensa suizo informó que investiga el presunto uso de una empresa de este país, Crypto AG, para espiar en el pasado a 120 países en favor de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA) y los servicios secretos alemanes (BND).
En un comunicado, el ministerio señaló que tras conocer la posible implicancia de Crypto se nombró a un antiguo juez del Tribunal Supremo de Suiza, Niklaus Oberholzer, con el fin de “investigar y clarificar los hechos”.
La Inteligencia de Estados Unidos espió durante años las comunicaciones diplomáticas y militares de decenas de países, entre ellos los de la Operación Cóndor, a través de máquinas de encriptado de una compañía suiza, propiedad de la CIA estadounidense y de la agencia de los servicios secretos alemanes BND.
Así lo muestran los cables publicados por el centro independiente “National Security Archive” (NSA, Archivo de Seguridad Nacional), tras una investigación publicada este martes por el diario The Washington Post y la cadena pública alemana de televisión ZDF.
Durante décadas, la empresa suiza Crypto AG, propiedad de la CIA y de BND (Bundesnachrichtendienst, la agencia de inteligencia extranjera del gobierno alemán), comercializó miles de máquinas de encriptado a un centenar de países de todo el mundo, como Chile, Argentina, Brasil, Uruguay, México, Colombia, Perú, Venezuela, Nicaragua, España, Grecia, Egipto, Arabia Saudí, Irán e Irak, entre otros.
La CIA pudo saber todo
Esas máquinas permitieron a la CIA descodificar miles de mensajes que podrían estar relacionados con episodios como el golpe militar de 1973 en Chile; el de 1976 en Argentina; el asesinato del ex canciller chileno Orlando Letelier en Washington en 1976; la revolución sandinista en Nicaragua o la guerra de las Malvinas.
“National Security Archive” hace mención especial al espionaje sufrido por los miembros de la Operación Cóndor, un plan de varias dictaduras latinoamericanas en las décadas de 1970 y 1980 para eliminar a sus opositores.
Esas naciones, entre ellas Argentina, Chile y Uruguay, cifraron sus comunicaciones con máquinas de Crypto AG, sin saber que Estados Unidos podría estar escuchando.
Drante la reunión inaugural de la Operación Cóndor, auspiciada por el régimen militar chileno de Augusto Pinochet (1973-1990) en noviembre de 1975 en Santiago de Chile, los responsables castrenses de cinco dictaduras del continente americano firmaron un acuerdo para emplear un sistema de encriptado.
Dicho sistema “estaría disponible para los países miembros en los siguientes 30 días, con el entendimiento de que podría ser vulnerable; será reemplazado en el futuro con máquinas criptográficas que serán elegidas de acuerdo común”, reza el texto del acuerdo.
Tras la segunda reunión en junio de 1976, la CIA informó de que “Brasil había aceptado proporcionar equipamiento para «Condortel» (la red de comunicaciones de la Operación Cóndor)”, que provendría de Crypto AG.
The Washington Post y ZDF hacen un recorrido en su investigación, titulada “El golpe de Inteligencia del siglo”, por este proyecto de espionaje, conocido primero bajo el nombre de “Thesaurus” y luego como “Rubicon”, con base en documentos internos de los servicios de Inteligencia y entrevistas con funcionarios y ex funcionarios, así como con empleados de la firma suiza.
El Post destaca que desde 1970 la CIA y la Agencia estadounidense de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos controlaron casi todos los aspectos de Crypto AG, en colaboración con BND.
No burló a sus adversarios
Gracias a ese sistema, siguieron de cerca desde la crisis de los rehenes en Irán en 1979 hasta las operaciones de asesinato en el marco de la Operación Cóndor y los movimientos de Argentina durante la guerra de las Malvinas.
La única limitación del programa fue que los principales adversarios de Estados Unidos, la extinta Unión Soviética y China, nunca fueron clientes de Crypto AG, porque sospechaban de sus lazos con Occidente.
En el caso de Argentina, la Administración estadounidense del presidente Ronald Reagan (1981-1989) aprovechó en 1982 el uso por parte del gobierno argentino de la tecnología de Crypto AG para entregar datos de Inteligencia al Reino Unido durante la guerra de las Malvinas.
Años más tarde, en 1989, Estados Unidos se aprovechó del uso que hacía el Vaticano de ese equipamiento en su persecución al general panameño Manuel Antonio Noriega, cuando buscó refugio en la Nunciatura Apostólica y su paradero quedó expuesto a través de los mensajes enviados desde esta misión a las autoridades vaticanas.
The Washington Post remarcó que los productos de Crypto AG se siguen empleando en más de una decena de países y su logotipo de color naranja y blanco todavía luce en lo alto de la sede de la empresa en Zug, en Suiza, aunque la compañía fue liquidada y desmantelada en 2018 por sus inversores, a través de una empresa de Liechtenstein, cuyas leyes permiten blindar las identidades.
Dos firmas compraron casi todos los activos de Crypto AG: CyOne Security, que vende sistemas de seguridad al gobierno suizo, y Crypto International, que controla la marca y el negocio internacional de la antigua compañía.