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Están presas y denuncian que el Estado las abandonó

Mujeres detenidas en el Complejo Penitenciario de 27 de Febrero al 7800 denuncian falta de atención médica y de alimentación. "Tememos por nuestras vidas", dijeron desde el penal donde muchas de ellas viven con sus hijos pequeños

Las mujeres presas dentro del Complejo Penitenciario inaugurado hace seis meses en barrio Santa Lucía volvieron a denunciar que las condiciones de detención son paupérrimas y dijeron temer por sus vidas. Según el reclamo elevado desde distintos pabellones a las autoridades del penal, uno de los problemas más graves es la falta de atención médica, en especial para las que padecen enfermedades, tienen embarazos avanzados o viven con sus hijos pequeños, según relataron internas a El Ciudadano. Además dijeron que en el último tiempo les redujeron las porciones de comida, que llega en mal estado o con gusanos, y que escasea el agua tanto para beber como para higienizarse.

“Estamos abandonadas y tememos por nuestras vidas”, dijo a El Ciudadano una de las mujeres detenidas en la Alcaidía Regional de Rosario inaugurada como una cárcel modelo a mediados de 2018 en 27 de febrero al 7800. En relación al reclamo de asistencia médica aseguró que hay chicas que están enfermas y no reciben tratamientos, lo que se agrava a la noche cuando quedan encerradas sin guardias de emergencias. “Anteanoche una chica convulsionó, escupía sangre y tuvimos que socorrerla entre todas porque demoran muchísimo en atendernos. Acá te podés morir tranquilamente”, denunció.

En el reclamo que elevaron a las autoridades y leyeron a El Ciudadano lo explican: “Hemos tenido situaciones en las cuales solicitamos la presencia del servicio médico en forma urgente y no tuvimos repuesta ya que el doctor se encuentra en el Orden”, como se conoce al sector de tránsito del complejo penitenciario.

“En dichos casos las personas ha quedado literalmente tiradas en el piso, con la poca ayuda que nosotras, por falta de conocimiento, pudimos brindarles frente a la inacción de la guardia que ni siquiera se involucra brindando primeros auxilios, ni cuando la detenida queda aislada del resto de la población mediante rejas”, agregaron.

En ese sentido solicitaron a las autoridades “que se comuniquen unas con otras, subiendo por la línea de autoridad para ver qué hacen con una mujer que, a modo de ejemplo gráfico, se sacude incontrolablemente expulsando espuma por la boca y con los ojos en blanco”.

Las mujeres aseguran que son muchas las que “tienen problemas de salud crónicos, ataques convulsivos, alta presión, síndromes cardíacos, incluso alergias a ciertos insectos que de desatarse una crisis deben ser tratadas con urgencia”. Y agregaron que también pueden ocurrir accidentes de gravedad que requieran atención médica inmediata: “Nuestras vidas corren riesgo y es por eso que solicitamos servicio médico permanente, exclusivo y equipado, que se encuentre disponible a toda hora para todos los pabellones de mujeres: uno, dos, tres, de madres y de resguardo”.

Incomible

La alimentación también es un reclamo recurrente. “La comida es incomible”, dijo una de las mujeres privadas de la libertad que además aclaró que en el último tiempo les redujeron las porciones. “Nos dejaron de mandar frutas. Solo nos dan una naranja por día. Y la comida es lechuga y repollo, que viene con gusanos porque está mal lavada, y la pulpa de las albóndigas tiene pelos y está cruda. Imagínate que las chicas que no tienen visitas que les traiga algo para comer tienen que tomar mates”, explicó. “Estamos muy abandonadas. Queremos que nuestro reclamo llegue a la dirección general porque y ano podemos más”.

Madres

Desde el pabellón donde viven las mujeres junto a sus hijos pequeños, tres de ellas embarazadas, también manifestaron un agravamiento en las condiciones de detención. En una lista de más de diez irregularidades dijeron que la atención pediátrica es insuficiente, que la comida de los niños es escasa y siempre la misma sin aportar los nutrientes indispensables, que la atención médica a las mujeres embarazadas a poco de dar a luz no llega y están sin controles prenatales, que no tienen atención nocturna y si alguien sufre un malestar las guardias no las escuchan. Agregaron que las celdas se inundan cuando llueve y el agua queda en contacto con artefactos eléctricos, que los pañales de mala calidad irritan a las criaturas, que hay abejas en el pabellón porque las autoridades no cumplieron con la promesa de fumigar los alrededores.

“Existe una ley o artículo donde dice que el estado debe de proveer de todo lo que necesita y acá, claramente no se cumple”, contó una de las chicas a El Ciudadano para agregar que todo se agrava con los constantes problemas de agua que se corta y no tienen como afrontar los terribles calores.

Desde la Defensoría Pública recordaron que los reclamos se vienen litigando desde hace tiempo, en especial los referidos a la asistencia médica y a la comida, por el cual hay un habeas corpus a la espera de una resolución judicial. No obstante aclararon que si bien han conseguido mejoras, “en la práctica es muy difícil lograr que el problema se resuelva porque en concreto es muy difícil probar el incumplimiento del Servicio Penitenciario”. Esa dificultad continúa aún cuando se ordenan mejoras por medio de resoluciones judiciales porque las regularizaciones no se cumple y es “muy difícil que la mejora llegue a los internos e internas”.

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