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Este jueves se conoce el documental «La conquista de las ruinas» filmado entre Argentina y Bolivia

El material que habla sobre las paradojas del poder de destrucción y construcción del ser humano, ópera prima del director boliviano Eduardo Gómez, se conocerá este jueves en Cine.ar Tv

Este jueves se conocerá, como uno de los estrenos de la semana, el documental La conquista de las ruinas, una co-producción entre Argentina, Bolivia y España, ópera prima del director boliviano Eduardo Gómez, que habla sobre las paradojas del poder de destrucción y construcción del ser humano.

Realizado con el apoyo del Incaa, Adecine, Ibermedia y el Fondo Intervenciones Urbanas el material se podrá ver este jueves y el sábado, a partir de las 20, por Cine.ar Tv para luego quedar disponible en la plataforma por streaming Cine.ar Play.

La Conquista las Ruinas puede ser entendida como la intención de conquistar lo perdido, lo muerto y pasado. Las realidades de nuestros protagonistas, sus actividades, experiencias y aspiraciones de vida se entrelazan con la huella que dejamos en el mundo”, dijo el director y reproduce el texto que anuncia el estreno.

El material es un film-ensayo que recorre a través de un puñado de personajes el camino de la destrucción a la construcción, en ambos sentidos. Desde el extractivismo de la cantera y la detonación de cargas para llegar al corazón de la montaña, pasando por la construcción de altos edificios en las grandes urbes y la profanación de cementerios indígenas en manos de ambiciosos proyectos inmobiliarios, hasta el inmenso desierto patagónico y el rescate de restos paleontológicos.

La película fue filmada en blanco y negro por un equipo de realizadores argentinos y bolivianos en locaciones de Villa El Chocón, entre Río Negro y Neuquén, en Argentina, y en Orcoma, en la provincia de Capinota, Cochabamba, Bolivia.

Cabe destacar que Eduardo Gómez es guionista, director y productor. La Conquista de las Ruinas es su primer largometraje documental. Nació en 1986, en la ciudad de Cochabamba, Bolivia. Es licenciado en Comunicación Social y en 2007 estudió cinematografía en La Fábrica, Escuela Internacional de cine de Cochabamba. Co-escribió y produjo el documental Quinuera de Ariel Soto, proyecto ganador por Bolivia del DocTV Latinoamérica.

La Conquista las Ruinas puede ser entendida como la intención de conquistar lo perdido, lo muerto y pasado. Las realidades de nuestros protagonistas, sus actividades, experiencias y aspiraciones de vida se entrelazan con la huella que dejamos en el mundo”, adelantan desde la producción del documental que aseguran: “Busca encontrar el sentido que nos une como seres humanos. Cuál es la razón de algunos de elegir como forma de vida la destrucción, por qué otros están enfocados en preservar y otros en cambio, se aíslan para protegerse de sus pares. Todos los personajes retratados tienen una relación particular con la tierra, ya sea para destruirla, preservarla, entenderla o habitarla”.

El director boliviano Eduardo Gómez.

 

“Intento reflexionar sobre estos temas, sin juzgar, siendo partícipe del trabajo que cada persona ejecuta en su vida y reflexionando con ellos sobre estas complejidades que vivimos hoy en día, las similitudes, las diferencias y el caos que hemos creado como sociedad en la búsqueda por encontrar el sentido que nos une como seres humanos”, apuntó Gómez y definió: “La Conquista de las Ruinas es un documental que expone varias capas relacionadas a los efectos que derivan de las construcciones y las maneras en que socialmente las hemos readaptado. Internamente, el documental descansa bajo una metáfora simple que avanza paralelamente a toda la trama observable: El paso del tiempo, la ley intrínseca de destruir para poder crear. Y la necesidad constante de reconstruirse, no sólo a través de lo vivo sino también de lo perdido, de aquello que podemos llamar ruinas. Y esto está expresado sobre todo por los personajes”.

Sobre la decisión de que el documental haya sido filmado en blanco y negro, el realizador contó: “Buscamos el tratamiento estético y visual de una determinada atmósfera o clima a través de la imagen en blanco y negro. La cantera y la ciudad tienen definidos estos aspectos. Contraluces altos, simetrías determinadas por las luces y sombras. Donde la arquitectura expresa una sensación laberíntica, equilibramos a la sensación de encierro y misterio de la cantera. El referente que tuvimos presente durante el documental, pero que actuó a un nivel discursivo, fue Mercado de futuros de Mercedes Álvarez”.

“Pienso que tanto la producción como la exhibición no han dejado de cambiar”, dijo Gómez sobre la actualidad de la industria cinematográfica. Y agregó: “Muchas veces la tecnología es la que genera las nuevas formas de realización. Por ejemplo, se están manifestando obras a partir de la realidad virtual con efectos que aún estamos experimentando. Las plataformas virtuales han conseguido un protagonismo irrefutable, no sólo con el cine sino en la educación. Es decir, que cada día avanzamos más hacia una virtualización de la realidad que antes sólo estaban planteadas en obras futuristas o utopías literarias, pero que las estamos viviendo cada día con mayor velocidad. Los espectadores y las obras se van transformando para nutrir un submundo virtual en el cual cada día aumenta su territorio y población”.

Los protagonistas

En su construcción narrativa La Conquista las Ruinas sigue a varios personajes, uno de ellos, es el paleontólogo argentino Sebastián Apesteguía. Para él, el avance de las ciudades y la urbanización pone en riesgo muchos lugares que alguna vez fueron espacios donde vivían y se desarrollaron animales extintos: “Cada momento en la tierra tuvo su flora y fauna característico, con sus propias reglas, y las mismas dan paso a otro momento también con sus propias reglas. Nuestro momento en el planeta está siendo signado por todo lo que le estamos haciendo a la tierra. Ese signo, ¿cómo lo verán los paleontólogos de acá a quinientos o mil años? ¿Cuál va a ser la evidencia de nuestro paso?”, se pregunta.

El film también cuenta la historia del obrero y agricultor Juan Cuevas Brañes, quien trabaja en una cantera de piedra caliza en Cochabamba. Su oficio es dinamitar la cantera. Vive en un pequeño pueblo llamado Orcoma, en la provincia de Capinota. Desde pequeño trabajó extrayendo la piedra junto a padre. Su familia también se dedicaba a la agricultura, oficio que aún Juan ejerce. Sabe que trabajar en las canteras implica un enorme riesgo, pero el trabajo es lo primero. Por eso aseguró: “Aquí en la cantera puedes morir en cualquier momento. Muchos han muerto aplastados por las piedras o se han caído de los precipicios. La muerte está en todos lados, pero no podemos dejar de trabajar. Vives o mueres, es así. No tenemos miedo a morir”.

“Los obreros construimos las casas y los edificios con todo nuestro esfuerzo sabiendo que nunca vamos a poder habitar esos lugares”, asegura en el film Mayko Crispin Mendez, un obrero de la construcción que tuvo que migrar de Bolivia hacia la Argentina. Mientras que dos miembros de pueblos originarios, Reinaldo Roa y Santiago Chara, se reclaman: “Nosotros pedimos que nos devuelvan los cientos de cuerpos de nuestros ancestros que quedaron debajo de los countries. Las inmobiliarias no sólo nos dejaron sin tierra, sino también sin memoria.”

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