La serie de ficción La oruga, que se llevó adelante para exponer situaciones de abuso físico y psicológico en el teatro, poniendo en tensión la búsqueda del hecho artístico con la violencia, se estrenará este martes a las 18.30, en forma simultánea, en la Biblioteca Nacional y en la plataforma Cine.ar.
“Qué sucede en algunos contextos y grupalidades cuando hay una cabeza dominante que lleva adelante el grupo e inculca una forma de ver las cosas, y se crea una suerte de sostenimiento por parte del grupo humano, hasta que todo colapsa casi que en una tragedia”, planteó a Télam la directora Lucía Paz sobre el enfoque de la serie.
La producción se apoya en lo que puede parecer un falso documental, con entrevistas a los actores de la obra, y que se entremezcla con la ficción de lo que vivieron ante el cambio de director.
Bajo ese personaje, aquí llamado Galeazzi, se esconden aquellos dramaturgos que, sostenidos en el aura de su genialidad, someten a la compañía a un sinfín de vejaciones que generan grietas entre quienes aceptan experimentarlas y quienes quieren abandonar los maltratos.
“En el caso del cine es cierto que la dirección tiene el poder de decisión en todos los detalles artísticos y dramáticos -comentó el productor Emiliano Romero-. Pero el problema aparece cuando para lograr los objetivos la persona a cargo utiliza la manipulación de información y sentimientos de la gente. Por eso lo más importante es que la información la tengan todos por igual. Que no haya ocultamientos y mentiras”.
“Se trata de una falta de límite de ambos lados. De quien está en el lugar de conducción del grupo, ya sea como maestro o como director, y del lado del actor, actriz, o estudiante, hay una dificultad en poner un freno, en marcar el propio territorio, en cuidarse y valorarse”, opinó Paz.
Tanto Paz como Romero conviven desde hace años en el ambiente artístico, ya sea como parte de él como por tradición familiar. Así, estas situaciones, que culminan, en el caso de la serie, en una tragedia, son algo conocido para ellos y que debe trascender el mundo del teatro para trasladarlo al resto.
“Cuando se incorpora Galeazzi como director, y el elenco tiene una primera prueba y devolución, hay un personaje que se va; mientras que hay otros que se quedan no estando de acuerdo, otros que tardan en darse cuenta, y otros que lo apoyan hasta el final. Entonces ahí sí creo que es como la vida misma, cada une tiene sus procesos y cuando estás metido en una densa, por más que el afuera te alerte, une va a darse cuenta cuando pueda”, señaló Paz.
Consultados sobre cómo juega el miedo a que no los vuelvan a llamar a la hora de soportar situaciones de violencia, Romero analizó: “No tendría que existir ese miedo. Las carreras artísticas se van armando poco a poco, lo importante es que cada proyecto te movilice profundamente y te den muchas ganas de hacerlo. Si eso no sucede o comenzás a sentir incomodidad, tenés todo el derecho a comunicarlo y, si es necesario, buscar otro proyecto que te interese más”. Mientras que Paz agregó: “Este miedo se juega todo el tiempo en todos los contextos. También se juega cuando une como técnique en una película reclama por las condiciones de trabajo acordadas por sindicato y está el temor de entrar en la lista negra de les productores. Esos miedos son formas de control. Hay que rebelarse, decir lo que sentimos que no es justo o no es lógico, hay que circular la palabra y darnos apoyo entre compañeres”.