El periodista Roque Di Pietro acaba de publicar Esta noche toca Charly. Un viaje por los recitales de Charly García, un trabajo de investigación que le permite afirmar que “la Argentina no sería la misma” si no hubiera existido el talentoso músico que la semana pasada regresó a los escenarios con un concierto casi sorpresa en el Teatro Coliseo en Buenos Aires. Además Di Pietro consideró que la influencia de Charly está “en el inconsciente colectivo de todos los argentinos”.
Para realizar este trabajo Di Pietro revisó la vinculación de Charly con la música desde su paso por el Conservatorio Thibaud-Piazzini, cuando tenía cinco años, y sus conciertos de fin de año en esa casa de estudios. Luego, su paso por el Instituto Secundario Militar Dámaso Centeno, en Caballito, donde forma su primer grupo To Walk Spanish y se cruza con Nito Mestre, que tocaba en The Century Indignation.
De todos esos conciertos y shows, Di Pietro hace un detallado repaso que se prolonga en la Máquina de Hacer Pájaros, Serú Giran y su carrera como solista hasta 1993.
«Charly está al nivel de Jorge Luis Borges”
Si bien Di Pietro relató que Charly recibió una formación clásica, aseguró que el músico no quiso ser un artista de elite y agregó: “Fue al programa de Mirtha Legrand en octubre de 1979 y le daba notas a la revista Gente. Primero bardeó a la revista Gente como nadie en «La grasa de las capitales» y después salió sonriente en la tapa de los personajes del año durante 10 años consecutivos con Araceli González, Susana Giménez y algún futbolista. Pero Charly no es eso, para mí es el artista más importante de este país. No el músico, el artista. Charly está al nivel de Jorge Luis Borges”.
Al mismo tiempo, afirmó que el músico fue “un retratista” del país y que “su lectura de lo que estaba pasando siempre fue muy interesante. De hecho mientras estaba la Triple A en boca de todos, él hizo «Instituciones». Hay que sacarse el sombrero eternamente. Nadie hizo nada parecido. Es un lector de la calle, le toma el pulso a lo que pasa”.
Derribar paredes
El libro de Di Pietro revela también cómo Charly García derribaba paredes estilísticas con su forma de ser: “Estiraba los límites. Pero no los límites de lo que es la creación musical, los límites de lo que se puede hacer en la vida. Acortó los tiempos de este país. Él dijo «la democracia es ahora, no hay que esperar para sacarse el mocasín». Clics modernos es el primer disco de la democracia. Sale un par de semanas antes de la asunción de Alfonsín. Es increíble eso también, no puede tener tanto «timing» el chabón, es el genio del marketing. O sea, él se baja los pantalones en Córdoba el 8 de diciembre de 1983 y Alfonsín asume dos días después. Mirá de qué manera Charly anuncia la democracia en este país: bajándose los pantalones porque le decían puto, porque tenía gestos amanerados”.
“Charly le dio otra velocidad a la vida en este país. No a la música, sino a la vida. El swing que impactó Charly fue muy importante. Este país no sería lo mismo si Charly García no hubiese existido. Finalmente a la conclusión a la que llego es esa, porque el tipo no sólo impactó con un repertorio emocionante sino que esas canciones se trasladaron a la vida cotidiana de la gente. Capaz que la gente no lo percibe, pero estoy seguro de que la influencia de Charly García está en un montón de ciudadanos de este país. Está en el inconsciente colectivo, ya sea por su manera de pensar o la ideología de sus canciones”.
Charly íntimo
Uno de los datos imperdibles que Roque Di Pietro muestra en su libro es la asistencia a clases de piano de Charly. Si bien no se puede saber con exactitud si fue durante sus 9 años que asistió al conservatorio, sí se supo que tenía una profesora que iba a su casa. “O sea, hay certeza de que Charly iba al lugar donde se hacían las audiciones de fin de año a tocar con sus compañeritos. Eso está documentado. Capaz que alguna vez iba al conservatorio, pero la dinámica era que la profesora, Julieta Sandoval, iba a la casa de Charly. Ahí tenía el piano, era una prerrogativa de un alumno con poder adquisitivo y, supuestamente, avanzado con facilidad para la música”, compartió el autor y agregó que el creador de “La hija de la lágrima” tocaba Chopin, Bach, Mozart, Beethoven y Debussy. “Es el recorrido clásico de un pibe que hace el conservatorio, lo que pasa es que se distingue porque empezó a los 4 años. Antes que Mozart, un dato duro de la facilidad que tenía de nacimiento”, dijo con admiración.
Por su parte, el entorno familiar (padres y hermanos) sabían del oído absoluto de Charly, pero a Di Pietro no le consta, de acuerdo a sus investigaciones: “Es probable que sí, porque la escena en que le dice a Eduardo Falú que su guitarra está desafinada en el living de su casa es posterior al inicio de Charly en su formación académica y es ahí que lo descubrieron. Los relatos cronológicos son: le regalan una citarina y saca «Torna a Surriento». Entonces, ¿está tocando? ¿por qué está tocando la melodía que escucha en la radio?. Lo llevan al piso de arriba donde supuestamente vivía el actor Alberto Bianco, que tenía un piano de verdad, y la toca. Entonces lo mandan al conservatorio. Y ahí empieza, ese es su primer día como músico, 17 días antes de cumplir 5 años. Por eso cuando dicen que a los 4 años ya tocaba es verdad, está documentado, está la foto de Charly sentado en una silla donde los pies no le llegan al piso. Es emocionante ver esa foto y después ver el estadio de Ferro coreándolo en el 93, lo que logró el tipo. ¿Iba a ser concertista? Para mí es improbable e imposible de demostrar, qué hubiese pasado si seguía dedicándose a la música clásica. ¿Qué tendría que haber hecho para dedicarse a la música clásica? ¿Irse a vivir a Polonia para estudiar con un maestro ruso? Porque eso hacen los superdotados que quieren dedicarse. Como Martha Argerich a quien Juan Domingo Perón le tuvo que tramitar una beca para que pudiese ir a estudiar y llevarse a la madre”.
Su historia con Serú Girán
«Charly no es un cantante de protesta que dice lo que tenés que pensar. Te lo dice entre líneas, te baja línea pero con sutileza. Eso es lo más poderoso de Charly»
Por supuesto que en las páginas de Esta noche toca Charly … no podían faltar imágenes de Serú Girán y su relación con los medios de comunicación. Por ejemplo, en publicaciones como El Expreso Imaginario Di Pietro encontró cómo, en una página relataban maravillados la carrera o un concierto de la banda y en otra (de la misma edición), criticaban al grupo por sus letras. Incluso en el diario La Opinión llegaron a decir que Serú Girán tenía “voces hermafroditas”: “Eso lo escribió Sibila Camps –contó Di Pietro– en La Opinión, que era un diario progre de la época, la izquierda progresista culturosa. Imaginate que te mate un diario así, pone en peligro el futuro de la carrera del grupo en el primer concierto. La fuerza que habrá tenido eso. La teoría más fuerte me la dijo el uruguayo Jorge Nasser, que los entrevistó para una revista punk. Nasser es el líder de Niquel, una banda de rock uruguayo y dice que Charly los defraudó porque esperaban un mensaje a tono con los tiempos de mierda que estaban transcurriendo. Esperaban una bajada de línea más clara, que estuviera al nivel de lo que estaba pasando en el país. Y Serú Girán viene de Brasil, bronceados, relajados, con una orquesta sinfónica y el tema de apertura del primer concierto es «Serú Girán», que no dice nada. Hablan en un idioma inventado. Es un gesto vanguardista en sentido estético, pero en el momento más fuerte de la dictadura en que todo el mundo se iba y no se podía decir nada, Serú Girán habla en un idioma inventado. Cuarenta años más tarde nos podemos dar cuenta de ese gesto. Charly no es un cantante de protesta que dice lo que tenés que pensar. Te lo dice entre líneas, te baja línea pero con sutileza. Eso es lo más poderoso de Charly”, concluyó Di Pietro.