Este viernes, a las 19, el Museo Municipal de Bellas Artes Juan B. Castagnino abrirá su temporada de exposiciones con tres propuestas de artistas mujeres. La primera es Mujeres concretas. Poesías de la abstracción, que se podrá ver en el marco del programa curatorial La colección expandida I, a cargo de las investigadoras del museo María de la Paz López Carvajal y Romina Garrido. También quedará inaugurada Iluminaciones de María Suardi con curaduría de María de la Paz López Carvajal y Romina Garrido, y textos de Clarisa Appendino. Por último se podrá visitar Crónicas abstractas de las artistas Celeste Carnovali, Marcela Duluc, Rosario Farias, Luciana Guerra y Juana Torres, con curaduría de Mauro Guzmán. La visita a las tres propuestas cuenta con entrada gratuita.
Mujeres concretas
“En las últimas décadas, nuevas perspectivas teóricas fundamentadas en el feminismo han revisado el rol de las mujeres en la historia del arte interpelando el canon que afectó su legitimidad y circulación. En ese sentido, esta breve exposición nos ha permitido explorar historias extensas: historias de mujeres artistas, historias de reconocimiento e invisibilidad, historias sobre diferentes maneras de transitar la abstracción”, apunta la presentación de Mujeres concretas. Poesías de la abstracción.
“El conjunto de obras situadas entre la segunda mitad de los noventa y principios de los dos mil pertenece a una comunidad de artistas que vieron en la tradición de la abstracción una zona opacada por los relatos validatorios de su contemporaneidad. La escena de la que algunas fueron gestoras y otras deudoras, tuvo como núcleo gravitacional la acción del curador Jorge Gumier Maier, artista, periodista y activista gay en la Galería del Rojas (Buenos Aires, 1989-1997). El Rojas delineó una estética que marcó el arte de los noventa en su gusto por lo menor, la restitución del juego, la sensualidad de los materiales y el color, que se entretejió con la emergencia de los debates sobre la cuestión de género. Atentas a estas efervescencias Magdalena Jitrik y Graciela Hasper organizaron una exposición focalizada en el trabajo de mujeres artistas contemporáneas que titularon Juego de damas. Con curaduría de Adriana Lauría se llevó a cabo precisamente en el Museo Castagnino en 1995, donde encontraron resonancia institucional para este gesto visibilizatorio”, relata el texto.
“La exhibición y puesta en valor de todo el conjunto desafían a una lectura renovada de los rumbos y derivaciones de la abstracción hasta nuestros días, pero también a un amable y pausado recorrido por cada una de las historias que estas artistas inspiran”, completa.
La geometría de las formas
“María Suardi lleva más de cincuenta años realizando ensayos sobre la abstracción y una investigación sostenida sobre las formas geométricas. En las largas series de derivaciones, deformaciones, parentesco, transformaciones y descripciones sigue explorando las combinaciones entre el círculo, el triángulo y, sobre todo, el cuadrado. Este trabajo ininterrumpido, que atiende a la simplicidad en la concepción de las formas, señala la raíz de su mirada. A veces pareciera que lo que llamamos genéricamente obra, para muchos artistas son innumerables e incansables ensayos para llegar, siempre de manera inaproximable, a una forma que transciende las capacidades ópticas y una materialización imaginable. Esa luz dispersa, una lejanía que nunca alcanzaremos, es una forma de las búsquedas en el arte, es una manera de demorar el encuentro para seguir viendo lo profundo”, escribe Clarisa Appendino sobre Iluminaciones, la obra de María Suardi quien nació, vive y trabaja en Rosario. Y desde 1969 expone individualmente en Argentina, Paraguay, Bolivia, Perú, Uruguay, Chile, Brasil, Inglaterra, Italia España y Alemania; y recibió premios nacionales e internacionales.
Crónicas abstractas
En Crónicas Abstractas “las obras que se despliegan están atravesadas por lo biográfico y las preguntas sobre la auto-percepción de sí a través del propio lenguaje. Pueden vislumbrarse como posibles diarios expandidos y editados en un montaje expositivo. Crónicas encriptadas en códigos de gestualidades, en los rastros de la materialidad sobre el soporte, en las horas de trabajo en el estudio, en la memoria traducida al soporte. Biografías de obras que se desarrollaron, en parte, en tiempos de pandemia”, se adelanta en la web del museo.
“Estas piezas habitan cierta impronta de la abstracción desde la reinvención del propio oficio o la práctica de ciertos estados repetitivos del lenguaje. Por las dimensiones en las que se desarrollan, por la manía en el detalle y en la reiteración es que podemos pensarlas como actos peformativos. Son también las crónicas de una serie de emergencias con relación a una práctica de la pintura y del dibujo que tiende al devenir de las obras en episodios abstractos; o se podría decir que, en conjunto, se valen de la abstracción como basamento para mutar liminalmente hacia nuevos territorios”, agrega.