Gerardo Martino puso fin al sistema de multas que Pep Guardiola instauró en el Barcelona en 2008.
Según detalló el diario Sport, Guardiola puso en marcha un estricto código interno con una estudiada escala salarial de sanciones para reconducir un vestuario «que se había dormido en los laureles»en los últimos años de la era de Frank Rijkaard. Los futbolistas debían estar una hora antes del inicio de la sesión de trabajo.
En caso de retraso, aunque solo fuera un minuto, eran sancionados con 500 euros; 2.000 euros si era más de una hora y 6.000 euros si no se presentaban. Para llevar el control los jugadores debían firmar en una hoja colgada en el vestuario.
El dinero recaudado entre multas y sanciones se dedicó al principio a cenas de los miembros de plantilla pero posteriormente se empezó a destinar a organizaciones no gubernamentales.
Martino se cargó «de un plumazo» el sistema de sanciones: «El técnico argentino es más de la línea de Rijkaard en este sentido, apostando por la profesionalidad de sus jugadores y en el sentido común de los capitanes para poner orden en la plantilla si hiciera falta en algún momento», escribió Sport.