“Estoy viva gracias a él, cinco minutos más, y en serio, moría”, dijo ayer Anahí Salvatore frente a lo que quedó del edificio de Salta 2141 a donde volvió junto a su marido en busca de pertenencias. El bombero que la rescató es Andrés Lastorta. La mujer no para de agradecer, lo abraza y él, pudoroso, dice que solamente hizo lo que debía. Pero ella insiste: “Si hoy estoy parada acá es gracias a tu trabajo y no tengo palabras”. La mujer que fue tapa de todos los medios y portales, para muchos “la mujer de la ventana” asomada con desesperación en busca de aire, fue dada de alta del Sanatorio Parque y ahora está junto a su “salvador”. Verborrágica, no hace pausa en su relato y sigue: “Estando internada seguía las noticias, y una mañana veo en Bien Temprano, por Canal 5, que te hacen una nota y comencé a gritar «ése es quien me salvó, ese, quiero poder verlo para agradecerle»”. Finalmente el encuentro entre ambos, emotivo y con lágrimas, se produjo en la zona cero.
Aún con heridas en su pierna derecha, donde sufrió un corte, sigue con controles por el estado de sus vías respiratorias. “Nosotros le alcanzábamos botellas de agua y le decíamos que tome, pero que no trague, en esos casos hay que hacer buches, pero la verdad que se portó muy bien y nunca perdió el control de la situación”, agrega Lastorta, jefe del Grupo Especial de Rescatistas Zapadores (GERZ) con 23 años de servicio, quien ingresando por la parte trasera del edificio siniestrado, llegó al quinto piso y liberó a la mujer.
Ambos no se ponen de acuerdo en cuánto tiempo transcurrió entre que Anahí se asomó por la ventana y hacía señales hasta que subió a la ambulancia que le colocó el oxigeno de manera inmediata. El bombero oriundo de Arroyo Seco le dice que pudieron ser dos horas, pero ella asegura “para mi dos años” y se ríe nerviosa. Luego de abrazarse y pedirle el teléfono al rescatista, Anahí descubre al gobernador Antonio Bonfatti en el lugar y se le abalanza: “Estoy orgullosa de las autoridades que tenemos, el trabajo que hicieron todos los muchachos fue notable”. Bonfatti la escucha y la reta: “Ponete el casco Anahí”. La mujer agradece a todos los que se cruza y vuelve a señalar que duerme muy poco, “no tengo pánico, por ahora, pero te digo que no puedo estar feliz porque a mi alrededor hubo vecinos que la pasaron muy mal, una pareja que vivía al lado mío murió. Las sensaciones son encontradas, estar nuevamente parada aquí en medio de tanto dolor y al mismo tiempo, viva”
Anahí es óptica y espera poder volver al trabajo pronto, y afirma que “por suerte no me estalló el tímpano, estuvo con un zumbido unos días pero ahora pasó, tengo que seguir con las curaciones en la pierna y nada más”. Lastorta la saluda con un apretón de manos y vuelve al trabajo. Afirma haber estado toda la semana en el lugar, “sólo me volvía a Arroyo para darme una ducha y dormía una hora, en horarios que no veía a mis hijos. Ellos me dejaban fotos mías o dibujos con escritos de aliento, lo mejor para poder seguir. Los últimos días ya ni volvía a mi casa, dormía un rato donde podía y seguía. Para eso nos preparamos, y nos seguimos preparando”.
Vecinos
Las autoridades provinciales dejaron ingresar a la cuadra del desastre a los medios, mientras las tareas de remoción continúan. Por Balcarce, ingresan vecinos de los edificios de la vereda par que continúan en busca de pertenencias. En los balcones de los primeros pisos se divisa la magnitud del desastre. Desde la calle se ven las alacenas abiertas, tazas, vasos y frascos cubiertos por el polvo; las plantas que asoman están secas; un baúl lleno de juguetes quedó abierto y asoma el muñeco de un súperhéroe, no es ni Batman, ni Superman, ni el Hombre Araña, es un bomberito al que le quedó el casco ladeado; junto a él, una pequeña bicicleta y un aro de básquet son testigos mudos del espanto.
Anahí busca sus bultos y devuelve el casco; su esposo, Daniel Badalas, vuelve en busca de Lastorta y sus hombres, las palabras de agradecimiento parecen redundantes, infinitas, el apretón de manos también se prolonga. El hombre le cuenta al rescatista que su esposa lo llamó a su trabajo “como 40 minutos antes de la explosión, me llamó preocupada porque escuchaba un zumbido muy fuerte y olor a gas: «acá pasa algo raro, hay ruido y olor»; le dije que se quedara, que ya iba para allá y cuando llegué me encontré con el desastre”. Todos reviven aquel maldito martes 6 y agradecen estar para contarlo. La mujer de la ventana, como la conoció el país, se despide y acepta una última foto con su rescatista y se lamenta no estar “un poco más linda”.
Abrazo por Rosario
El rumor corrió el miércoles a la tarde cuando se manejaba la ausencia de Fito en el concierto solidario del lunes en Metropolitano. Y alguien confirmó en las redes sociales que el músico rosarino estaba en tratativas para armar varios conciertos en distintas ciudades del país.
Con la urgencia de los acontecimientos, desde la oficina de prensa porteña que maneja las comunicaciones de Fito Páez, convocaron a una conferencia de prensa que se realizará hoy en Buenos Aires, y donde se darán más detalles de la movida.
La serie de conciertos se llamará “Abrazo por Rosario, Yo vengo a ofrecer mi corazón”. Red solidaria, Mundo Invisible y Fito Páez organizan una gira solidaria, acompañado por varios artistas como Vicentico, Coki de Bernardi, Adrián Dárgelos + Babasónicos, Ciro Pertusi, Lisandro Aristimuño, Pablo Dacal, Iván Noble, Las Pelotas, el Chaqueño Palavecino y muchos más músicos que se van sumando y que llegarán a escenarios de las ciudades de Buenos Aires, Córdoba y Salta, entre otras, y un cierre que será en Rosario.
Desde la oficina de prensa del músico rosarino, expresaron a El Ciudadano que los fondos de los conciertos serán destinados a ayudar a los damnificados de la tragedia de calle Salta, a las familias que perdieron todo en la explosión.