La primera mitad de 2011 resultó complicada para la política santafesina. “Esto es un gran despelote, no recuerdo tantas complicaciones. Está todo cruzado en todos lados”. El legislador justicialista, cercano a un ex gobernador, confiesa su desconcierto ante un escenario que cambia de un día para otro, donde se planifica y se hacen acuerdos para las próximas semanas, quizás unos meses, y luego nada, todo empieza de nuevo. Él lo dice por los de su partido, el justicialista, pero también por el Frente Progresista.
A fines de enero el PJ santafesino estaba partido e iba a elecciones con dos frentes adversos: kirchneristas por un lado y reutemistas y obeidistas por el otro. Días después un congreso partidario daba luz verde a la unidad en la diversidad. Pasaron las primarias y llegó el tiempo de la unidad, con quienes hicieron frente al kirchnerismo abrazados a él; y quienes lo defendieron buscando la cuota de respaldo necesario para armar ese gran rompecabezas que es el PJ santafesino.
Del otro lado las cosas están más o menos igual. Radicales y un sector socialista entraron a 2011 plantados frente al gobernador Hermes Binner. Perdieron y tuvieron que concurrir al set de fotografia proclamando que todos unidos triunfarán. Sin embargo no habían pasado quince días de la elección primaria que el cronograma electoral nacional los obligaba a sentarse para definir nuevas alianzas y candidaturas. Entonces la armonía resultó efímera y sobrevino el quiebre a nivel nacional. Cada uno por su lado: Binner con la centroizquierda y Ricardo Alfonsín con De Narváez.
Los creativos de Jockey Suaves nunca imaginaron que aquel famoso eslogan “El equilibrio justo” encajaría mejor varios años después con el momento del Frente Progresista santafesino que con los puchos que intentaban vender en ese entonces. Es que si radicales y socialistas no logran el equilibrio justo entre el acuerdo provincial y el desacuerdo nacional, las últimas semanas previas al 24 de julio se pronosticaban sobresaltados. Nada de eso: el empeño de Ricardo Alfonsín por pasear en el tren fantasma bonaerense mantiene a los correligionarios santafesinos de perfil bajo.
Hay más desacuerdos. Pino Solanas, que en 2011 recibió un doble baño de realismo político, primero de parte del kirchnerismo y después del socialismo, se empacó y se abstuvo de participar en el Frente Amplio Progresista. Aunque, bueno, si la película la hace Pino no está mal un poco de humo que confunda la escena: candidata a presidenta propia pero él va al lanzamiento de Hermes Binner. Hasta hace poco Solanas quiso ser la alternativa al gobierno nacional, pero si se descuida el 14 de agosto va a estar contando voto a voto para cumplir con el piso que le permita participar en las elecciones generales.
Así las cosas, 2011 está a medio camino. El tablero empezó a ordenarse a partir de que concluyó la etapa de armados electorales y sólo queda conocer el resultado de las urnas. Es el momento justo en el que todo está por decidirse.
Lifschitz fortalece Rosario
La figura de Miguel Lifschitz se agigantó después de los 277 mil votos que obtuvo en las primarias como candidato a senador. El intendente está convencido de que el Frente Progresista va a ganar en casi todas las ciudades y localidades del departamento. Pronostica que será muy difícil Granadero Baigorria, donde el intendente Ramos va por la reelección, y complicada en Villa Gobernador Gálvez, donde la permanencia del intendente Jorge Muralito no depende de sí mismo sino de las peleas internas del peronismo.
Lifschitz cree que el Frente Progresista corre con ventaja a nivel provincial pero que Bonfatti no se puede confiar y que deben trabajar duro para asegurar el resultado.
La acción vuelve a Santa Fe
El agitado cronograma electoral parece uno de esos filmes de guión vertiginoso. Apenas terminada la elección primaria provincial, la atención saltó a la confección de listas de candidatos a presidente y diputados. Cerrados esos plazos, ahora la acción volvió a concentrarse en la campaña provincial.
La semana pasada aparecieron los primeros afiches y spots publicitarios. El oficialismo retiró a Binner de la publicidad proselitista. Bonfatti, su candidato predilecto que lo necesitó mucho para ganar con holgura la primaria, ahora lidera la propuesta electoral sin descuidar los refuerzos territoriales. En Rosario, junto a Miguel Lifschitz y Mónica Fein componen una foto difícil de roer para el justicialismo. Otra variante del menú publicitario ata la figura de Bonfatti con la de Raúl Lamberto, cabeza de lista de diputados provinciales. En esa categoría electoral el oficialismo se juega una parada importante contra la que encabeza María Eugenia Bielsa, que fue la más votada de toda la primaria.
Es imposible no identificar la campaña de Bonfatti con la gestión provincial. Un aluvión de firmas de contratos de obras públicas, licitaciones e inauguraciones mantiene al candidato oficial en la vidriera y recorriendo palmo a palmo la bota santafesina.
La estrategia del Chivo
En medio de la campaña Agustín Rossi atiende dos frentes: por un lado hilvana cada pieza del PJ para que ninguna quede suelta; por el otro trae a hacer turismo político a ministros del gabinete nacional, funcionarios y figuras vinculadas al kirchnerismo.
En ese sentido, el eje de campaña que Rossi usó para la primaria se repite ahora en la campaña del justicialismo.
Como estrategia abre algunos interrogantes entre propios y extraños, ya que se intuye que no es insistiendo sobre los ya convencidos y los que votarán por lealtad partidaria que Rossi conseguirá agregar votos. Su prolijo y paciente trabajo de contención partidaria puede resultar en vano si no se empeña en desalambrar las fronteras del kirchnerismo duro.
Cada vez menos cómico
Miguel del Sel cambió de estrategia. Del chiste fácil, la informalidad total y la nada discursiva, pasó al saco y las fotos con personalidades de fronteras afuera que le arrima el gobierno porteño de Mauricio Macri: una foto de ocasión con el conservador español José María Aznar, un aterrizaje relámpago en Nueva York, y un paseo por los pasillos del Banco Interamericano de Desarrollo. En tanto, la nada discursiva sigue siendo el todo de su campaña.
Ni el Frente Progresista ni el Frente Santa Fe para Todos se descuidan de Miguel del Sel. Orientados ambos hacia diferentes versiones progresistas, Del Sel aspiró votos de centroderecha y votos de sectores de la base de la pirámide social.
A primera vista Del Sel amenaza más las chances del Frente Santa Fe para Todos que del Frente Progresista, pero ni unos ni otros ignoran su presencia. La preocupación es que cualquier crecimiento de Del Sel resulte fatal para Rossi o Bonfatti si sobre el filo la elección se empareja.