Guadalupe Oliverio – La Izquierda Diario
El aula magna del colegio Nacional Buenos Aires se llena de gente. Son estudiantes que van a recibir su diploma de egreso, familiares emocionados junto a docentes y preceptores. Pero algo empieza a retumbar entre las paredes de mármol. Son 28 pibas quienes toman la palabra. Decidieron colgarse el pañuelo verde entre vestidos de gala, pantalón y corbata. Algunas se lo anudan al cuello, otros pañuelos sirven para adornan las muñecas. Son 28 quienes firman una declaración y se comprometen a contar lo que vivieron.
Durante 10 minutos, toman la palabra contando los abusos de poder recibidos, los chistes misóginos que les hicieron, los comentarios diarios alrededor de la ropa con la que se vestían para cursar y también los casos de acoso sexual por parte de docentes, preceptores y autoridades que vivieron durante los 5 años de cursada.
Cuestionan que todo eso pasó y “no hubo ni una sola norma del reglamento del Colegio que se viera quebrantada”. “Esto es lo que queremos poner de manifiesto”, cuentan. Las estudiantes denuncian la falta de un protocolo contra la violencia a las mujeres y la diversidad sexual en la escuela. Dicen que fue aprobado en 2015, pero aún no se aplica efectivamente, ni cuenta con capacitación a docentes, psicólogos y psicólogas y profesionales que acompañen a estudiantes en esas situaciones. Tal es así que el propio rector, Gustavo Zorzoli, hace unos años expuso ante los medios de comunicación el caso de abuso a una menor de edad de la institución, sin su consentimiento, en el contexto de una toma con tal deslegitimar la medida de fuerza. Por eso, también fue denunciado.
Se hace un silencio en el aula. Jóvenes que fueron parte de la marea verde y que vienen de enfrentarse al medioevo de los senadores y las Iglesias, se topan con nuevos dinosaurios: “Regente, vicerrectores, rector: ya no le tenemos miedo a sus sanciones” los increpan, dicen. “¿Qué piensan de todo esto cuando se jactan de la supuesta excelencia académica que corre por estos claustros? ¿La violencia institucional también es uno de los pilares sobre los que se asienta el prestigio que reviste a este Aula Magna?”, leen.
“No tienen una respuesta a estas preguntas porque nunca quisieron planteárselas: hacerlo implica cuestionar sus lugares de poder y aceptar sus falencias como educadores”, dicen. “No habernos escuchado fue una decisión política que hoy ya no pueden tomar. Les arrebatamos este espacio para brindarles esas respuestas que van a marcar el camino a seguir a partir de ahora”, agregan en el texto que leen.
Exigen que en su escuela haya “una revisión de los programas de cada materia y que se ajuste a los tiempos que corren. Que incluyan bibliografía feminista y que se imparta una educación sexual con perspectiva de género. ¡Queremos hablar de consentimiento y de placer!”.
A estas horas, y frente al cuestionamiento de 28 estudiantes, que toman la palabra por cientxs otrxs en el colegio y llegan a los medios de comunicación, el rector, Gustavo Zorzoli, no pronunció ni una palabra al respecto, habiendo pasado ya cinco días desde el acto. Parece que tiempo no le faltó, en su cuenta de Twitter se lo ve muy contento abrazado al intendente de Escobar, inaugurando nuevas escuelas preuniversitarias.
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