Un estudio realizado con 70 alumnos del último año de una escuela secundaria de Salta, quienes tenían «una enorme confusión sobre su futuro inmediato», logró que gracias a técnicas de autoconocimiento y autopercepción identificaran sus «habilidades blandas» para encaminarse en su futura profesión universitaria o la inserción en el mundo laboral.
El trabajo realizado con alumnos del colegio San José de la ciudad de Salta valió a la docente de psicología Luciana Martínez representar a la Argentina en Finlandia en una experiencia de observación junto a profesores de otras partes del mundo sobre la forma en que se trabaja el desarrollo de este tipo de habilidades en forma transversal a los contenidos.
Las llamadas «habilidades blandas» como la adaptabilidad, el pensamiento crítico y creativo, el trabajo en equipo, la resolución de problemas, el liderazgo o gestión del tiempo, son tan importantes como las habilidades duras a la hora de afrontar los desafíos laborales de un futuro marcado por las nuevas tecnologías, según expertos en recursos humanos.
Martínez destacó que encontró a sus alumnos «en una etapa de confusión respecto de su futuro» porque algunos «no estaban bien informados sobre las carreras posibles, otros estaban instalados en la elección y otros en la búsqueda de lo que querían ser».
La profesora, que además es ayudante de cátedra en la Universidad Católica de Salta e integra la Secretaría de la Primera Infancia de la gobernación provincial, trabajó con los alumnos «la posibilidad y la no posibilidad que explora en los diálogos internos de los estudiantes».
«Trabajamos con lo que dicen los estudiantes y que creen de sí mismos y de los otros. En contraposición indagamos si los otros coinciden, o no, en lo que se dicen los estudiantes y con lo que ellos creen que son capaces de alcanzar como meta», dijo a Martínez a Télam.
También explicó que intentó que los estudiantes trabajen «en el autoconocimiento de sus capacidades, que tengan una conceptualización de lo que ellos mismos tienen, lo que desean alcanzar y las posibilidades con las que cuentan para ello».
El resultado fue «muy positivo y exitoso» para porque «tuvimos la suerte de que en Salta se haya realizado en ese momento una Expo-Educativa que reunió a cientos de instituciones que aportaron información más detallada sobre las carreras».
La Fundación Forge premió este trabajo con una especialización sobre el tema en Finlandia, donde el desafío fue saber qué prácticas, de las que se desarrollan allí con esta mirada, podían traspolarse a la Argentina.
«Los jóvenes vienen a nosotros para enseñarnos mucho más que nosotros a ellos. El contacto con el mundo juvenil, con las problemáticas que ellos nos presentan, nos hacen llamar la atención sobre algunos contenidos que ellos nos convocan», refirió Martínez.
Para la docente, «la vorágine que hay en la actualidad nos impide detenernos en la vida de cada uno, y saber trabajar las habilidades blandas es poner una pausa respecto a esa vorágine para comenzar a preguntar sobre el deseo del otro, de sus inquietudes, de poder detenerse para repensar qué pasa con cada estudiante y cuáles son los temores que tienen sobre el futuro».
«Investigando eso se puede elaborar y adecuar un currículum en base a los intereses y sobre lo que el estudiante desea aprender», detalló.
Para Esteban Torre, director del programa de Educación del Cippec el nivel medio «es la última experiencia educativa formal por la que pasa la mayoría de las personas, de allí la importancia de pensar cuál es el aporte que hacen para el desarrollo de las capacidades de las juventudes y la construcción de su proyecto de vida».
En este sentido, destacó que «la contribución de la escuela secundaria es la de enseñar saberes fundamentales, desarrollar habilidades digitales y también promover habilidades blandas como el trabajo en equipo, la comunicación, la toma de decisiones o la regulación de las emociones. Todo esto es lo que favorecerá s los jóvenes para que puedan adaptarse a distintos entornos y tareas en un mercado laboral dinámico».
Torre consideró que las habilidades blandas «siempre se enseñaron, pero hoy la demanda recae -sobre todo- en la escuela porque se están dando distintos fenómenos. Por un lado, las familias encuentran dificultades para cumplir su función socializadora, fundamentalmente en los sectores más vulnerables».
Y, por otro, «el mercado laboral es cada vez más complejo y depende mucho más de las capacidades de las personas para desenvolverse en el mundo del trabajo. Esta demanda por las habilidades blandas expresa, en alguna medida, una crisis y un cambio de época».
Para Torre el rol crítico que las habilidades blandas «también tiene que ver con la coyuntura de la pandemia (de coronavirus) que resintió la salud mental de los niños, niñas y adolescentes, por lo que la recuperación de la educación debe también incorporar esta dimensión» ya que «una educación puede considerarse exitosa si los y las jóvenes adquieren este tipo de habilidades» blandas.
En las pruebas regionales de nivel primario que condujo la Unesco, en 2019, se evaluaron las habilidades de autorregulación, empatía y apertura a la diversidad en los y las estudiantes de sexto grado.
De allí se desprendió que los y las estudiantes de Argentina reportaron una media superior a la media regional en empatía, menor en autorregulación y similar a otros países en apertura a la diversidad.
El experto destacó que la escuela puede proteger las trayectorias escolares y potenciar las habilidades blandas y los aprendizajes «haciendo un seguimiento personalizado de la trayectoria de cada estudiante para que pueda intervenir ante casos de riesgo de abandono escolar».