Un 7 de enero pero 1950, hace ya 73 años, nacía en el barrio de Arroyito el Estadio Norte, que fue conocido como “el Luna Park rosarino” o incluso “el Madison Square Garden de Rosario”, con una capacidad de hasta 10 mil espectadores, logrando posicionarse como la segunda plaza boxística más importante del interior del país detrás del mítico escenario porteño.
Las obras de aquel espacio de usos múltiples fue construido por la empresa C.O.D.E.L.I. en el corazón de la zona norte y empezó en el segundo trimestre de 1949. El lugar elegido fue la esquina noroeste de Avenida Alberdi y José Ingenieros. La ansiada inauguración llegó el primer sábado del año siguiente e impactó a todos, marcando el resurgimiento de la actividad boxística rumbo a un camino de éxitos notables, todo bajo el ala de un auténtico pionero del deporte de los guantes: Juan Umberto Natale.
José Fanelli, uno de los mejores especialistas de la época, no dudó en escribir: “La genial creación del ingeniero Pedro Juan Cristiá es el orgullo para todo el ambiente pugilístico”. Cristiá fue un hombre de finanzas que no reparó en gastos para darle a Rosario lo que la ciudad pedía a gritos: su gran estadio cerrado. Se sumaron opiniones de Tino Porzio, el reconocido manager de Eduardo “KO” Lausse, que llegó a manifestar que el Estadio Norte era más cómodo y moderno que el Saint Nicholas Arena de Nueva York.
Hacia fines de la década del 40, del pasado siglo, Rosario no contaba con un estadio de esas características para la realización de veladas boxísticas, lo que no coincidía con su jerarquía de ciudad pujante. Se necesitó de la visión y espíritu emprendedor del ingeniero Cristiá, quien ya venía trabajando con actividades sociales y culturales desde 1946.
Si bien una de las finalidades del estadio era la realización de todo tipo de espectáculos deportivos además de boxeo (básquet, patinaje o hockey), ese no fue ese el único objetivo, ya que se preveían otros tipos de actividades como teatro, radioteatro, conciertos y sala de exhibiciones.
Con capacidad para 10.000 espectadores, el Estadio Norte contaba con una serie de instalaciones que lo habilitaba para diversos eventos. Ya no solo era un estadio, sino una empresa comercial realmente organizada para combates locales e internacionales.
Un estreno inolvidable
En la inauguración del Estadio Norte los protagonistas de la jornada fueron Juan Strano y Dante Nolasco, los cuales se enfrentaron en memorable combate. Testigos de la pelea manifestaron que fue una noche fantástica, con dos guapos que nunca dieron un paso atrás.
Uno de los testigos de ese enfrentamiento fue el fallecido entrenador Lito Muller y con su testimonio se pudo darle vida a esa noche épica: “Tuve la suerte de ver la pelea en la inauguración del Estadio Norte. Todas las radios lo anunciaron como el ‘gran festival de boxeo’, con el ítalo-rosarino Juan Strano y el bahiense Dante Nolasco, todos profesionales, las dos preliminares y de semifondo. Enseguida le empecé a pedir a mi padre que me lleve y tanto le hinché me llevó”.
Más adelante agregó: “Estaba repleto de gente. Desde el cuarto round para arriba se tumbaba uno, se levantaba y se caía el otro. Strano lo tumbó dos o tres veces y Nolasco hizo lo mismo con el rosarino. Hasta que llegaron al rincón todo abiertos las cejas, largaban sangre por la nariz, por todos lados, fue una carnicería. Yo vi miles de peleas, pero jamás una como esa”.
Y lo mejor estaba por venir: “Toda la gente gritaba. Strano se la jugó ante un Nolasco que era más fuerte. Tino Porzio, el mánager de Nolasco, se subió por la escalerita y se cayó de lo apurado que estaba en ir con el agua y la esponja. Ahí la tenía perdida Nolasco, porque en el noveno round ya había caído dos veces. Pero cuando Strano lo fue a rematar, Nolasco le metió un derechazo y cayó, pobrecito Strano, en el medio del ring en forma de cruz, boca arriba y con los brazos abiertos. Su esposa, con la que hacía poco se había casado, se desmayó al ver a su flamante marido tendido en el piso. Strano perdió por nocaut en el noveno round y ahí no había doctores que curaran las cejas, nada”.
“¿Saben dónde fuimos?”, rememoró Muller, quien relató: Los acompañó al hospital. Toda la gente lo hizo. Era ahí cerquita, en el Parque Alem”. Fue la pelea más dramática de la historia del pugilismo rosarino y que jamás la olvidaron quienes la presenciaron.
La plaza importante del interior
Por el Estadio Norte desfilaron las figuras más prestigiosas a nivel nacional e internacional: José María Gatica, Alfredo Prada, Sandy Sadller, Kid Gavilán, el Chino Pita, Alfredo Bunetta, Pascual Pérez, Rino Bonavena, Horacio Accavallo, Nicolino Loche, Rubin Carter, Carlos Monzón y muchos más de una interminable lista de ídolos.
Se encumbraron en su cuadrilátero enormes valores del boxeo rosarino que llegaron a la cúspide. Siempre en esfuerzos notables, el Estadio Norte se ganó el segundo puesto en importancia del país después del Luna Park. Un sitial que enorgullece a Rosario. Y así fue como en el escenario de José Ingenieros y Avenida Alberdi nacieron y crecieron grandes campeones que llenaron de prestigio a la ciudad.
Su marcha ascendente funcionó entre los años 1950 y 1967, cuando cerró sus puertas para siempre. La desaparición de este estadio aún marca una herida en el ambiente pugilístico y popular ante la falta de la Patria Deportiva pregonada por Juan Domingo Perón.
Muchos recuerdos afloran al nombrar el legendario Estadio Norte, por eso siempre es justo reconocerlo, ya que el marcó rumbo para un sinfín de deportistas y emprendedores, así como para todos los que alguna vez difundieron el auge de este deporte.
(*) Especial para El Ciudadano de Ever Palermo, ex boxeador amateur y autor de “Rebeldes de uniforme” y “Puños Rosarinos: tierra de campeones”, libro declarado de interés Municipal y Provincial.
Comentarios