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Europeístas mantienen la mayoría dentro de una asamblea fragmentada como nunca

El avance de los nacionalistas y populistas, y también de los liberales y los Verdes, les ha costado a los Partido Popular Europeo (derecha) y los socialdemócratas (S&D, centroizquierda) decenas de escaños de los 751 que forman el parlamento europeo, tras casi 40 años de dominio de la asamblea

Las fuerzas proeuropeas conservaron una clara mayoría en parlamento de la Unión Europea (UE)  tras las elecciones pero la asamblea quedó más fragmentada que nunca y deberá pasar página de su histórico bipartidismo.

La primera conclusión es que el Partido Popular Europeo (derecha) y los socialdemócratas (S&D, centroizquierda) ya no pueden constituir por sí solos una mayoría, aunque sigan siendo las dos mayores grupos del hemiciclo europeo.

El avance de los nacionalistas y populistas, y también de los liberales y los Verdes, les ha costado decenas de escaños de los 751 que forman el parlamento europeo.

Sus grupos, con unos 180 escaños para el PPE y 150 para S&D, según las proyecciones, no podrán volver a reeditar la coalición que les permitió alcanzar compromisos sobre textos legislativos y repartirse cargos de poder.

Es el fin de una época, la de un bipartidismo en vigor desde hace 40 años en esta asamblea.

Según estimaciones aún por confirmar, la Liga de Matteo Salvini podría convertirse en el partido nacional con mayor número de miembros en el parlamento, a menos que ese lugar lo ocupe el Partido del Brexit del británico Nigel Farage.

El grupo Europa de las Naciones y de las Libertades (ENL), que incluye a los diputados de Agrupación Nacional (AN) de la francesa Marine Le Pen, pasaría de 36 miembros a unos 60, según las proyecciones.

Otro grupo populista, Europa de la Libertad y la Democracia Directa (EFDD), ganaría una docena de escaños, para llegar a 56.

Aunque progresan, los nacionalistas, populistas y demás euroescépticos quedan lejos de poder reivindicar el protagonismo en la cámara europea.

Además, están profundamente divididos sobre varios temas, por lo que las alianzas son inciertas.

Si el partido del primer ministro húngaro Viktor Orban –que no dejó el PPE, pese a su suspensión tras sus provocaciones anti-UE– «no se mueve, difícilmente las cosas pueden cambiar», indica Eric Maurice, de la Fundación Robert Schuman.

«No son los populistas y los nacionalistas los que han ganado más escaños, es nuestro grupo proeuropeo» afirmó Guy Verhofstadt, el jefe del grupo liberal ALDE del parlamento europeo.

Con un centenar de escaños según las proyecciones, este grupo se convertirá en el tercero del parlamento, en buena parte gracias al aporte de la lista «Renaissance» apoyada por el presidente francés Emmanuel Macron, aunque a nivel nacional no lograra superar a la formación de Le Pen.

«Ninguna mayoría sólida será posible en el parlamento europeo sin nuestro grupo» augura Verhofstadt.

Los Verdes también reivindicaron el domingo ser «indispensables», según su jefe en el parlamento Philippe Lamberts, gracias a su fuerte avance que les permite aspirar a unos 70 escaños, contra los 51 actuales.

Este nuevo paisaje político fragmentado hará compleja la búsqueda de un compromiso, ya sea sobre las reformas o sobre la repartición de los cargos de poder en Bruselas.

La carrera por la sucesión de Jean-Claude Juncker (PPE) en la presidencia de la Comisión europea será la primera prueba.

Aunque el sucesor será nombrado por los jefes de Estado y de gobierno de los 28 países miembros, para ser elegido necesita también una mayoría (376 votos) en el parlamento europeo.

Y con este nuevo parlamento será necesario un acuerdo entre al menos tres grupos.

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