El ex presidente boliviano y líder del Movimiento Al Socialismo (MAS), Evo Morales, regresará el próximo lunes a Bolivia, apenas un día después de la asunción del nuevo Gobierno masista, y se pondrá al frente de una caravana de dos días que marchará desde la ciudad de Villazón hasta el Trópico de Cochabamba, su tierra natal, adonde llegará el 11, a un año exacto de su partida al exilio.
«El 11 salí de Chimoré para salvar la vida y el 11 volveré con vida a Chimoré», dijo en las últimas horas Morales, evocando su salida tras la forzada renuncia para evitar que la asonada militar y policial, combinada con la oposición a su Gobierno, terminará en un baño de sangre peor que el registrado hasta ese momento.
«Hermanos, vamos a volver», prometió Morales a la comunidad boliviana que lo recibía el 31 de diciembre de 2019, cuando acababa de llegar a Argentina en calidad de asilado político tras el golpe de Estado que forzó su renuncia tras casi 14 años de Gobierno en Bolivia. La promesa está a punto de cumplirse.
Eran días sombríos los de aquel arribo a la Argentina en diciembre del 2019, luego de un breve paso por México. Había más dudas que certezas, pero en el brindis Morales llamó a su gente a «recuperar la democracia, recuperar la vida y recuperar la Patria», reportó en ese momento Télam, presente en el lugar.
Todos los bolivianos que desbordaban la casa en el porteño barrio de Liniers respondieron «jallalla-jallalla Bolivia» (viva en aimara), el grito que se repetirá cuando el lunes el líder del MAS ingrese a su país por Villazón, la ciudad fronteriza con La Quiaca, en Argentina, donde será despedido por el presidente argentino, Alberto Fernández.
El mandatario argentino, que en el momento del golpe era presidente electo, funcionó como un garante de la salida segura de Morales, de su vicepresidente Álvaro García Linera y de varios miembros de su Gabinete.
Está previsto que Morales llegue el lunes en torno a las 10 de la mañana a La Quiaca, donde tanto él como García Lineara recibirán un doctorado honorario de la Universidad Nacional de Jujuy y participará del acto de despedida de su asilo en Argentina, junto al presidente Fernández.
Desde allí cruzará a pie hacia Villazón desde donde partirá una caravana de 800 autos en un recorrido de 1.100 kilómetros en dos días que incluirá actos en varias localidades, hasta llegar el miércoles de Chimoré.
La decisión de ingresar a Bolivia con una caravana triunfal al día siguiente en el que Luis Arce y David Choquehuanca sean investidos como presidente y vice del país tiene dos lecturas.
Desde el MAS afirman que Morales no participará de la ceremonia de asunción para no restarle protagonismo a los nuevos gobernantes, que coronaron el regreso de esa fuerza al poder en una contundente elección en la que sacaron más del 55% de los votos emitidos el 18 de octubre.
Pero no faltaron las interpretaciones que señalan que el regreso de Morales le sacará protagonismo a Arce en el momento en que tiene que tomar las decisiones iniciales de su Gobierno y puede verse como una diferenciación entre un poder real y uno poder formal.
Por esta razón, Morales viene repitiendo desde los días siguientes a la elección que no ocupará ningún cargo público ni sugerirá nombres de ministros, «porque no me corresponde», sino que se dedicará a formar nuevos cuadros dirigentes del MAS.
«Luego de la posesión del nuevo Gobierno, con el equipo de confianza que elija el presidente, Luis Arce, nuestra tarea será apoyarlo con los movimientos sociales para enfrentar la crisis en Bolivia con el modelo económico, político y social que eligió el pueblo», escribió en su cuenta de Twitter.
Sin embargo, para los seguidores de Morales, el retorno de su líder a Bolivia será «una fiesta nacional», aunque también encontrará en ciertos sectores un clima hostil, tanto en la Justicia como entre los radicalizados de la oposición cruceñista, que todavía se niegan a reconocer la contundente victoria del MAS en las elecciones y llamaron a un paro.
La exministra de Comunicación Amanda Dávila denunció ayer que la policía detuvo en el aeropuerto de Cochabamba a la exministra de Desarrollo Productivo y Economía Plural, Teresa Morales, por las causas judiciales que se le abrieron cuando estaba exilada en Argentina.
«Ese proceso fue cerrado luego de que el juzgado determinara que las pruebas en contra de ellas resultan insuficientes. El juzgado ordenó levantar el alerta migratoria a Migración y a Interpol», aseguró Dávila.
Evo Morales puede regresar al Bolivia sin riesgo de ser apresado luego de que el 26 de octubre, días después de la contundente victoria electoral del MAS, la Justicia anuló la orden de detención en su contra.
El exmandatario fue acusado en ausencia por el Gobierno de facto de Jeanine Áñez de los delitos de «terrorismo y sedición». Las causas siguen su curso y la detención de su exministra encendió luces de alerta.
La Fiscalía Departamental de La Paz informó ayer, viernes, que citará a declarar al expresidente una vez que se encuentre en territorio boliviano por las imputaciones de «terrorismo» que se le achacan.
«El proceso continúa, por acción de libertad se ha dejado sin efecto la imputación formal y estando él acá lo podemos citar para que brinde su declaración informativa», dijo a la prensa el fiscal paceño Marco Cossío.