Este año el Instituto Superior Politécnico General San Martín alternó buenas y malas noticias. Los problemas edilicios y denuncias del alumnado por falta de presupuesto para infraestructura contrastaron con la iniciativa de un grupo de ex egresados de la institución que busca poner en valor los talleres de la escuela a la que asisten más de 1.000 estudiantes. Desde principios de año un grupo de ex alumnos, en su mayoría recibidos hace más de 20 años, empezó a reunirse para diseñar iniciativas que lleven a recaudar dinero para equipamiento de los espacios prácticos del instituto, dependiente de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).
La iniciativa más importante se dio a mitad de año, cuando organizaron una choripaneada denominada Volvé al Poli! Tuvo lugar en el edificio de la institución y cobraron una entrada de entre 200 y 600 pesos. Reunieron una buena suma que se destinó a un extenso listado de maquinarias y equipos específico para los laboratorios y secciones de trabajo.
Hasta consiguieron un auto nuevo para el taller de mecánica.
Como cierre de las actividades solidarias, los ex alumnos organizaron una subasta artística de diez taburetes intervenidos por realizadores de la ciudad. El asiento emblema es parte de las condiciones para aprobar el primer año y una tradición de la escuela. “Es muy importante hacer todo esto en 2015 porque vuelven a recibirse chicos con título de técnico, cosa que no ocurría hacía 10 años”, explicó la ex alumna, Jorgelina Fay.
Sin vender humo
La primera acción que hizo la generación del 90 fue una choripaneada solidaria llamada Volvé al Poli! El 24 de mayo la escuela recibió a casi 1.800 ex alumnos, familiares y amigos que pagaron entradas de entre 200 a 600 pesos. En total, reunieron 300 mil pesos que fueron devueltos en insumos para los talleres, área que el grupo consideró más relegadas por insuficiencias presupuestarias. Desde cortinas hasta calibres o tornos, obtenidos con esta movida, fueron mostrados en un cortometraje de video el 14 de octubre cuando el Poli tuvo una jornada cultural con radio abierta incluida.
Los elementos fueron pedidos en función de una lista que armaron con el centro de estudiantes y los profesores. Incluyó las necesidades más urgentes para revalorizar los talleres.
También durante estos meses, el grupo gestionó uno de los dos autos que la empresa automotriz General Motors entrega a las escuelas técnicas para capacitarse en mecánica. Un Chevrolet Prisma modelo 2014 acondicionado para aprendizaje llegará al taller de Mecánica. Reemplazará al auto modelo 1974 con el que practicaban los estudiantes. Ese taller también fue hermoseado con pintura en las paredes.
La última de las acciones benéficas será una subasta de arte (aunque falta definir el lugar, es muy probable que sea en el Museo Castagnino) a realizarse el 13 de noviembre. Los objetos a ofertar serán diez taburetes, ícono del instituto ya que es tradición y parte de la currícula que durante el primer año los alumnos construyan uno de estos asientos.
En este caso los organizadores esperan que los participantes de la subasta pujen por asientos intervenidos por artistas. Algunos de ellos, ex alumnos del Poli como Javier Forcen, Georgina Ricci y Roberto Echen.
“Es un objeto fetiche, la marca de la escuela. Es difícil hacerle cosas porque es de culto. Y, por otro lado, dieron muchas ganas de intervenirlo”, explicó Echen. Los asientos fueron entregados por la institución.
“El rector de la Universidad (por Héctor Floriani) nos pidió que hagamos la subasta todos los años. Está destinado a las empresas afines (que emplean estudiantes técnicos) para que puedan apoyar a la institución”, explicó a El Ciudadano, Jorgelina Fay.
Lo recibido
La larga y detallada lista de elementos donados por los ex alumnos y empresas a la escuela se divide por aulas, secciones, laboratorios y talleres. Para las aulas ingresarán tres televisores led de 30 pulgadas con sus respectivos soportes de pared y cables. A la sección Mecanizado llegarán dos platos para tornos con adaptación a manchón provisto por el Politécnico, tres mordazas autocentrantes, una perforadora de banco y otra de pie, entre otras maquinarias. En la sección soldadura se consiguieron dos equipos de soldar.
En la sección motores llegará un equipo de diagnóstico DEC completo con bluetooth incorporado, una punta lógica inteligente profesional, otra punta lógica común con sonido, un juego de lámparas noi, un probador de encendido y función, una punta lógica súper profesional onda cuadrada, pulsos, frecuencímetro, entre otras piezas.
El laboratorio de control electro neumático recibirá un conjunto de elementos. Entre otros, una placa perfilada de aluminio, una mesa para panel universal, dos entradas de señales eléctricas, temporizadores, finales de carrera, detectores de posición, sensores de proximidad, electroválvulas, distribuidores de aire, un temporizador neumático.
El laboratorio de física recibirá 10 multímetros digitales, un osciloscopio digital, varios conjuntos básicos y uno universitario de modelos moleculares para química orgánica, inorgánica y estereoquímica. También llegarán un espectrofotómetro compacto con conexión USB, un sistema de óptica geométrica cilíndrica y esférica, y otros elementos complementarios para estudiar. Lo más importante fue obtener cortinas Black out para oscurecer por completo el laboratorio y permitir llevar a cabo experiencias de óptica.
El laboratorio de química recibirá, siempre según señalaron desde el grupo de ex alumnos, una estufa de cultivo, un baño termostático, un autoclave portátil de acero inoxidable a gas con capacidad para 18 litros y tres micropipetas.
Por su parte, el laboratorio Cibic donó una heladera con freezer al Politécnico.
Deterioros
A principios de año la dirección del Politécnico anunció que estaban evaluando mudar los talleres por problemas edilicios, ya que la infraestructura existente (de 18 mil metros cuadrados de extensión) tiene más de 80 años de antigüedad. De hecho, hasta les faltó una red de gas habilitada durante gran parte del invierno. Según contaron, están en ejecución y en proyecto obras de acondicionamiento con una inversión cercana a los 20 millones de pesos desde hace años y a cargo del gobierno de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).