Para alguna gente resulta difícil reciclarse –es decir adaptarse a lo que venga cuando se ha dejado de hacer una cosa– pero para otra es un poco como el aire que respira y no representa ningún problema correrse del lugar al que pertenecía. Eso parece haber pasado con el ex presidente mexicano Vicente Fox, miembro del PAN (Partido de Acción Nacional) y primer mandatario de su país entre los años 2000 y 2006. Con una extensa trayectoria como empresario en distintas actividades, ahora Fox es miembro de la Junta Directiva de la corporación canadiense Khiron Life Science, dedicada a la producción de cannabis medicinal y el ex presidente mexicano su caballito de batalla para que en algunos países de la órbita latinoamericana la marihuana sea legalizada y se pueda llevar a su formato terapéutico bajo la supervisión de la empresa que representa.
Terapia y sesgo empresario
Fox hizo ya algunas exhortaciones públicas en México para una liberación total del uso de la marihuana y dijo que ahora las reuniones sobre cannabis no son únicamente entre “hippies con olor” porque se avecina el momento en que esa droga pase directamente al mercado formal y que eso vendría de la mano de una ley que permita legalizar totalmente el uso de la mariguana. Argumentó que al no haber restricciones para el uso de esta planta con fines medicinales, científicos y recreativos, México sería líder en el mundo junto a Canadá, que es el único hasta el momento en liberar por completo la cannabis para todos estos usos. El ahora representante de la empresa canadiense participó recientemente en el Primer Simposio Médico de Cannabis Medicinal, y señaló que si el gobierno envía esa iniciativa al Congreso para su discusión y, si ocurre, aprobación, se dará un paso importante porque beneficiará a la economía nacional, al sistema de salud, público y privado, e influirá directamente en la generación de empleos. Y fiel a su carácter empresarial concluyó que debe quitársele la etiqueta que lleva la marihuana de que es un producto sólo para adictos y que debe tomársela como un asunto empresarial, una oportunidad para invesionistas. Para que no sólo quedara la estela de permisividad para usuarios de la planta, Fox puso además de relieve la efectividad que el cannabis tiene para tratar la epilepsia y esclerosis múltiple, ansiedad, depresión, y problemas de alimentación y dolor. Su rol de estadista –bueno o malo es otra cosa– le permitió poner de relieve la oportunidad que se presenta –de moverse el tablero estanco de la droga declarada ilegal– “para una actividad que estaba en manos de los delincuentes, de la ilegalidad y el inframundo”. E insistió en que “todas las drogas deben legalizarse, deben quedar en manos de ciudadanos responsables que puedan decidir si consumen o no y en manos de profesionales la creación de esta industria, sobre todo en su costado médico para transformar el sistema de salud de México”.
Como empresario, dijo, “queremos traer a México este cambio paradigmático y ser líderes en el mundo como lo somos ya en Latinoamérica”.
Jardín de la alegría
Hace ya casi una década, Fox, que tiene intereses en una amplia gama de negocios, sobre todo como accionista y a ambos lados de la frontera estadounidense-mexicana adquirió lo que llaman un rancho en Guanajuato como morada permanente. Y al mismo tiempo también compró una buena cantidad de hectáreas cerca de la frontera con Estados Unidos con la intención de probar distintos cultivos ya que había admitido que no le interesaba la ganadería. Sus detractores, que los tiene y de a montones, incluso de su mismo sector político, que no le perdonan cierto diálogo fluido que tuvo durante su mandato con representantes del PRI, sacaron a relucir en distintos medios que esos terrenos fueron comprados para ser utilizados en la plantación de cannabis con el objetivo de proveer a las empresas dedicadas a procesar la droga para uso medicinal. Claro que frente a los discursos que Fox viene haciendo en representación de la empresa canadiense indican que esa sería la primera escala de una serie de otros posibles negocios que surgirían a partir de la aprobación de una ley para el consumo legal de marihuana. Fox, al igual que en Argentina hizo el hijo del gobernador de Jujuy Gerardo Morales –el radical más PRO entre todos sus correligionarios–, quien logró la autorización para que cultive y estudie el cannabis medicinal. Bajo la denominación de Cannabis Avatara, el objetivo es desarrollar un plan a escala nacional e internacional y, para los próximos cinco años, tener entre 500 y 1000 hectáreas de marihuana. Tal permiso oficial desató un escándalo que ahora parece haver desaparecido tras un par de meses de no hablarse más del asunto.
No sólo son los críticos de Fox quienes descubren las intenciones no declaradas del empresario sino algunos allegados que mantienen una amable relación con él quienes dijeron que probablemente ése sea el uso que se le dé a esas hectáreas una vez que las condiciones legales estén dadas.
Negocio verde
Julio Sánchez y Tepoz, cofundador de Khiron Life Science y presidente de la Asociación Latinoamericana de Profesionales en Asuntos Regulatorios, dijo, en el mismo simposio en el que habló Fox, que la marihuana ha enfrentado históricamente un escenario prohibitivo. Explicó que las investigaciones sobre los beneficios de esta planta enfrentaron retos e incluso se había perseguido legalmente o sancionado a investigadores. También que hubo falta de recursos financieros para la educación en el uso de la marihuana y que los gobiernos se resistieron a la regulación para el registro de medicamentos a base de marihuana. De acuerdo con sus datos, solo 10 gobiernos de América Latina y el Caribe han aprobado leyes al respecto. México, un país de 126 millones de personas, parece estar listo para legalizar la droga para uso recreativo, luego que Uruguay lo hiciera el año pasado. Según estimaciones, las ventas de cannabis medicinal en la región podrían superar los 15.000 millones de dólares anuales para 2025. Como puede verse representaría ingresos extraordinarios para aquellos que posean la tierra para cultivarla. Sin la onerosa pensión que dejará de recibir según lo dicho por el actual presidente electo Andrés Manuel López Obrador, pareciera que la diversificación de ingresos —realidad que enfrenta la mayoría de los mexicanos para llegar al fin del mes—, ya alcanzó al expresidente Vicente Fox. Es que, salvo casos excepcionales, la función política no dura para toda la vida.