Los percheros están ubicados entre sillas, mesas y mozos: hay vestidos, remeras, polleras, carteras. Muchos colores y estampas. Sobre las mesas del bar descansa un café, un licuado, unas medialunas. Mas tarde, serán una cerveza, una picada. También descansan accesorios –pulseras, collares, vinchas, entre otros–, ropa interior, algunas remeras u objetos. El bar en cuestión puede ser cualquiera de los que una vez por semana, una vez por mes, oficia también de feria. Pero ni americana ni de artesanos: una feria de diseño. Vista esta tendencia que crece cada vez más en Rosario, El Ciudadano dialogó con miembros de dos de las partes que hacen a este fenómeno: con quienes hacen cosas –ropa ante todo– y con quienes organizan los espacios para que esas “cosas” estén expuestas.
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“¿Por que comprar y regalar diseño independiente? Es más accesible, es exclusivo, es sustentable, podés encontrar más variedad, y opciones que se adapten a tu gusto, incentivás al mercado independiente, apoyás la pasión y la creatividad”. De esa manera las chicas de la Feria del Bon Scott Bar (Pichincha 131, ex Ricchieri) lograron resumir y explicar las razones de la Feria.
Tras dialogar con varias organizadoras, probablemente esa sea la mejor caracterización para cualquiera de las ferias de diseño que se abren en Rosario. Funcionan una vez por semana o una vez por mes, en bares de la ciudad que por la tarde tengan poca clientela y la idea principal es, justamente, conseguir un espacio para que los diseñadores puedan vender, encontrarse con sus clientes, expandirse. Pero además, la forma “de feria” permite que el espacio sea algo más que un lugar de comercialización, que sea, ante todo, un punto de encuentro, un lugar para salir a tomar algo y mirar “cosas lindas”.
“Creo que ya hace varios años que se viene observando un crecimiento en estas ferias. En Rosario el diseño independiente se está enriqueciendo y el público también se hace más exigente; y creo que eso ayuda un poco a que haya distintos estilos de ferias”, señaló Daniela, de la Feria del Bon Scott Arte Bar. Allí, el evento se organiza un sábado al mes y cuenta con tres espacios: Diseño Independiente, Feria Americana y Muestra de Arte y Fotografía. Mientras, las meriendas corren por cuenta del bar, que en ese horario suele estar cerrado. En cada una de estas ferias el cobro por el stand a los productores es “mínimo”, y la entrada a la Feria es libre y gratuita para cualquiera.
Todos en red
Hace dos años que Florencia organiza “Yo Amo la Feria”, en el bar Punto Net (España 1190). Se hace todos los jueves de 18 a 21 en el mismo lugar, salvo en invierno, que va rotando de bar en bar. “Empecé en el patio del bar, por gusto personal. Todavía no había ferias, recién estaba creciendo la tendencia. Siempre, lo principal fue convocar y difundir, y para eso el Facebook es fundamental”, señaló Florencia.
El dato de la red social no es menor: abundan las páginas de Facebook con fotos de la ropa que se vende, precios, talles, lugar donde conseguirla. Estos espacios virtuales son, aparentemente, el mayor motor que mueve a estas ferias y a la producción de tantas diseñadoras independientes. Sin embargo, también son un plus importante, que renuevan al publico y a las exigencias, aquellos clientes que llegan “porque justo pasaron por ahí” o de boca en boca. Por lo general, explicó Florencia, el público de estas ferias suele ser joven, “pero no adolescente, sino con cierta capacidad de adquisición económica”.
De la misma franja etaria son las expositoras. “Por lo general son chicas, y los varones suelen hacer más que nada remeras y estampados. La mayoría de los diseñadores son estudiantes de diseño que se lanzan con alguna marca; o esta marca suele ser parte de un proyecto entre amigas o madre e hija”, contó Florencia.
Paso a paso
Llevar los propios productos a una feria de este tipo es como “la previa” a abrirse un local: “Estar acá es mucho más barato, aunque tiene algunas desventajas: es una vez por semana, algunas horas, no se puede pagar con tarjeta. Por eso los precios son distintos, mucho más baratos que los locales de diseño. Aún así, muchos exponen por menor pero también venden a los locales”, resume Florencia.
“Abrir un comercio me resulta muy costoso. Cuando uno comienza a vender, tener un espacio de feria es una forma más accesible de mostrar los productos con una mínima inversión. Vemos que de a poco la tendencia va creciendo, hay más expositores, más productores y con eso más gente que asiste a las ferias, hasta hay clientela fija”, señalaron desde Giacondina Diseños, que suelen exponer en la Feria del bar Olimpo.