Hace siete años la familia Balbuena se desmoronó cuando a José Luis, de 19 años, lo hirieron de un disparo letal . Salía de bailar de un boliche en Arroyo Seco y murió después en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca) de Rosario. Este miércoles, la terrible pérdida volvió a sacudir a sus padres y hermanos. Oscar, su papá, fue al cementerio a exhumar los restos de su hijo y se encontró con que sólo tenía el cráneo, algunas costillas y en el lugar de los huesos de los brazos y las piernas había cuatro pedazos de manguera. Así lo explicó esta mañana el hombre durante una entrevista con el medio arroyense Extremo Diario.
Oscar contó que tanto los sepultureros como el responsable del cementerio de Arroyo Seco se mostraron sorprendidos y el director del lugar le sugirió que haga la denuncia.
“No tiene nada de huesos, lo único que tiene es el cráneo, el huesito del pecho. Las piernas no las tiene, hay dos mangueras de plástico. En los bracitos también tiene dos mangueras plásticas y en la parte del cuello tiene un cañito plástico”, relató el padre del joven fallecido.
“Le sacaron todos los huesos. No sé si se los sacaron cuando le hicieron la autopsia o me lo mandaron vacío. Es una cosa dura. El sepulturero se sorprendió”, continuó angustiado Oscar.
El cuerpo de José Luis estaba en la parte delantera del cementerio, en tierra. El padre aseguró que nunca vio ninguna anormalidad, que lo velaron con el cajón abierto y –siempre su relato-, cuando falleció su hijo los médicos le dijeron a él y a su esposa que viajaran a Arroyo Seco y que esperaran los restos allá.
“Él tenía no más descubierta la carita. En ese momento no me voy a poner a revisar todo el cuerpo para ver si estaba entero”, volvió a lamentarse.
“Cuando lo fuimos a abrir para exhumarlo me encontré con que tenía el huesito del cráneo y la cabeza. No sé qué voy a hacer. Quería tenerlo ahí, para ir a visitarlo”, dijo.
Oscar no sabe cuándo le sacaron los huesos y aseguró durante la entrevista a Extremo Diario que nunca firmó ningún papel para donar órganos o huesos.
Desde el cementerio local, el encargado Daniel Burgos, comentó a Extremo Diario que “es la primera vez que se encuentra con un cadáver en estas condiciones” y sostuvo que “esto no sucedió acá”.
Ataque y muerte a la salida de un boliche
El sábado 7 de julio de 2012 Gustavo Balbuena, de 23 años, y su hermano José Luis, de 19, fueron a bailar al boliche Burbuja ubicado en Sarmiento entre 1° de Mayo y San Martín, de Arroyo Seco.
Según los primeros testimonios recogidos por los investigadores aquella noche, durante el baile tuvieron una gresca con otros clientes. Cuando cerró el local, los dos muchachos iban a pie hasta su casa ubicada en Villa La Rana y desde un auto dispararon contra ambos. A Gustavo lo hirieron en las piernas y fue derivado al Hospital Centenario de Rosario. José Luis se llevó la peor parte: un plomo letal le impactó en el cráneo, fue trasladado al Heca y falleció después de estar internado.
Por el ataque a los hermanos y la muerte de José Luis fue detenido y condenado a 18 años de cárcel un hombre identificado como Martín Dibenedetto, quien por diversos testigos fue señalado como el que peleó con los hermanos dentro del loca. Aunque en 2015 le redujeron la pena a 12 años por falta de antecedentes.
Dibenedetto había ido a bailar con su pareja y un hijo de ésta, quienes presenciaron la pelea, que se inició por un entredicho entre este último joven y Gustavo Balbuena dentro del boliche. De acuerdo con lo que expuso la defensora pública Estrella Galán ante la Cámara, hubo inconsistencias en los testimonios, muchos de ellos contradictorios. Dijo que la descripción del tirador coincidía antes que con su defendido con la de Maximiliano M., quien es primo del joven por el cual se originó el entredicho dentro de la disco. E hizo hincapié en un testimonio que consideró clave, el de Nadia R., quien afirmó haber escuchado que un hermano de Balbuena decía que si José Luis fallecía le echarían la culpa a Dibenedetto. Sin embargo, el fiscal de Cámaras Guillermo Camporini dijo que había pruebas suficientes para condenarlo, y que el acusado intentó culpar sin elementos a Maximiliano M. La novia de éste, Celeste P., estuvo imputada en el caso, aunque fue absuelta. Y hubo una controversia sobre el auto del que bajó el homicida: algunos dijeron que fue un Renault Clío y otros un Volkswagen Gol.