La Municipalidad de Rosario concedió a la constructora Obring SA en 2011 –por 25 años prorrogables por otros 5– un predio de unas cinco hectáreas sobre la margen derecha del arroyo Ludueña, en la desembocadura sobre el Paraná, para lo que se anunció como un emprendimiento privado basado en guarderías náuticas que, como contraprestación, sumaría una zona de disfrute público con vistas al río sobre riberas en su mayor parte privatizadas. Ese “parque náutico y recreativo” prometido con bombos y platillos nunca terminó de zarpar. La infraestructura para los negocios –guardería Puerto Ludueña– se montó rápido, pero la del acceso libre para los rosarinos nunca avanzó. Y las obras que continúan volvieron a ser denunciadas por carecer de un estudio de impacto ambiental, bajo fuertes indicios de alto riesgo para el paisaje ya castigado del humedal. Varias organizaciones insistieron con el pedido de cancelar la concesión en base a los incumplimientos e irregularidades de la concesionaria. En su lugar, ya habían presentado al Concejo, en noviembre de 2020, un proyecto alternativo que privilegia lo social, cultural, turístico y ambiental por sobre las ganancias privadas. La inicitiva tuvo el visto bueno en el Palacio Vasallo, pero ahí quedó todo.
Esta semana, la Asociación Civil Carlos Bocacha Orellano, la Multisectorial Humedales y otros varios colectivos y organizaciones de la ciudad volvieron a denunciar el «grave e irreparable daño ambiental» que se acelera por las obras que continúan avanzando sobre el espejo de agua del Ludueña en un paisaje de humedal urbano con bosque fluvial de alisos y sauces.
Por eso, otra vez, reclaman la paralización de los trabajos e insisten sobre la deuda de un estudio de impacto ambiental previo, tan obligatorio como brillante por su ausencia. En un documento, y ante la falta de respuesta oficial, repusieron el problema. Es que, a principios de 2020, a instancia de propuestas de grupos de pescadores, el Concejo Municipal había aprobado el Decreto 58496 por el que se solicitaba al Ejecutivo que informe el estado de la concesión otorgada a Obring SA en la ladera sur (margen derecha) de la desembocadura del Ludueña. El texto pedía precisiones sobre el cronograma de obras y el valor del canon, entre otros ítems.
La respuesta del Palacio de los Leones consistió en un informe, entregado a fines del mismo año, que admite incumplimientos de la constructora respecto de las obligaciones contraídas en el contrato. Además, reconoce que se habían solicitado sanciones, aunque no se efectivizaron. Y, para más, el canon por usufructuar terrenos públicos para beneficio privado exclusivo, dado que no se ejecutaron las obras para el acceso libre a la ribera, es mínimo: poco más de 180 mil pesos mensuales a cambio de un más que lucrativo negocio de camas náuticas y servicios afines.
Obring anunció a fines de 2020 la futura incorporación de un servico premium consistente en una nueva nave para Day Cruisers (embarcaciones a motor de hasta 6,50 metros de eslora con camarote para pernoctar), para 100 cruceros de hasta 30 pies, con velocidades de servicio altas y equipamiento de alta calidad.
Los trabajos que, tras numerosas idas y vueltas, subconcesiones frustradas y demás, siguen, son precisamente aquellos que implican potenciales graves afectaciones al entorno: modificación de costas, movimientos de suelos, socavación de las paredes de la barranca, construcción de pilotes sobre el lecho del arroyo, dragado, desmonte, levantamiento de terraplenes hacia el interior del curso y hasta el centro del mismo. Son, destacan los firmantes del comunicado, intervenciones de efectos irreversibles porque obstruyen el cauce de agua y modifican violentamente tanto el paisaje como el lecho del Ludueña provocando imprevisibles cambios sobre la dinámica de su desembocadura en el Paraná.
Contaminado, intervenido y en peligro
Para más gravedad, el arroyo está castigado por la contaminación a lo largo de buena parte de su recorrido. En abril último, se dio a conocer un estudio realizado por el Centro de Ingeniería Sanitaria de la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura de la UNR que, a pedido del bloque de concejales de Ciudad Futura, certificó valores excesivos de carga inorgánica (provenientes de desagües cloacales y residuos industriales) que podrían ser la causa de los olores y visible contaminación del agua que denuncian vecinas y vecinos del curso de agua.
Un estudio revela altos niveles de contaminación en algunas zonas del Arroyo Ludueña
Se tomaron dos muestras: en la zona de La República y Sayacú y en Nansen y José Hernández, cerca de la desembocadura. Los estudios arrojaron valores cuatro veces más altos aguas arriba.
El concejal del PRO Carlos Cardozo también reclamó informes sobre la contaminación del Ludueña, que antes de ser entubado en su recorrido final le dio el popular nombre de Arroyito al barrio Lisandro de la Torre, cuando escurría sobre la superficie en lo que hoy es el empalme de avenida Alberdi y bulevar Rondeau. Su dinámica hídrica, a la vez, fue alterada en las últimas décadas por el escalado de la producción agrícola y los negocios inmobiliarios en su cuenca. Entre otras razones, por la impermeabilización de suelos.
Pago de la basura y la contaminación: todo huele mal en el arroyo Ludueña
Sobre este complicado panorama, que reconoce como otras causas la deficiente prestación de servicios sanitarios y de recolección de residuos en la Rosario allende bulevares, se monta el agravante de la concesión a Obring.
La empresa se presenta como parte del Grupo RJG, siglas del ingeniero Rubén Juan Gagliardo. Nació hace más de 40 años como contratatista de obras viales en la Patagonia y se diversificó a mediados de la década del 70 con inversiones inmobiliarias y agropecuarias. Con casa central en Rosario, el consorcio fundó Obring, sucesora de Ecovial, en 1978. Además de en Santa Fe, está presente en las provincias de Córdoba, Tucumán, Santiago del Estero, Chaco y Formosa, de acuerdo a su página web.
«La gravedad de las obras ya realizadas, en ejecución y proyectadas, sumado a las constantes denuncias de contaminación ambiental en distintas partes del arroyo y la relevancia de la obligación que tiene el Estado, en todos sus niveles, de preservar un patrimonio natural como el Ludueña, demandan un rol proactivo del mismo, para lo cual debe dar cumplimiento a las normas legales que disponen la necesaria realización de estudios de impacto ambiental de manera previa a la autorización de las mismas, máxime cuando implican la intervención múltiple y severa de un curso de agua navegable que forma parte de los bienes públicos del Estado y que cumple diversas funciones ambientales, sociales, culturales, económicas para la población isleña en primer término, para la ciudadanía de
Rosario y de las poblaciones aledañas», enfatiza el texto que, además de los colectivos nombrados, rubrican el Centro de Estudios Jurídicos y Sociales Flor de Irupé, integrantes del Taller Ecologista, el Grupo de Reflexiones Ambientales desde Latinoamérica, estudiantes autoconvocados de la Facultad de Ciencias Agrarias e investigadores del Conicet y antropólogos de la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR.
Otro paradigma: ganancia social versus lucro empresario
Contra la lógica impugnada del combo concesionario-inacción estatal, el comunicado vuelve sobre el proyecto presentado por la Asociación Civil Bocacha Orellano: Puerto o Paseo de Pescadores. Es su nombre tentativo, que no hace honor a lo ambicioso y disruptivo del mismo en momentos de avance de emprendimientos inmobiliarios, deportivos y náuticos que vedan el acceso al río y los arroyos para los rosarinos.
La propuesta apunta a reivindicar a los trabajadores del río promoviendo el blanqueo de una actividad históricamente marginada, pero es mucho más que eso. También, pretende darle un lugar y trabajo a los artistas, huerteros, productores agroecológicos y artesanos locales. Incluye emprendimientos gastronómicos y venta de pescado directo al consumidor en óptimas condiciones sanitarias y precios sin intermediaciones.
El Paseo de Pescadores, un ambicioso proyecto en el arroyo Ludueña que espera visto bueno municipal
Con ferias y actividades culturales se lanza, además, como un polo de atracción turística para argentinos y visitantes del exterior. A la vez, contempla capacitación para oficios afines con la náutica y un astillero de reparación de embarcaciones plásticas. La iniciativa, con el aval del Concejo, sigue a la espera del visto bueno del Ejecutivo local para entrar de lleno en las precisiones.