En Jujuy las salas reabrieron en noviembre con una capacidad de público del 30 por ciento, de acuerdo con el protocolo de bioseguridad aprobado por el Comité Operativo de Emergencia (COE) provincial.
De esta manera, tras ocho meses de inactividad, Jujuy fue la primera provincia del país en habilitar sus salas de cine; el cine teatro Alfa fue el primero del país en abrir sus puertas el 26 noviembre.
Un mes antes, el teatro Mitre de Jujuy había sido el primero de la región en volver a funcionar el 30 de octubre después de mejorar las condiciones sanitarias por el coronavirus. Aunque no todas las salas volvieron a funcionar desde entonces, funcionarios locales afirmaron a Télam que se registra un buen cumplimiento del límite de espectadores, distanciamiento y toma de temperatura.
“Creemos que no habrá modificaciones en el esquema que venimos teniendo, pero si hay que hacer algún ajuste se lo hará. La idea es complementarlo con el protocolo nacional”, dijo por su parte el secretario de Cultura jujeño, Luis Medina Zar.
En el caso de Mendoza, los cines privados siguen cerrados y aún no hay notificación de apertura, informaron fuentes del área de Cultura provincial; dado que solo abrió a mediados de diciembre y con pocas funciones el Cine Universidad, en la Nave Cultural, que luego en Navidad cerró por el receso de verano.
El funcionario manifestó que leyó el protocolo aprobado en las últimas horas y señaló que lo encuentra «muy similar” al que rige para la actividad teatral, con espectadores que deben utilizar barbijo y una distancia entre butacas de un metro y medio.
En La Pampa, por su parte, uno de los presidentes de la Federación de Exhibidores de la República Argentina y propietario del único cine de Santa Rosa, Walter Geringer, afirmó que aguardaban por estas horas con «mucha expectativa la reapertura de los cines, que constituyen uno de los espacios de recreación más seguro en tiempos de pandemia y cuyo protocolo contempla un programa de entretenimiento y cultural, que hasta evita la posibilidad de eventos clandestinos».
Geringer, dueño del cine Milenium, comentó que ante las novedades solicitaron una audiencia al Comité de Crisis de La Pampa, para poder evaluar la reapertura de la actividad.
El protocolo
En este sentido, se aceptará la presencia de grupos de hasta seis personas, en lo que se llama «burbuja de recreación», las cuales deberán mantener una distancia de entre 1,5 y dos metros con el resto de los espectadores, para lo que se dejará una butaca libre de cada lado.
Martín Álvarez Morales, Ceo de Cinemark-Hoyts y presidente de la Cámara Argentina de Exhibidores Multipantallas (CAEM), una de las firmantes del protocolo, graficó a Télam: «Estamos felices y contentos y saltando en una pata”.
“Estábamos diez metros abajo del agua y ahora estamos a tres”, ejemplificó el empresario y representante de una Cámara que según informa su propia web “representa el 34% de las pantallas del país, el 50% de venta de entradas y el 47% de la facturación”.
Con la experiencia de Cinemark-Hoyts, que la semana pasada reabrió dos complejos en Córdoba, Álvarez Morales aportó que debido a la reducción del aforo “seguramente no nos vaya bien en cuanto a costos pero la rueda tiene que volver a girar”.
En relación a la reapertura de salas en Ciudad y Provincia de Buenos Aires, el ejecutivo contó: «Estamos trabajando, pero todavía no tenemos fecha”.
El protocolo conocido esta semana informó que el público deberá permanecer con tapabocas puesto y solo podrá quitárselo momentáneamente para ingerir algún alimento o bebida.
Además, cada sala deberá contar con un adecuado sistema de ventilación, será sanitizada antes y después de cada función, habrá zonas debidamente demarcadas para mantener la distancia social y se abrirán las puertas diez minutos antes de que termine la exhibición.
“Con lo que pasó en el mundo, quedó demostrado que el riesgo de contagio en las salas es de moderado a bajo. La gente cuando ingresa tiene butacas vacías alrededor. Todos miran hacia el mismo lado. No está permitido hablar, el que lo hace lo hace con el que tiene al lado. Las microgotas no se expanden, como puede pasar en un boliche o en un bar”, resaltó Álvarez Morales.
Manuel García, de Cinetren, distribuidora de cine independiente nacional, señaló que “esto es un paso”: “Hay un trabajo extra de convocar al público, algo que siempre fue un desafío y que hoy suma el hecho de que nuestra audiencia ha virado hacia el cine online y hogareño”.
En ese sentido, subrayó: “La relación con los exhibidores ha sido muy fluida. Estamos los dos muy golpeados y amenazados. Hay muchas salas y distribuidores con riesgo a desaparecer y así muchas películas que no se podrán ver. Sabemos que van a haber pocos espectadores en un comienzo. Tenemos que salir a convencer a nuestras audiencias y ese es un riesgo que tomamos juntos”.
En cuanto al rol del Incaa en el protocolo se destacó que el organismo “autorizó el cambio de sistemas de venta de entradas en vistas al protocolo y previendo la apertura de las salas”.