Aún falta para tener lista y aprobada la vacuna contra el virus sars-cov-2 y ya hay varios movimientos que llaman a resistir su inoculación al igual que la de otras vacunas. Uno de los lugares privilegiados por estos colectivos son las plataformas de internet y las redes sociales. Facebook tomó nota de los reclamos sobre su responsabilidad al respecto y adelantó una nueva política sobre anuncios relacionados con la salud pública, aunque con sabor a poco: comenzará a prohibir anuncios que disuadan a las personas de vacunarse por cualquier motivo, como refuerzo de su prohibición contra los que contienen información engañosa sobre las vacunas, desacreditadas por las autoridades sanitarias internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) o los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos. Sin embargo, esas interdicciones no alcanzan a las publicaciones no remuneradas de cualquier usuario medio que desaliente la vacunación.
Facebook está trabajando con algunas organizaciones de salud globales, como la propia OMS o Unicef, para difundir información sobre vacunas a varias comunidades con el objetivo de ayudar a aumentar la cantidad de personas inmunizadas.
La nueva política, centrada en el posible rechazo a la vacunación contra el covid-19, tampoco se aplicará a los anuncios de promoción de políticas gubernamentales sobre vacunas si es que tienden a desalentar su aplicación masiva. La corporación de Mark Suckerberg –también propietaria de Instagram y WhatsApp– sólo aclaró que deberán sortear una aprobación interna y les incorporará una etiqueta visual en la que se especifique que se trata de una campaña «pagada por», para identificar quién los financia.
«Pese a que los expertos en salud pública concuerdan en que no tendremos una vacuna contra el covid-19 aprobada y ampliamente disponible en un tiempo, hay medidas que la gente puede tomar para estar sana y segura», afirmó la compañía en el comunicado por el que adelantó las nuevas políticas internas.
Los gigantes de la tecnología fueron cuestionados reiteradas veces por permitir que se expandieran los movimientos antivacunas en sus plataformas. Según las autoridades sanitarias estadounidenses, la cantidad de niños que llegan a los dos años sin haber recibido ninguna vacuna superó el 0,9% para los nacidos en 2011 y el 1,3% de los nacidos en 2015. Además, el número de solicitudes de exenciones de vacunas aumentó en el periodo 2017-2018 por tercer año seguido en el país norteamericano.
Un gran estudio realizado entre más de 650.000 niños daneses seguidos durante más de una década llegó a similares conclusiones que varios trabajos precedentes: las vacunas contra las paperas, el sarampión y la rubeola no comportan ningún riesgo de autismo en niños, como argumentan las teorías que defienden los activistas antivacunas.