Arturo, el único oso polar de la Argentina, murió ayer a los 31 años en el zoológico de Mendoza a raíz de un desbalance hemodinámico, lo que desencadenó una descompensación multisistémica, informó ayer el gobierno de la provincia cuyana.
El cuadro clínico era terminal debido a su avanzada edad, informaron las autoridades,que a la par resaltaron la tarea del cuerpo médico veterinario que lo atendía. Arturo había llegado al zoológico mendocino con 8 años, en 1993.
Desde el viernes pasado, los funcionarios de la Secretaría de Ambiente y Ordenamiento territorial, al mando de Humberto Mingorance, junto a parte del equipo de veterinarios del paseo y la Unidad Fiscal de Medio Ambiente de Nación (Ufima), lo acompañaron.
Incluso, se contempló la posibilidad de dormirlo para evitarle el sufrimiento, ya que estaban agotadas todas las instancias de tratamientos, pero ayer a la tarde falleció.
El animal había perdido el apetito por completo y experimentó disminución de su peso, así como la pérdida de la visión y el olfato.
El último parte médico indica que el animal permanecía poco reactivo, con mínima respuesta a estímulos y depresión marcada de su sistema nervioso central.
Los estudios que se le realizaron en el último tiempo indicaron la presencia de osteólisis del hueso nasal, es decir, desgaste del hueso producido por infección, ya que se determinó presencia de bacterias y hongos en la zona, por lo que se le realizó un tratamiento antibiótico prolongado.
La inspección ocular reveló una pérdida de visión crónica en el ojo derecho, de larga data y asociada a su edad. El ojo izquierdo no pudo ser examinado debido a la inflamación que presentaba, producto del cuadro general infeccioso observado y que luego terminó con una ceguera total.
La ballena, también
La ballena franca austral que permanecía varada hace 8 días en la costa rionegrina murió anteayer al no haber podido ser devuelta a tiempo a mar abierto. El cetáceo, bautizado Amancay por los pobladores, había encallado el viernes 24 de junio en Caleta de los Loros, a 130 kilómetros de Viedma. En un primer momento, se dispuso un operativo especial para devolverla al mar, pero no pudo alcanzarse este objetivo porque las mareas no fueron suficientemente fuertes.