La cantante caboverdiana Cesária Évora, quien llevó al mundo la voz folclórica de África occidental, falleció hoy a los 70 años en su país, a raíz de una insuficiencia cardiorrespiratoria aguda.
Évora se había presentado por última vez en los escenarios en abril pasado, en París, y luego, por su delicado estado de salud, canceló su actividad del año.
Con más de 45 años de oficio, Évora, sin embargo, publicó recién su primer álbum en 1988. Cuatro años después, con «Miss Perfumado» alcanzó trascendencia global y, en el marco de esas giras mundiales, visitó la Argentina en tres oportunidades, la última en 2009.
Conocida como «La reina de los pies desnudos» (siempre actuaba descalza como modo de denunciar la pobreza de su país), Évora cultivaba una música que se recostaba en mornas y coladeiras, dos estéticas (la primera con desarrollo melódico y la segunda de base rítmica) que sostienen al folclore caboverdiano.
En la morna -de las dos, la más afín al oído argentino- se entrecruzan el fado portugués, la modinha brasileña y el lamento angoleño. En la coladeira aparecen elementos que se repiten en el samba brasileño y el son cubano.
Évora nació en la ciudad de Mindelo en la isla de San Vicente del archipiélago de Cabo Verde, el 27 de agosto de 1941, en el seno de una familia de músicos.
La pobreza estructural de su país -una colonia de ultramar portuguesa que recién declaró su independencia en 1975- marcó su vida y su condición de artista.
«Todos en Cabo Verde sienten que represento al país y es una gran responsabilidad, porque estoy atravesando todas las fronteras con una música que es la de mi tierra», afirmó la cantante a Télam en su última visita a la Argentina.
«Yo soy una mujer libre -explicó entonces- y si bien mi música no busca ningún tipo de reivindicación de género, me gusta que cada mujer luche con sus formas para alcanzar su libertad».
Admiradora de Amalia Rodrigues, Caetano Veloso, Julio Iglesias y Edith Piaf, entre otros, Évora comenzó a cantar a los 16 años, sin contacto con el circuito industrial de la música.
A partir de 1975, en coincidencia con la independencia de su país, quedó atrapada por problemas económicos y por su adicción al alcohol. Dejó de cantar.
Retornó en los ochenta de la mano del productor José da Silva, quien le abrió las puertas de París.
La fama internacional llegó en 1992 con «Miss Perfumado» como una expresión de la World Music; en 2004 recibió un Grammy al Mejor Álbum de música contemporánea por su trabajo `Voz de Amor` y en 2009, el gobierno francés, donde tenía fijada su residencia, le entregó la medalla de la Legión de Honor.
En Argentina se editaron, apenas, dos de sus discos: «Cabo Verde» y «Café Atlántico».
Sea en los bares caboverdianos de Mindelo o en los teatros lujosos de París, su voz exhalaba la misma sinceridad. «En mi vida -repetía- todo es música».
(Télam)
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