Pablo Cordero tenía 38 años y desde hacía 18 estaba postrado en su hogar en San Rafael, al sur de Mendoza de donde era oriundo y donde recibió la visita de algunos músicos de la banda en varias oportunidades. Según manifestaron este lunes sus allegados, Cordero habría muerto tras sufrir un infarto.
El 12 de abril del 2003, el joven fue aplastado por una avalancha humana en el estadio cubierto de Pacífico, durante un recital de la Bersuit Vergarabat. El accidente ocurrió cuando fanáticos quisieron abandonar el lugar y Cordero, que tenía en ese entonces 20 años, cayó al piso y quedó debajo de la gente.
Cuando la víctima logró ser rescatada, se constató que había sufrido politraumatismos graves y un paro cardiorrespiratorio tras ser aplastado por los otros fanáticos y, aunque fue inmediatamente hospitalizado, siempre permaneció en coma.