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Falleció en Colombia, a los 94 años, el ensayista y escritor argentino Noé Jitrik

Referente de una generación de plumas ilustres, el también director del Instituto de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Buenos Aires, formó parte del staff de la revista "Contorno" al tiempo que era candidato al Premio Nobel de Literatura que acaba de ganar la francesa Annie Ernaux

El escritor, crítico literario y profesor de la Universidad de Buenos Aires Noé Jitrik, autor de reconocidos ensayos académicos, literarios e históricos, prodigioso novelista y cuentista, falleció este jueves, a los 94 años, según confirmaron allegados y amigos en las últimas horas.

El también ensayista murió en Colombia, donde permanecía internado tras sufrir un accidente cerebrovascular. Jitrik falleció el mismo día en que se anunció el Premio Nobel de Literatura 2022, que recayó en la francesa  Annie Ernaux, del cual él era uno de los candidatos que postuló a la Academia Sueca un grupo de escritores y académicos de Argentina y México, su país de origen y el que lo alojó cuando se exilió entre 1974 y 1986, respectivamente.

Su amigo, el escritor chaqueño Mempo Giardinelli, confirmó la información de su fallecimiento a la agencia de noticias Télam: «Acaba de morir Noé Jitrik, cofundador del MA y compañero y maestro mío de más de cuatro décadas, camarada del exilio e irrepetible intelectual argentino».

Nacido en la ciudad de Rivera, en el partido bonaerense de Adolfo Alsina, en el límite con La Pampa, el 23 de enero de 1928, Jitrik fue crítico literario, ensayista, poeta y narrador. Integró a partir de 1953 el notable staff de la revista Contorno junto a David Viñas, Ismael Viñas, León Rozitchner, Juan José Sebreli, Oscar Masotta y Carlos Correas, entre otros.

Además, se dedicó fervientemente a la docencia comenzando en la Universidad Nacional de Córdoba. Allí conoció a Tununa Mercado, con quien se casó en 1961. Tres años después, en 1964, se trasladó a Buenos Aires y dos años más tarde, en 1966, se estrenó la película Todo sol es amargo, de la cual fue guionista, al tiempo que ejerció la docencia en universidades de Argentina, Francia, Colombia, Estados Unidos, Puerto Rico, Uruguay, Chile y México.

Luego trabajó en Francia y más tarde en México, donde finalmente se quedó tras las amenazas de la Triple A. Regresó a la Argentina en 1987, ya finalizada la última dictadura cívico-militar, y se convirtió en investigador principal en el Conicet. En 1990 dirigió la revista sYc y en 1991 se consagró como director del Instituto de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Buenos Aires, puesto que mantuvo hasta el presente.

Independientemente de su avanzada edad, siguió escribiendo siempre. Su literatura será recordada como ágil, actual y joven. De hecho, el escritor se asombraba de que la edad fuera un «objeto de curiosidad». En una entrevista con Télam expresó: «Escribir a los 30 o 40 años y luego pasando los 90 no tiene demasiada diferencia, salvo que ahora, porque la mano y la cabeza se han ejercitado, todo, cuando ha empezado, fluye más mansamente, antes era Iguazú, ahora el Delta».

En los territorios de la ficción, publicó, entre otros libros, La fisura mayor, Llamar antes de entrar, Citas de un día, Long Beach, El río de las terneras atadas, Terminal , Tercera fuente y este mismo año lanzó Un círculo, por la editorial Interzona.

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