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Falleció productor agropecuario en accidente de tránsito

El siniestro ocurrió cerca de las 23 en la ruta provincial 32, en la localidad entrerriana de Seguí, 180 kilómetros al sudeste de Rosario. Era dueño del campo en el que se investigó la desaparición de la familia Gill.

Un productor agropecuario murió en las últimas horas al volcar la camioneta que conducía y salir despedido por el parabrisas en la ruta provincial 32, en la localidad entrerriana de Seguí, departamento Paraná.

Bomberos de la zona señalaron que el siniestro se produjo anoche, cerca de las 23,  en el cruce de esa carretera con la 35, a unos 4 kilómetros al este al acceso de la localidad de Seguí y a 50 kilómetros de la capital provincial, señala la agencia DyN.

En el lugar, una Nissan Frontier que circulaba a gran velocidad dio varios tumbos y su conductor, Alfonso Francisco Goette, de 77 años, propietario de un campo de la zona, murió al salir despedido por el parabrisas.

Era el propietario del campo en el que se investigó la desaparición de la familia Gill, según pudo confirmar Análisis Digital.

Goette había sido investigado a partir de enero de 2002, por la desaparición de la familia Gill. Precisamente el 13 de enero de ese año, se lo vio por última vez a Rubén Gill, quien tenía 56 años. Con su mujer Norma Margarita Gallego (26) y sus hijos María Ofelia (12), Osvaldo José (9), Sofía Margarita (6) y Carlos Daniel (3) emprendieron un viaje corto hasta la ciudad de Viale, donde estuvieron en un velorio.

Aún hoy persiste el misterio por la desaparición de los 6 integrantes de la familia Gill.

Era ya de noche cuando regresaron al campo. Desde ese momento, nunca se supo más nada sobre el paradero de la familia. Jamás se encontró el más mínimo rastro del matrimonio y los chicos. Sólo se han tejido decenas de versiones, algunas de ellas incluso disparatadas.

El «Mencho» Gill, como lo apodaban, vivía con su familia en una casa del campo La Candelaria, un predio rural ubicado cerca del cruce de las rutas provinciales 32 y 6, en el Departamento Nogoyá, en la zona central de Entre Ríos. Es un campo de alrededor de 500 hectáreas, propiedad del ruralista Alfonso Goette. Al paraje se lo conoce como Crucecitas Séptima.

Hasta que el misterio cubrió a la familia, los Gill eran un típico grupo familiar del campo entrerriano. El hombre era el puestero del campo, el encargado de realizar las tareas rurales. Su mujer trabajaba cocinando en una escuela rural, donde además concurrían los chicos. No tenían enemigos ni conflictos con nadie. O al menos eso era lo que se creía.

Los familiares, especialmente un hermano de Rubén, se enteraron de la desaparición casi dos meses después. Ellos vivían en otra localidad, aunque mantenían contactos periódicos. Cuando preguntaron al dueño del campo, el empresario rural les dijo que se habían marchado, que de un día para otro habían decidido dejar todo para afincarse en otra localidad. Lo extraño fue que dejaron en la casa todos los electrodomésticos y algunas ropas de la familia. Ni siquiera habían pasado a cobrar el sueldo de la mujer por su trabajo en el colegio.

La primera búsqueda se encaminó a la provincia de Santa Fe, donde tenían familiares. Supuestamente se habían ido allí buscando un mejor destino. Pero en ese lugar no sabían nada. Es más, la versión pareció más un intento de desviar la investigación. La causa, desde ese momento, fue por averiguación de paradero, y estuvo a cargo del juez de instrucción de Nogoyá, Jorge Sebastián Gallino y en la actualidad la conduce el juez Gustavo Acosta.

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