Este martes, la Plaza de la Madre de Villa Gobernador Gálvez se convirtió en un punto de encuentro para familiares que cargan con un dolor común: la pérdida de seres queridos por fentanilo adulterado.
Llegaron con fotos, con nombres, con historias que todavía buscan respuestas. En Santa Fe ya son 59 las muertes confirmadas entre las 124 registradas en todo el país, y detrás de cada número hay una vida arrebatada y una familia que no se resigna.
Mercedes fue una de las que tomó la palabra. Contó que su esposo había pasado por un trasplante dos años atrás y que este año una neumonía lo llevó a una larga internación. Creyó que el sufrimiento había quedado atrás cuando él murió, pero tres meses después un mensaje del Juzgado de La Plata le reveló algo impensado: su marido había sido víctima de fentanilo contaminado.
“Es un doble duelo”, dijo, con la voz quebrada. “Nunca imaginé vivir algo así. Lo envenenaron”. Y explicó que su reclamo es, sobre todo, para que nadie más atraviese lo que ellos están viviendo junto a sus dos hijos.
A su lado estaba Gisela, que aún intenta entender la muerte de su mamá, ocurrida el 10 de mayo. Ella también habló de una neumonía contraída en el sanatorio y de la búsqueda desesperada de explicaciones que el propio sistema no les dio.
“Tuvimos que averiguar solos”, resumió en diálogo con Canal 3. En esa investigación forzada descubrió no solo información, sino también la necesidad de unirse a otras familias. “Cuando estamos juntos, el dolor pesa menos”, dijo.
Ambas coincidieron en un mismo pedido: que haya respuestas reales, una ley de trazabilidad y mejoras urgentes en el sistema de salud para que estas historias no se repitan.
