Por Facundo Santi (*)
Desde hace ya bastante tiempo, cuando analizamos el fútbol, no pensamos solamente en lo técnico-táctico, lo físico, lo nutricional, etcétera; también pensamos en lo psicológico.
A esto nos vamos a dedicar en esta nota: a observar algunos de los aspectos psicológicos que están presentes constantemente en la escena deportiva y que influyen particularmente en momentos cruciales de los partidos, como la ejecución de penales.
La propuesta es pensar un momento crítico en el fútbol a la luz de la Psicología Aplicada al Deporte. Hacer un aporte a su especificidad y situar algunos mojones de referencia para los jóvenes colegas que se vuelcan cada vez mas al deporte. Pensando al psicólogo como parte insustituible de un cuerpo técnico.
Los que trabajamos en esto, cuando analizamos el fútbol, no solo lo hacemos concibiéndolo como un deporte, sino también como manifestación cultural.
Hay un ida y vuelta constante entre el futbol y la sociedad, entre lo personal, lo social y lo profesional. Para un futbolista estas relaciones se encuentran potenciadas. Ni hablar si está en la élite.
En éste sentido vamos a situar algunos de los múltiples aspectos que se ponen en juego en estos momentos.
Veamos:
La culpa y la ansiedad del jugador:
El momento de ejecutar un penal conlleva una carga emotiva única.
Tanto la culpa como la ansiedad están presentes no sólo ante la exposición subjetiva a la que se somete el ejecutante, sino también ante la presión de representar a un equipo o a la selección nacional. La posibilidad de fallar lleva consigo una carga psicológica significativa, ya que es una oportunidad inmejorable para convertir un gol. Y lo que se respira socialmente, siempre se hace carne en el futbolista: “No podés errar!!!”
La relación con el entrenador:
En la clínica aparecen constantemente dificultades en la relación del futbolista con su entrenador. Ahí podemos ver que subyace la cuestión de que la figura del entrenador entra simbólicamente en serie con la figura del padre. En el futbol el entrenador es la figura paterna por excelencia. El jefe del grupo, muchas veces ex jugador, con experiencia, el que debe enseñar…
Una persona mayor que tiene el poder de dar rumbo a las cosas y que sus decisiones impactan de lleno en la actividad del futbolista.
Esto ocurre para bien o para mal, ya que el DT que sea consciente de esto y se prepare para ocupar ese lugar de la mejor manera, sin duda que va a potenciar el rendimiento de sus jugadores. Los mismos van a dejar todo dentro de la cancha por amor…
En lo que respecta a la ejecución de penales, la misma puede convertirse en un acto de búsqueda de aprobación y validación. El jugador, al enfrentarse al penal, experimenta la presión no solo de cumplir con las expectativas técnicas, sino también de obtener la aprobación del «padre» futbolístico.
La competencia como lucha psicológica:
No es para nada descabellado pensar la competencia en el deporte como una lucha psicológica entre jugadores. El acto sublimatorio que significa el juego como competencia para la vida en sociedad es plausible de una investigación antropológica. En este sentido podemos pensar a la competencia deportiva como un sustituto sublimado de las antiguas guerras de conquista.
En la ejecución de penales, se desatan emociones intensas relacionadas con la rivalidad, la envidia y el deseo de superar al oponente. Estas dinámicas inconscientes están presentes en la toma de decisiones, siendo determinantes a la hora de la ejecución precisa.
Así las cosas, ya no podemos dudar de que las dimensiones que se ponen en juego en el fútbol van más allá de la mera destreza técnica.
Domingo tras domingo observamos un escenario donde se entrelazan complejas dinámicas psicológicas. Desde la culpa y la ansiedad hasta las complejas relaciones simbólicas.
Sin duda la psicología ofrece una lente fascinante para entender la profundidad de estos momentos cruciales, y ha llegado para quedarse en el deporte más popular del mundo.
(*) Psicólogo (UNR), profesor en Psicología (UNR) | Instagram: psicodep.facusanti
