La eterna inspiración que proponen los clásicos cuya razón y sentido radican en su resonancia en un presente constante disparó en un equipo de teatristas locales el interés por volver a revisar Las Criadas, de Jean Genet, clásico de clásicos de la dramaturgia universal de fines de los años 40, que en el presente vuelve a tener sentido a partir del saludable debate de la agenda actual en relación con la identidad de género.
Fuerte referencia de la lucha de clases que dejó el mundo desolado y desigual de la Segunda Guerra Mundial, en Las Criadas, Genet cuenta la historia de dos mujeres y la señora de la casa en una relación que va de la cordialidad al horror y la muerte, una historia que guarda un singular paralelismo con el caso real de las hermanas Papin, dos sirvientas que por aquellos años asesinaron a la dueña de casa sin un motivo aparente, una cercanía que, sin embrago, el propio Genet negó en más de una oportunidad.
Ahora, bajo el atinado título Fascinación, se conoce este viernes en la sala local La Escalera una nueva adaptación del clásico francés que cuenta con las actuaciones de Juan Carlos Capello, Marcela Espíndola y Lionel Fuentes, diseño de escenografía y vestuario del destacado Hugo Salguero, realización de vestuario de Lorena Fenoglio, música original de Lionel Fuentes y dirección general de Armando Durá.
“Proponemos un ejercicio teatral endemoniado donde la apariencia lucha por hacerse pasar por realidad. Lo falso, lo absurdo, lo artificioso como materia dramática en la que dos sirvientas aman y odian al mismo tiempo a su señora”, escribe Durá.
“Es una ceremonia que siempre se interrumpe, hombres que son mujeres y mujeres que son hombres. Una señora que adora a sus sirvientas como adora a su bidet. Sirvientas tenebrosas esculpidas por la mente del amo”, plantea el director en el texto de presentación de Fascinación que busca, como buscaba Genet, trascender al mero conflicto de poder que se teje entre la dueña de casa y sus sirvientas y hace foco en esa “fascinación” que les genera a estas criadas el vestido rojo de la señora que cada vez que se lo ponen, sienten que se convierten en ella.
El recorrido
“Este es un proyecto personal con el que había comenzado a trabajar antes del confinamiento del año pasado por la pandemia; mi interés por esta obra viene desde hace mucho tiempo y quería traerla al presente, creo que es un texto maravilloso, y siempre desde ese lugar, desde el texto, una obra que diga cosas, más allá de lo visual y corporal que propone esta versión, porque siento que la ausencia de textos es una gran deficiencia del teatro de este tiempo”, planteó el actor y director Armando Durá.
“Creo que lo más importante es la vigencia que tiene la obra, que trasciende la lectura que se hace habitualmente de la dialéctica amo-esclavo; si bien eso está en el texto, buscamos ir un poco más allá, incluso con la decisión de que sean hombres los que interpreten los personajes”, destacó el creador en relación con un anhelo que en algún momento tuvo el propio Genet, con hombres representando sus personajes femeninos.
“La decisión de que sean hombres representando a mujeres, y si bien es algo que Genet ya vislumbraba en su época, en el presente está más asociado al género como artificio; es pensar un poco esta idea de que no se nace hombre o mujer y son los mandatos culturales e institucionales los que van forjando eso. El concepto viejo va quedando atrás y en las nuevas sociedades es algo que va ocupando un lugar. Nos valemos de ese concepto para mostrar que la señora es una construcción, es un artificio, algo que se va forjando en la medida que adquiere un poder. Lo que la construye son los vestidos que tiene, las joyas, sus posesiones materiales y todo eso es lo que necesitan estas criadas para ser o sentirse mujeres. Pero además, a la señora la planteamos como algo irreal: más allá del absurdo, buscamos dar esa sensación de irrealidad, algo que también está en el texto de la obra. Una vez le preguntaron a Genet por qué las sirvientas hablaban de una manera tan artificiosa cuando las sirvientas no hablaban así, y el respondió que sus sirvientas sí hablaban de ese modo. Por eso planteamos que es una construcción; incluso no sabemos si esta señora existió de verdad o fue una construcción, si la quisieron asesinar, quién toma el veneno o quién muere en realidad. Son todos interrogantes que pretendemos que queden flotando en el aire”.
Alejados como equipo creativo de una potencial “réplica de lo histórico”, el material se sustenta, además del texto, en un profundo trabajo desde lo estético a partir del valioso aporte del destacado director de arte Hugo Salguero. “Lo conozco a Hugo hace más de cuarenta años; lo admiro y respeto mucho. Y fue la primera persona en la que pensé para que se sumara con su enorme conocimiento de vestuario y escenografía, su criterio artístico; pero además es un artista de una enorme generosidad que de inmediato entendió el planteo, se adaptó a lo que yo proponía. Y hay otro dato: Hugo dirigió una versión de Las Criadas hace muchos años, que tuvo su estreno en el Astengo con algunas funciones y luego se presentó en Buenos Aires, que proponía otra concepción totalmente distinta y que es un poco lo que habilita este texto, la multiplicidad de lecturas y de formas”.
Finalmente, Durá, conocedor del texto de Genet de larga data, dijo que buscó que su versión no se parezca a otras: “Hay un trabajo a nivel dramatúrgico, algunos cambios en relación con el final; el texto está aligerado, esta versión dura apenas un poco más de una hora. Tuve la oportunidad de ver muchas versiones no sólo acá sino también en España y una de hace algunos años en el Teatro San Martín. Pero esta versión es otra cosa, va de manera muy marcada por el lado de la irrealidad”.
Para agendar
Fascinación, versión del clásico Las Criadas de Jean Genet, tendrá su estreno este viernes, a las 20.30, en la sala La Escalera, de 9 de Julio 324. Las entradas, limitadas, con protocolos vigentes y reducción del aforo se reservan a través del contacto 341-5098033