“Yo no maté a mi padre, maté al brujo”. Con estas palabras comenzó su declaración Juan Gabriel Abramor, un joven acusado de matar a su padre en abril del año pasado en una vivienda de barrio Itatí. El juicio oral y público se inició ayer y durante el debate se dirimirá la suerte de este muchacho, acusado de homicidio calificado por el vínculo y alevosía, tenencia de arma de guerra y encubrimiento. La víctima se llamaba Juan Carlos Abramor, pero también era conocido como Antonio o Ángel dela Muerte. Eraparapsicólogo y devoto de SanLa Muertey, según relató su hijo, tenía un consultorio donde realizaba brujerías y magia. Tanto imputado como víctima vivían bajo el mismo techo junto a sus parejas e hijos, y todo estuvo encarrilado hasta que el hombre amenazó con sacrificar a su nieto y ofrecerlo a SanLa Muerte, lo que derivó en el homicidio.
El juicio oral y público contra Juan Gabriel Abramor comenzó puntualmente a las 8.30 de ayer, día de los fieles difuntos y de los muertos porla Patria. Aesa hora ingresó en la sala acondicionada en el primer piso del palacio de Tribunales el imputado, Juan Gabriel Abramor, quien es defendido por las abogadas Marta Macat y Nora Gaspire.
La primera en exponer en el juicio, a cargo del juez José Luis Mascali, fue la fiscalía, compuesta por Lucía Aráoz y Aníbal Vescovo, quienes acusaron a Abramor de asesinar de cinco disparos con un arma calibre 38 mientras estaba sentado en la cocina. La fiscalía consideró además que el joven cometió el crimen con alevosía y ensañamiento y que no existen atenuantes al caso.
A su turno, la defensa sostuvo que iba a probar la vida que su cliente llevó antes del homicidio, donde vivió inmerso las 24 horas en un culto a SanLa Muerte, donde el padre de Juan Gabriel llegó a manipular la vida de toda la familia y también la de terceros, al punto de intentar entregar en sacrificio a su nieto. El descargo finalizó con el pedido de absolución de su defendido por un estado de necesidad exculpante.
Tras las dos exposiciones, quien hizo uso de la palabra fue el imputado, Juan Gabriel. En una exposición que duró casi tres horas, entre otras cosas, el joven aseguró: “Yo no maté a mi padre, maté al brujo”.
Abramor explicó qué era la magia negra y blanca a la que se dedicaba su padre y sostuvo que éste había cambiado. “No era como antes, él pensaba que haciendo esas cosas iba a adquirir más poderes, bajar un alma, hacer un trabajo de muerte. Yo he visto gente que por una herencia hacía matar a un familiar. El poder lo tenía, él hacía todo, todo lo que hacía se cumplía. Era verdad lo que él hacía, tenía un don especial pero era malo, muy malo”, refirió.
El acusado relató que trabajaba con su padre por una cuestión de necesidad económica pero el sacrificio de algo que el quería pasó todos los límites, dijo, haciendo referencia a la amenaza de sacrificar a su nieto (hijo de Juan Gabriel). “Muerto el brujo, muerta la magia”, aseguró.
Abramor contó también que había tenido unos problemas con drogas cuando vivía en Buenos Aires y le pidió a SanLa Muerteque “lo saque” y se cumplió. Como agradecimiento, dijo que se tatuó la imagen del santo en el cuerpo, cumpliendo la promesa que le había hecho, aunque en realidad no quería hacerlo. “Le prometí al santo a través de él (por su padre) y era una obligación”, refirió.
En relación a la magia que manipulaba su padre, quien también se hacía llamar Antonio o Ángel dela Muerte, el joven dijo que al principio no creía, aunque después empezó a ver y creyó. También sostuvo que presenció sacrificios de animales, que supo de sacrificios humanos y que en varias oportunidades buscó tierra y huesos en el cementerio para los trabajos de su padre. “Yo no quería hacer cosas, no quería ser cómplice, pero es una mafia, no podía salir de ahí”, dijo Juan Gabriel.
Según relató, su padre tenía altares en honor a SanLa Muerteno sólo en su casa sino también en el consultorio donde había imágenes del santo talladas en huesos de fémur humanos, cráneos, cajoncitos, velas y todos los elementos que se podían utilizar para hacer trabajos.
El acusado explicó también que al consultorio llegaba gente de todo nivel, que pagaban 50 pesos la consulta y que los trabajos eran aparte, lo que podía rondar, depende el encargo, entre 7 mil y 10 mil pesos.
En relación al día del crimen, Juan Gabriel explicó que el día anterior había discutido porque su hijo de 3 meses lloraba mucho y “me dijo que si no lo hacía callar lo iba a dar en sacrificio”.
Al día siguiente, su padre lo mandó a hacer una cosa de trabajo que no quería, por lo que ambos discutieron; luego el acusado fue hacia el santuario y encontró en una vela negra pasada en aceite y tierra de cementerio un papel con el nombre y la fecha de nacimiento de su hijo, por lo que fue a la pieza, tomó el arma que guardaba y luego dijo no recordar nada más.
El joven explicó que una vez que se empezaban los trabajos de muerte no se podía parar y que su padre le había enseñado que “muerto el brujo, muerta la magia”.
Luego de la extensa declaración del joven que incluyó filmaciones, fotografías y audios de la labor que desarrollaba la víctima, declaró el personal policial que intervino en el procedimiento y dos médicos legales que comprobaron la muerte del padre y el estado psicofísico del hijo posterior a su detención.
El homicidio de Abramor se produjo el 7 de abril de 2010 en Pueyrredón al 4400 en el barrio Itatí. La víctima habitaba la propiedad junto a su concubina, su hijo Juan Gabriel, su nuera y tres niños. Esa mañana, luego de una discusión con su padre, Juan Gabriel se duchó, tendió la toalla en el patio, caminó hacia la cocina con un arma en la mano y mató a Juan Carlos de cuatro balazos delante de los otros miembros de la familia. Luego dijo a los testigos que llamaran ala Policíay se hizo cargo del hecho.