La edición 32 del Encuentro Nacional de Mujeres (ENM) terminó este lunes en Resistencia con la votación de Puerto Madryn como próxima sede. Fueron tres días en los que la capital chaqueña recibió a 70 mil mujeres de todo el país. Debatieron en 71 talleres en escuelas y universidades y en innumerables actividades paralelas como asambleas, festivales, peñas y charlas que coparon las plazas, bares, calles, centros culturales y clubes de la ciudad. El domingo a la tarde, una marcha de 35 cuadras atravesó Resistencia de punta a punta y terminó con un enorme festival popular en el Parque de la Democracia. El ENM demostró una vez más que se trata de una de las experiencias más federales y masivas de Argentina. A las banderas feministas se sumaron los reclamos de las mujeres de los pueblos originarios y de la aparición con vida de la chaqueña Maira Benítez, desaparecida desde diciembre de 2016. No faltó el pedido de liberación de Milagro Sala y la pregunta por Santiago Maldonado.
A diferencia de las últimas ediciones en Rosario y Mar del Plata, no hubo represión por parte de las fuerzas de seguridad, algo que fue atribuido al trabajo a la par entre las organizadoras y la Secretaría de Derechos Humanos local. Los incidentes fueron mínimos. Los protagonizaron un grupo chico de manifestantes que salió del recorrido oficial de la movilización para pasar por la catedral y por alrededor de 50 vecinos, en su mayoría varones, que las esperaron con piedrazos y golpes. El lunes a la tarde cargaron nuevamente contra las pocas participantes que todavía esperaban en la plaza 25 de Mayo los colectivos para volver a sus ciudades. Las mujeres tuvieron que ser escoltadas por la secretaria para salir de la ciudad.
Oficialmente el ENM arrancó el sábado a la mañana con un acto en el Club Sarmiento y con las acreditaciones en el predio de la Sociedad Rural. Ya desde el viernes el Encuentro se notaba en las calles de Resistencia con las primeras charlas y recitales. Para el sábado al mediodía la ciudad se convirtió en una marea de mujeres que caminaban bajo el calor chaqueño con sombreros, gorras, ropa clara y fresca y el pañuelo verde de la campaña por la legalización del aborto atado al cuello casi como un uniforme. El punto de encuentro, descanso y confluencia durante los tres días fue la Plaza 25 de Mayo. Hubo asambleas, festivales, peñas, recitales y una feria enorme donde se podía conseguir todo el merchandising feminista.
El sábado a la tarde empezaron los debates en los 71 talleres. Como en todos los encuentros, se hicieron en las aulas de escuelas y universidades, muchos con más de una comisión. Los temas fueron tantos como los intereses y problemas de las mujeres. Uso de cannabis medicinal, legalización del aborto, religiones, violencias, femicidios, cooperativismo, sindicalismo, movimientos sociales, trabajo sexual, trata, sexualidades, bisexualidades, transexualidades, lesbianismo, políticas del cuerpo, relaciones de pareja, maternidad, medios de comunicación, arte, cultura, deportes, fueron algunos de los ejes. Una de las novedades fue el de activismo gordx. El taller llegó al encuentro por primera vez de la mano del colectivo Hacer la vista gorda, que trabaja en correr a la gordura del estigma y la discriminación.
El debate más enconado
El colegio Nacional fue una de las sedes más convulsionadas. Concentró los talleres de vinculados a la sexualidad, la autopercepción, el cuerpo y los deseos. En las aulas y en la calle el de trabajo sexual se plantó como una de las nuevas discusiones dentro del movimiento feminista. Las prostitutas –representadas por la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (Ammar)– lograron el año pasado que el taller vuelva a estar en la grilla después de más de una década.
En Chaco enfocaron el debate en los nulos derechos laborales de las trabajadoras sexuales en Argentina y en las estrategias hacia una ley que las ampare. Pero en todas las comisiones la discusión estuvo atravesada por el dilema de si la prostitución debe ser considerada un trabajo o no. En la vereda opuesta a las trabajadoras sexuales y media hora antes de que terminaran los talleres, todos los días las abolicionistas irrumpían en las comisiones para plantear que el trabajo sexual era explotación. “Estamos cansadas de que a las putas se nos exija disfrutar y desear el trabajo como a ningún otro trabajador. Nosotras elegimos trabajar con nuestro cuerpo y con nuestras conchas como un obrero lo hace con sus manos. Y nadie le exige al obrero que disfrute de su trabajo”, respondían las autodenominadas putas feministas y explotaban los aplausos. Ante el apoyo de las asistentes, los grupos abolicionistas se iban al grito de “proxenetas”. La forma de participar recordaba las intervenciones que en encuentros anteriores hacían los grupos antiderechos en los debates sobre aborto. Según denunciaron desde Ammar, el choque llegó al extremo de que una de las abolicionistas golpeó a una trabajadora sexual en medio del debate.
Marcha y festival de las lesbianas
Otro de los puntos fuertes de la edición 32° fue que por primera vez la grilla oficial incluyó la marcha y el festival de las lesbianas. La movilización fue el sábado al atardecer y terminó con fiesta, baile y recital en la plaza Belgrano. Las tortas buscaban visibilizar que son uno de los colectivos que más sufre la violencia hacia las mujeres y pidieron por el cese de la persecución y los estigmas.
El ENM fue también una cantidad inabarcable de actividades paralelas a la grilla oficial. Desde asambleas del colectivo Ni una menos, sindicatos, movimientos barriales y partidos políticos, pasando por intervenciones artísticas como la de las Socorristas en Red frente a la catedral, hasta obras de teatro, torneos de fútbol, tetazos y un “juicio a la Justicia”.
Con transmisión radial en vivo
La radio porteña Futurock trasladó sus estudios a la peatonal de Resistencia y transmitió en vivo durante todo el fin de semana. Julia Mengolini y la Señorita Bimbo fueron algunas de las voces de la emisora feminista que contaron al país por streaming lo que pasaba en el encuentro. Los medios comunitarios y no hegemónicos hicieron lo mismo desde distintas plataformas. La marcha y la votación de la sede de 2018 fueron transmitidas en vivo por varios colectivos de comunicación. La masividad y la variedad de propuestas puso en evidencia que el encuentro es desde hace rato el evento más importante de la agenda feminista. Pocas veces las mujeres que participan de espacios de militancia tienen la oportunidad de confluir en un lugar para debatir. Que el destino sea siempre distinto y que cualquier provincia pueda ser protagonista convierte al ENM en una de las experiencias más federales de Argentina y en un evento inédito a nivel regional.
Todas las edades, de todo el país
La evidencia más clara es la marcha. Mujeres de todas las edades, clases sociales y grupos de pertenencia cantan, bailan, se pintan los labios, dibujan sus cuerpos, se ponen pelucas, ríen, muestran las tetas, se abrazan y toman las calles para demostrar que no están solas y poner un freno al machismo. En Resistencia fueron una manada de 70 mil en un recorrido que fue una fiesta. Lejos de la mirada de los medios hegemónicos enfocada en paredes pintadas y de un grupo minoritario de vecinos violentos, cientos de chaqueñas y chaqueños se sumaron a la marcha o aplaudieron y celebraron desde las veredas y balcones.
No hubo represión en el Encuentro Nacional de Mujeres en Chaco