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Félix Guattari, del psicoanálisis a la cartografía social

Su teoría postula que todo lo inconsciente remite a un campo social, económico y político, incluido el objeto de deseo.

Uno de los principales protagonistas de las luchas contraculturales del siglo XX.

Pensador crítico y lúcido analista del capitalismo mundial integrado y sus maquinarias deseantes. Activista social, y cultural, polemista e innovador en el psicoanálisis, el ciclo vital de Guattari fue intenso y potente en ideas, acciones e iniciativas.

Breve esbozo biográfico

Félix Guattari nació en Villeneuve-les-Sablons (Oise), Francia, el 30 de abril de 1930.

Como expresa uno de sus biógrafos: “Próximo a Jean Oury y a su hermano Fernand, desarrolló una intensa labor durante muchos años en la clínica de La Borde, centro destacado de la psicoterapia institucional”.

Su formación intelectual era básicamente la de un autodidacta. Cabe señalar que tomó parte un tiempo prolongado en el seminario de Jacques Lacan, que además fue su psicoanalista. Pero Guattari comenzó a distanciarse respecto de lo que llamaba lacanismo a partir de sus intercambios y colaboración con Gilles Deleuze (es él el inventor del término desterritorialización).

Activista social de intensa participación adscripto a las corrientes de la izquierda revolucionaria, Guattari apoyó las luchas de minorías en el contexto de la mundialización; por ejemplo, la causa del pueblo palestino en 1976, la tendencia de los consejistas obreros italianos en 1977, a movimientos ecologistas sociales en Brasil a partir de 1979).

Cartografía Social

Según afirma un comentarista: “Félix Guattari no cree que sea posible aislar el elemento inconsciente en el lenguaje o estructurarlo dentro de unos horizontes significantes. Por el contrario, el inconsciente remite a todo un campo social, económico y político. Los objetos del deseo se determinan como realidad coextensiva al campo social (y en consecuencia a aquel definido por la economía política).

Una cartografía de la subjetividad, para tener un alcance analítico, debe según él deshacerse de todo ideal de cientificidad. Dicha cartografía se basaría en una contundente crítica de los métodos de subjetivación subordinados al régimen identitario y al modelo de la representación, sobre lo que la psicoanalista y colaboradora Suely Rolnik llama “el malestar en la diferencia”.

La ética de Guattari consiste en oponer a este ideal un constructivismo ontológico a todos los niveles, tanto en el caso de aprehensión de los niveles etológicos en los bebés como en el de la función existencial del rock en los jóvenes, e incluso en el de la aprehensión pática en la psicosis, en que pueden ser incluidos los más diversos componentes semióticos (incorporación de la ciencia o de los medios de comunicación como elementos de la novela familiar moderna, por ejemplo). Por ello debería aceptarse que la psique es el resultado de componentes múltiples y heterogéneos. Ella desarrolla el registro verbal, pero también los medios de comunicación no verbales, las relaciones con el espacio arquitectónico, los comportamientos etológicos, los estatutos económicos, las aspiraciones éticas y estéticas, etcétera. Esto implica que no se puede tomar la subjetividad como algo dado, configurado por las estructuras universales de la psique, sino que, al contrario, permite suponer mecanismos diferenciados de subjetivación. Ello es debido a que el inconsciente no es estructural, sino procesual; no puede darse referido solamente al quehacer familiar y cotidiano, a dicha «novela familiar», sino igualmente a las maquinarias técnicas y sociales. No puede dirigirse solamente hacia el pasado, sino también hacia el futuro.

“Hay en Guattari una búsqueda radical de una capacidad para dar forma conceptual y pragmática a interrogantes existenciales, para reintegrar la complejidad de los individuos, su libido, sus sueños e inclinaciones en la ecuación política, le llevan a promover lo que llamará una ecosofía”, se describe.

Ideas fuerza

Nos parece pertinente transcribir algunas reflexiones de Guattari que evidencian el talante y la orientación de su ideario: “El sujeto no es evidente; no basta pensar para ser, como lo proclamaba Descartes. En todas partes y en todas las épocas, el arte y la religión han sido el refugio de las cartografías existenciales basadas en una asunción de ciertas rupturas de sentido existencializantes. Es siempre necesario para el intelectual estar seguro de sí mismo, ser singular, ser valiente, y para continuar trabajando, resistir a la fascinación de la academia, de los medios y de otras instituciones por el estilo. No sólo no se constata relación de causa a efecto entre el crecimiento de los recursos técnico-científicos y el desarrollo de los progresos sociales y culturales, sino que parece evidente que asistimos a una degradación irreversible de los operadores tradicionales de regulación social”.

Autor junto a Gilles Deleuze de libros El Antiedipo, Capitalismo y Esquizofrenia y Mil Mesetas, entre otros, señala: “De la misma manera que en otras épocas el teatro griego, el amor cortés o las novelas de caballerías se impusieron como modelo, o más bien como módulo de subjetivación, hoy el freudismo sigue habitando nuestras formas de sostener la existencia de la sexualidad, de la infancia, de la neurosis…”.

“Nuestra crítica del psicoanálisis, a partir de la creación estética y de implicaciones éticas, no presupone sin embargo una rehabilitación del análisis fenomenológico que, en nuestra perspectiva, se encuentra mutilado por un reduccionismo sistemático que lo conduce a limitar sus objetos a una pura transparencia intencional”, dice.

“Lo que se podría decir, usando el lenguaje de la informática, es que, evidentemente, un individuo siempre existe, pero sólo en tanto terminal; esa terminal individual se encuentra en la posición de consumidor de subjetividad. Consume sistemas de representación, de sensibilidad, etcétera, que no tienen nada que ver con categorías naturales universales”, afirma.

El final y sus derivas

La vida de Félix Guattari se apagó estando en la Clínica de La Borde el 29 de agosto de 1992, dejando huellas originales y perennes que son herramientas para que las clases subalternas impulsen luchas transformadoras y emancipatorias, liberadoras de todas las potencias humanas, eliminando la dominación, las jerarquías y las injusticias sociales.

Guattari, traspasó todas las fronteras de los dogmas preestablecidos para elaborar una serie de teorías orientadas a la acción de los movimientos sociales en lucha contra los factores y dispositivos de dominación política, expoliación económica y alienación.

Un pensamiento abierto y dinámico que se permite desarrollarse en lo que él mismo llama “líneas de fuga” y es implacable a la hora de los diagnósticos sobre la sociedades contemporáneas.

Decía Félix Guattari: “Propiamente, la cultura de masas produce individuos: individuos normalizados, articulados unos con otros según sistemas jerárquicos, sistemas de valores, sistemas de sumisión; no se trata de sistemas de sumisión visibles y explícitos, como en la etología animal, o como en las sociedades arcaicas o precapitalistas, sino de sistemas de sumisión mucho más disimulados”.

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