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Feminismos: sin el mercado no se puede pero solo con el mercado no alcanza

La investigadora Florencia Angilletta escribió “Zona de promesas”, un libro que bucea en ensayos, novelas y canciones de rock para caracterizar la transición que va desde la potencia corrosiva de estos movimientos hacia su ingreso en la agenda social, las instituciones y las políticas públicas

Con el propósito fundante de analizar la inscripción de los feminismos en la escena contemporánea, la investigadora y ensayista Florencia Angilletta dio forma a Zona de promesas, un libro que bucea en ensayos, novelas y canciones de rock para caracterizar una época donde advierte las distorsiones que produce la corrección política y el equívoco de pretender extirpar los conflictos “cancelando” los discursos que generan incomodidad, mientras en paralelo analiza los retos de los movimientos feministas para no perder potencia corrosiva.

Desde una prosa que delata su fascinación por los matices de la lengua, Angilletta define un nuevo horizonte cartesiano en el que la duda es reemplazada por un estado de interrogación permanente que propone problematizar una escena tan intensa como resbaladiza donde confluyen el mercado, el lenguaje, el arte y las nuevas configuraciones sociales y subjetivas donde se imponen marcos de lectura que no permiten captar los matices del contexto en que fueron producidos ciertos discursos.

“Si una época es todas las épocas juntas, casi es la anulación de la historia. Ninguna época es el grado cero de la historia”, alerta la docente y becaria doctoral del Conicet.

Si bien el hilo conductor está anclado en los feminismos, en los retos que se abren en la transición del movimiento que va desde un posicionamiento más subversivo hacia su ingreso en el centro de la agenda social y habilita las dudas acerca de cómo se transmutará su poder corrosivo ahora que gravita sobre instituciones y políticas públicas, el libro irrumpe como una fuerza magnética que captura el sinuoso signo de época donde se fusionan la corrección política extrema con la pretensión de erradicar los conflictos anulando a los interlocutores que enarbolan discursos incómodos.

Habilidad del mercado para captar fenómenos sociales y transformarlos en consumo

Precisamente, en Zona de promesas. Cinco discusiones fundamentales entre los feminismos y la política, la ensayista retoma los debates que circulan a propósito de los límites de las democracias para irradiarlos al interior de los movimientos que buscan reposicionar a las mujeres y a las disidencias sexuales.

“Desde los feminismos se busca hacer temblar la casa del poder, discutir los sexos y los géneros, luchar tanto por la igualdad como por la libertad, pero los horizontes de transformación social no implican la abolición de los conflictos”, sostiene. Y amplía: “Los feminismos no son normativos, más bien pueden ser una forma de producir nuevas imaginaciones”.

La trama versátil que el texto monta entrecruzando recursos de la crítica literaria con lecturas provenientes de la sociología o la praxis feminista y referencias a films o la cultura del rock, se ramifica en cinco focos: el arte, la violencia, el amor, las instituciones o las dinámicas laborales.

El texto instala también la pregunta acerca de la habilidad del mercado para captar fenómenos sociales y transformarlos en un nicho de consumo, como ocurre con la cantidad de obras centradas en el feminismo que se publican en los últimos tiempos, una tendencia que Angilletta insta a leer como un fenómeno de doble circulación que se incrusta en las exigencias del capitalismo pero al mismo tiempo se vale de sus dinámicas para potenciar el impacto de estos movimientos en audiencias cada vez más heterogéneas.

Y no deja afuera el gran reto que tienen por delante los feminismos en la transición que va desde su rol como movimiento político instituyente para instalar demandas desatendidas a formar parte de la agenda pública en lugares insospechados como ciclos televisivos de notable rating.

Permanecer en estado de conflicto

Sobre si este trabajo viene a señalar la necesidad de implicarse en las distintas maneras de intervenir sobre el espacio público, la investigadora señala: “No pueden pensarse los feminismos sin la época ni la época sin los feminismos. Es una operación bivalente: por un lado, la época está atravesada de modo indudable por los feminismos, por sus discusiones y sus interpelaciones, pero a la vez, los feminismos contemporáneos también están, en sus prácticas y en sus inquietudes, atravesados por la época. La política es lo que permite triangular en buena medida aquello que parece binario y organizar parte de las discusiones, las conquistas y sobre todo, la zona de promesas. En ese sentido, hay al menos dos puntas para vincular época y feminismo. Una es a través de los cambios sobre lo que se denominan los sujetos del feminismo y la lucha que se ha dado para que se expanda hacia mujeres, travestis, trans y no binaries. A la vez, no se trata de dar solo la discusión acerca de quiénes ocupan ese lugar de sujetos del feminismo sino justamente de qué tipo de subjetividad estamos hablando. Lo que se señala es que no se pueden pensar en forma política los feminismos con una noción premoderna de subjetividad.

Y la subjetividad, tal cual la entiende la modernidad, está llagada, herida. Esto ya lo dijo Freud, lo dijo Marx sobre las condiciones materiales, lo dijo Nietzsche sobre el problema de la verdad. Este escenario de ninguna forma debe obliterar  el peso de las conformaciones subjetivas, porque en este ciclo del capital denominado como neoliberal los flujos financieros, productivos, afectivos, sexogenéricos, sobre las cuales intervenimos, no empiezan de la puerta para afuera sino que afectan nuestros propios cuerpos y conformaciones subjetivas. Entonces, no luchamos contra algo que está siempre en modo externo, por lo cual es importante tratar de incluir nuestras condiciones de enunciación y contradicciones en aquello que se dice. Porque más que de verdad o de mentira, se trata de permanecer en estado de conflicto. Y la flecha siempre apunta a los dos lados: aquello que enunciamos nos roza, nos interpela”.

Si los feminismos proponen transformaciones que se piensan dentro de la dinámica capitalista, ¿sería viable pensar que se pueden aprovechar estas lógicas para amplificar el alcance de las reivindicaciones y al mismo tiempo impedir que el mercado las convierta en un producto con obsolescencia programada?, Angilletta sostiene: “Diría que sin el mercado no se puede pero solo con el mercado no alcanza. Esto tiene tres variables: por un lado poner en cuestión los cambios que han acontecido en los últimos años, tanto en el mundo como en nuestro país en relación con los feminismos y señalar que han pasado a ocupar una posición desbordante e inesperada respecto de sus audiencias históricas: ya no se trata solo de los feminismos de la academia, de los feminismos de ciertos partidos políticos históricos o de ciertos territorios sino que los feminismos llegan hoy a escenas años atrás inimaginables -como la televisión, los medios masivos- y llegan a ser una segmento de venta.

Este movimiento genera controversias importantes frente a las cuales es importante señalizar el desafío de no ser vampirizadas y mercantilizadas en la dinámica de ese ciclo del capital donde efectivamente tal cual vienen señalando Foucault y otros, las políticas de identidad pueden ser reabsorbidas por lógicas mercantiles. Frente a eso es necesario generar deslices complejos y alianzas de negociación y de tensión, es decir, volver sobre la apropiación de los feminismos significa que no hay un solo feminismo, no existe «el feminismo», que muchas veces es construido desde cierto antifeminismo o incluso desde la cristalización del feminismo mainstream, sino volver sobre la idea de que los feminismos solo existen en plural”.

 

 

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