La muerte de Diego Armando Maradona provocó el dolor de millones de personas en la Argentina y el mundo. Hubo expresiones en las calles y en las redes. En estas últimas se vio una disputa entre algunas feministas que recordaron y homenajearon la figura del astro del fútbol y otras que decidieron marcar su desacuerdo en medio del dolor popular. En este marco, la cuenta de Instagram de Abuelas de Plaza de Mayo recibió muchos comentarios que cuestionaron las publicaciones a través de las cuales despidieron a Maradona, quien había acompañado su búsqueda de nietas y nietos apropiados durante la última dictadura militar.
El Ciudadano dialogó con dos militantes de la ciudad: Mabel Gabarra, integrante de la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, y Viviana Nardoni, directora del Museo de la Memoria. Ambas comparten el haber sido perseguidas durante la última dictadura cívico-militar, por ser militantes políticas. La recuperación democrática en 1983 las encontró apostando nuevamente a la lucha por causas políticas y sociales.
Nardoni contó que nació en una familia peronista y su incorporación a la militancia fue en este sentido. «Siempre he creído que donde hay una necesidad hay un derecho. No me considero estrictamente una militante feminista, soy una militante por los derechos humanos. La lucha del feminismo es una lucha por los derechos humanos», sintetizó.
Con el surgimiento del Ni Una Menos, «con toda su dinámica, su heterogeneidad generacional y con su transversalidad social», se sintió muy involucrada. Subrayó la importancia de pensar los feminismos argentinos integrados al contexto internacional, entendiéndolos también como una causa global: «Las nuevas generaciones que se suman han encontrado una causa propia por la cual luchar y esto es reparador para quienes como yo abrazamos causas por las cuales luchar desde muy jóvenes».
El vínculo entre feminismos y derechos humanos es estrecho desde la recuperación democrática, puntualizó Gabarra: «Muchas de las que organizaron el primer Encuentro Nacional de Mujeres -ENM- en 1986 en Buenos Aires habían militado en años anteriores y sufrieron las consecuencias de la represión, así sucedió en cada lugar del país donde los 35 encuentros se realizaron posteriormente».
Contó Gabarra que en el primer ENM realizado en Rosario en 1989 se redactó una carta pública al presidente electo Carlos Saúl Menem, a partir del taller de derechos humanos, en la que se fijaba una posición en contra del indulto a los militares que habían participado de la represión. «Esa carta fue aprobada por aclamación en la plenaria final y de ese taller participó Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, siempre presente en todas las luchas», describió.
En los ochenta, Gabarra fue una de las fundadoras de la organización no gubernamental llamada Indeso Mujer y en 1986 de un Centro de Mujeres, Juana Azurduy, en Empalme Graneros donde se brindaba atención en primeros auxilios en salud, consejería jurídica y se realizaban talleres de reflexión y capacitación a las mujeres del barrio.
Pañuelos blancos y verdes
La Campaña nacional por el aborto legal se formalizó 2005 y su símbolo, el pañuelo verde, se había empezado a utilizar y popularizar en 2003. Nardoni habló de la «genealogía fundacional del pañuelo como símbolo de lucha por los derechos». Se preguntó si las nuevas generaciones están conscientes de su significado: «Las primeras que han luchado fueron las mujeres con sus pañuelos blancos como insignia por sus hijos, por sus nietos, pero fundamentalmente por los derechos fundamentales de las vidas de la personas: la libertad, la verdad, el derecho a expresarse y ellas también se han sumado a las luchas feministas de una forma muy importante y muy relevante». Se refiere a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.
Gabarra también enlaza también estos acontecimientos políticos: la crisis del 2001 y la participación de las mujeres feministas en las asambleas, el segundo ENM en Rosario en 2003, cuando surge la propuesta de unir todas las luchas que se estaban dando en el país por el aborto legal, el surgimiento efectivo de la Campaña por el aborto legal en 2005, las crecientes movilizaciones de mujeres jóvenes, estudiantes universitarias y secundarias y militantes políticas de organizaciones sociales y el Ni Una Menos de junio de 2015 ante los numerosos femicidios.
Para la activista se trata de hechos fundamentales en la genealogía política del movimiento que «hicieron que nuestra lucha empezara a ser visible especialmente para aquellos sectores que no comprendían que todas las reivindicaciones por mayor justicia, libertad, igualdad y respeto por los derechos humanos son parte ineludible e inseparable de los cambios que queremos».
Nardoni, entonces, definió que las luchas sociales nombradas son parte de una lucha mayor que las involucra a todas: «La lucha por la emancipación, que es la lucha por la libertad y ahí entra entonces el debate sobre Maradona».
«En este debate sobre si Maradona sí o no, creo que el feminismo si es parte de esas luchas emancipatorias como yo creo, debe darse la libertad de debatir si una parte de nuestro patrimonio cultural como es Diego merece o debe ser llorado o no. Y digo patrimonio cultural sin dudarlo, la mayoría del pueblo argentino lo siente así por la sencilla razón de que lo hizo feliz. No caer en un feminismo dogmático al punto de censurar sentimientos y manifestaciones de pérdida», evaluó.
Puntualizó Nardoni que «Diego luchó codo a codo con las Abuelas, a las que les abrió espacios internacionales impensados, solidarizándose con su causa».
En sintonía, Gabarra planteó: «Nadie puede negar que el Diego fue y será un indiscutido líder popular, que siempre estuvo del lado de los explotados, de los pobres y marginados, y nunca dejó de ser el pibe de la villa que soñaba con ser campeón del mundo. Fue querido y recibido por dirigentes políticos revolucionarios, no feministas, del mundo entero. De eso se trata: el feminismo hace dos siglos viene trabajando para terminar con un sistema que oprime y discrimina como el patriarcado, falta mucho para acabar con las mentalidades machistas que son mayoría todavía en nuestra sociedad; eso no me impide valorar las calidades, compromisos y habilidades de un rey del fútbol como Maradona y no creo que tampoco nadie pueda criticar honestamente a las Abuelas por decirlo públicamente».