Cuando cursaba el secundario, Alan Stivelman quería ser ingeniero en sistemas. Ya casi estaba decidido hasta que un profesor de literatura con quien hablaba de libros y películas le preguntó si había visto algo de Alejandro Jodorowsky. Alan fue hasta un video club del barrio porteño de Belgrano y alquiló El Topo. Confiesa que vio varias veces el film pero seguía sin entender nada. “Fue una orgía surrealista de símbolos e imágenes. Me fascinó”, contó el joven director de cine de 33 años a El Ciudadano.
Después estudió actuación y en paralelo hizo la carrera de cine. En 2013, con algún sesgo similar a la ruta de aquel personaje de negro del western de Jodorowsky, Stivelman emprendió su propio viaje a Los Andes y dirigió su primera película, Humano, en la que un muchacho busca la iluminación para descifrar el origen del hombre.
En Rosario, después de la presentación de su película Humano, el antropólogo Diego Viegas se acercó a entrevistar a Stivelman y allí comenzó otro viaje que terminaría, en 2018, con la puesta en pantalla grande del documental Testigo de otro mundo, un trabajo que registra la regresión de Juan Óscar Pérez, un gaucho de origen guaraní que asegura que vio un ovni y dos extraterrestres cuando tenía 12 años y que se aisló de la sociedad al nos sentirse comprendido hasta que después de muchos años pudo contar lo que, según él afirma, ocurrió. De hecho, fue atendido, escuchado y analizado por un equipo de psicólogos y psiquiatras que lo ayudaron a convivir con su realidad.
Stivelman dirigió y escribió el guión de la película Testigo de otro mundo con ayuda del astrofísico Jacques Vallée y el equipo que coordina el psiquiatra rosarino Néstor Berlanada.
La historia de Juan Óscar Pérez y el documental sobre su vida fue noticia en los diarios El País y El Mundo de España que le dedicaron más de una página. Pero lejos estuvieron los medios tradicionales argentinos en interesarse, excepto aquellos canales de información estrictamente abocados a los fenómenos extraterrestres y la Ufología.
Actualmente, la distribuidora estadounidense The Orchard Movies está a cargo de la difusión digital del material. Y el documental está disponible en Amazon Prime.
—¿Hay antecedentes en el cine nacional de este tipo de abordaje como lo hace “Testigo de otro mundo”?
—Me tengo que basar un poco en lo que me han dicho cinéfilos e investigadores. En realidad hay decenas de documentales sobre el fenómeno ovni pero puedo afirmar que es la primera vez que se retrata ese fenómeno desde la óptica humana, haciendo hincapié en el testigo y no tanto en el hecho en sí.
—¿Cómo surge la idea del documental?
—Fue toda una cadena de eventos que si los tuviera que describir no me saldrían. En 2012 empiezo a escribir una historia de ficción sobre una pareja de treintañeros donde ella había sido abducida y estaba embarazada de seres de otro plano; era una historia muy rara. En ese momento estaba aplicando una técnica que se llama escritura automática, que es cuando uno deja aflorar el inconsciente sin ponerle barreras. En ese contexto salió esta historia extraterrestre, algo que a mí me parecía muy lejano y no me interesaba. Y el fenómeno ovni, menos. Siempre me interesó la búsqueda del origen del ser humano y las civilizaciones antiguas en América que siempre fueron foco de mi investigación.
—¿Cómo pasaste de ese desinterés por el fenómeno ovni a dirigir una película sobre el tema?
—Cuando estaba usando la técnica de escritura automática me compré un libro del psiquiatra norteamericano John Mack, un profesional muy reconocido que pasó del escepticismo a tratar personas que habían sufrido casos de abducción similares al de Juan Óscar Pérez en cuanto a la carga emocional. Después doy con Los Extraños, un libro del psiquiatra rosarino Néstor Berlanda y Juan Acevedo que compré en una librería antigua. Me atrapó por completo, pero después de unas páginas lo abandoné porque eran muy densas las historias: encuentros sexuales, violaciones, fetos, y pensé que no era para mí. Pasó un año, viajé a Rosario para la presentación de Humano, agarré un libro de mi biblioteca para que me acompañe en el viaje y no sé por qué fue Los Extraños. Al final de la presentación se me acercó un hombre que me dijo que era antropólogo y que quería entrevistarme. También me dijo que era parte de la Fundación Mesa Verde, recordé haber escuchado ese nombre en algún lado y entonces saqué el libro Los Extraños de la mochila y Berlanda era quien presidía la fundación. El hombre era Diego Viegas (abogado, antropólogo e investigador). Quedamos en almorzar al día siguiente.
—Entonces, “Testigo de otro mundo” se cocinó en Rosario.
—Literal. De hecho, en una charla en la cocina del departamento de Diego. Comimos unas pizzas y ahí fue cuando Berlanda y Viegas me contaron sobre uno de los casos más emblemáticos que investigaron que fue el del Juan Óscar Pérez. Así comenzó todo.
—Como director, ¿hubo un compromiso desde lo humano con el protagonista?
—Trabajé mucho en la parte de la hipótesis del documental, me había planteado que la película pudiese demostrar la existencia del fenómeno ovni como un fenómeno que reside en otra dimensión, o que tendría algún tipo de vínculo con la conciencia humana y enfocarme en la parte dura, en la evidencia y en cómo poder demostrar eso. Pero cuando estoy empezando a trabajar con Juan (Gómez), y veo su fragilidad, la cosa cambió y sentí que me tenía que centrar en la sanación de Juan, más allá de la demostración empírica sobre el fenómeno en sí.
—¿Cómo viviste como cineasta, productor y director estos últimos cuatro años?
—Mal, muy mal. Me dije a mí mismo que jamás iba a producir una película en la Argentina porque la pasé súper mal, sobre todo en el después. Estuve muy deprimido por cuestiones coyunturales que no tienen que ver con el hecho artístico en sí, sino con lo económico. Uno tiene un presupuesto que está hecho en pesos, después nos agarraron dos devaluaciones, teníamos la plata muy justa.
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