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Festejos en un Día del Niño especial

Fue en una institución que resultó blanco de un feroz enfrentamiento entre bandas en marzo, que dejó dos pibes de 6 y 8 años baleados. Consiguieron incluso vencer el lógico miedo y suman a más pequeños al juego en Casiano Casas y Washington.

Mientras el animador Max Maraval y su compañero el payaso Leoncio hacían de las suyas ayer ante cientos de familias, niños y adultos en un improvisado escenario en el club Defensores de América, las risas y la alegría de los más chicos parecían hacer olvidar el feroz enfrentamiento entre bandas ocurrido hace más de cuatro meses y que terminó con dos chicos de 6 y 8 años baleados cuando practicaban fútbol en una de las canchitas del predio. La institución, ubicada en Casiano Casas y Washington, sufrió en aquella ocasión uno de los más graves incidentes desde que se fundó hace más de una década.

Dicen que el tiempo cura las heridas y algo de eso habrá de ser cierto: el club, cuya comisión directiva está formada íntegramente por mujeres, ya consiguió los materiales para levantar un tapial, tal como habían pedido a las autoridades municipales y provinciales tras lo sucedido.

“Ya tenemos los ladrillos, están ahí”, dijo Miriam Monges, presidenta del club, mientras señalaba los bloques de cemento apilados a un costado de una precaria construcción. La mujer también contó, con orgullo, que les entregaron pintura roja y blanca para mejorar un paredón que se levanta en uno de los costados y que muchos vecinos y padres de los niños que entrenan allí se pusieron a trabajar, pincel en mano.

Sin embargo, Monges se lamentó de que haya adolescentes del barrio que jugaban en el predio que hoy están “en las malas, con problemas de adicciones y algunos en tratamiento”. Pero aseguró que hubo chicos que, si bien se alejaron de la institución, se acercaron a dar una mano con la pintura y hasta le pidieron que les dejaran escribir las siglas del club. “Los 13, los 13 años es la edad en que siguen para adelante con la escuela y sus cosas o agarran para otro lado, es la edad crucial”, repite Miriam una y otra vez.

Una tarde de sol y juegos

Si bien en el club todos los años se festeja el Día del Niño, la tarde de ayer fue especial: algunos pibes, con camisetas de distintos equipos de fútbol, pateaban la pelota en las dos canchas con que cuenta el predio, otros jugaban apasionados al metegol en dos máquinas ubicadas en los costados del césped. Banderines y globos de colores adornaban el espacio en donde más de 200 chicos se reían a carcajadas con las monerías del dúo cómico que animó la jornada.

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Tanto padres como miembros del cuerpo técnico, cuando dialogaron con El Ciudadano, prefirieron soslayar lo ocurrido pero lamentaron que, aunque las actividades se retomaron con normalidad cuando solicitaron a las autoridades la presencia de un móvil policial durante el desarrollo de las prácticas, la categoría de los más chicos que quedaron en medio de la balacera –de entre 5 y 6 años– no volvió a los entrenamientos.

“Los que nos pasó le pudo pasar a cualquiera, pero seguimos con normalidad trabajando y hoy, recibiendo a algunos chicos que no son del barrio”, aseguró Javier, uno de los directores técnicos del club.

Para Monges, sin la ayuda de las autoridades municipales la situación hubiera sido más complicada. “No tengo palabras de agradecimiento, sobre todo para los responsables del área de Deportes, de Villa Hortensia y de Laura Capilla de Desarrollo Social y a todos sus compañeros, que nos dieron inmediatamente una ayuda concreta y no se fueron en promesas”, señaló.

Actualmente, la comunidad del club está más unida que nunca. Incluso hay chicos que ingresaron a jugar luego del incidente.

De acuerdo a  testimonios que recogió este medio, el martes 29 de marzo a las 19.20, mientras las categorías de los más pequeños practicaban en el predio, personas que se desplazaban en varios vehículos, quienes presuntamente buscaban al hijo de una mujer que, dicen los vecinos,“vende falopa” por la zona, iniciaron una balacera, efectuando entre 50 y 60 disparos. El “pudo haber sido una tragedia”, frase que repitieron hace meses padres, niños y vecinos, ayer pareció haber quedado en suspenso.

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